Tiene 31 años y vivió 14 años con un secreto que no ha dejado de atormentarlo.
Era un adolescente cuando un “baba”, como se conocen a predicadores, curanderos y sanadores espirituales en India, lo violó.
“Fue tan doloroso que por casi dos semanas me costó caminar”, le cuenta Akram (nombre ficticio para proteger su identidad) a la BBC.
Prefiere hablar desde el anonimato de una situación que ha afectado a miles de niños en India.
Se estima que cada 15 minutos, un menor de edad es abusado sexualmente en ese país.
Esa escalofriante cifra la dio a conocer, en diciembre de 2017, la Oficina Nacional de Registros de Crímenes.
Esa entidad gubernamental también indicó que en 2016, fueron reportados 36.022 casos de abusos sexuales a menores de edad.
En el caso de Akram, su propia familia se acercó a su perpetrador porque quería recibir “bendiciones”.
Tres veces
“Mi tío había sufrido una gran pérdida en su negocio. Por eso fue a ver si este sanador espiritual podía ayudarlo y él le dijo a mi tío que sus Jinns (espíritus piadosos) solucionarían todos sus problemas”.
“Y que ellos solo le hablaban a niños de entre 10 y 14 años”.
“El primer día de mi encuentro con él, le dijo a mi tío que me dejara allí por la noche porque sus Jinns solo trabajaban en la noche”.
Cuando el predicador lo violó la primera, sintió que se le salía el alma.
“Fue tan doloroso que sentí como si mi alma abandonara a mi cuerpo. Quería gritar, pero me tapó la boca con su mano y dijo: ‘Solo cinco minutos más’. Cuando terminó, me amenazó con que si le decía a alguien, sus Jinns destruirían mi vida”.
“En un año fui violado tres veces. Nadie de mi entorno supo lo que pasó. Tenía mucho miedo de hablarlo con alguien. De alguna manera, sabía que había quedado atrapado”.
El estigma
Akram no quiere revelar su nombre por temor a ser estigmatizado.
«Me tomó 14 años darme cuenta que no fue mi error y que no había razón por la cual no debiera hablar sobre esto», le dijo el joven a la BBC | BBC
Y es que como le sucedió a él, muchas víctimas sufren en absoluto silencio por temor a ser señalados.
Por eso, muchos casos nunca llegan a ser reportados.
“Es muy lamentable que nadie de mi familia, de mis parientes, de mis amigos o mis maestros en la escuela se dieran cuenta de que algo me estaba pasando”, dice.
“Me tomó 14 años darme cuenta de que no fue mi error y que no había razón por la cual no debiera hablar sobre esto”.
“Después de 14 años, un día escuché a un policía decir por televisión que si alguien había sido abusado por este sanador espiritual, que por favor denunciara”.
“En ese momento es que me di cuenta que había otros casos en contra de la misma persona”.
El rol masculino
“La sociedad nos ha dictado normas para los hombres, de la misma manera que lo ha hecho para las mujeres. Hay mucho estigma y tabú alrededor del abuso sexual de hombres. Las reglas del género masculino indican, desde muy temprana edad, que los hombres tienen que ser dominantes, fuertes, independientes y no víctimas”, señala la psicóloga Ufra Mir.
Decenas de movilizaciones se han llevado a cabo en India para luchar contra los abusos sexuales a menores de edad | AFP
“La sociedad cuestiona la masculinidad de un hombre si ha pasado por un abuso y lo etiqueta como ‘no masculino’”, indica la experta.
En 2002, la Organización Mundial de la Salud identificó la violencia sexual contra los niños y hombres como un problema significativo que ha sido en gran parte descuidado.
«Existe una renuencia general a hablar sobre el abuso sexual infantil, especialmente si la víctima es un varón. Por eso, todos los días, muchos de estos casos no se denuncian», explica Hakim Yasir Abbas, profesor de Derecho de la Universidad de Cachemira.
El gobierno de India introdujo la pena de muerte a quien viole a un menor de 12 años.
El hombre con quien conversó la BBC ha emprendido, junto a otras víctimas, una batalla legal contra el predicador.
Tras su terrible experiencia, Akram se convirtió en un activista por los derechos de los niños y no sólo busca leyes más duras contra los abusos sino mayor educación para que los menores de edad no tengan miedo de hablar.