«Teníamos una soga al cuello y ahora, un camino por recorrer», dijo el presidente de Argentina, Alberto Fernández, este viernes al anunciar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar la deuda por 44.500 millones de dólares contraída en 2018.
Argentina mantenía desde 2020 una dura negociación con el FMI para refinanciar la deuda que el país asumió durante el gobierno de Mauricio Macri en medio de una crisis monetaria.
Este año vencían unos 19.000 millones de dólares -la mitad de las reservas del Banco Central- y sólo en el primer trimestre el país debía cancelar 3.900 millones de dólares, un compromiso que, según las autoridades del país sudamericano, era imposible de satisfacer en un contexto en que la pandemia de covid-19 golpeó con fuerza las finanzas de la nación.
En paralelo, el FMI informó que las partes llegaron a «un entendimiento sobre políticas clave como parte de sus discusiones en curso», pero remarcó que las conversaciones continuarán en las próximas semanas para conseguir «un acuerdo técnico».
Para entrar en vigencia el acuerdo ahora debe ser aprobado por el Congreso de Argentina y el directorio ejecutivo del FMI.
Este es un nuevo paso en las negociaciones que Argentina ha tenido que llevar a cabo durante los últimos años para enfrentar sus compromisos financieros.
«Ver la letra chica»
En 2020 había llegado a un acuerdo con acreedores privados para reestructurar una deuda por casi 70.000 millones de dólares.
Con una pobreza superior al 40% de la población y una inflación de 50% en 2021, Argentina no estaba dispuesta a aplicar las políticas de ajustes que tradicionalmente el FMI impone en esta clase de negociaciones.
«En comparación con otros anteriores que Argentina firmó, este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo», indicó Fernández.
«No nos impone llegar a déficit cero, no impacta en servicios públicos, no relega el gasto social», apuntó.
Dirigentes de la coalición opositora Juntos por el Cambio pidieron «ver la letra chica» del acuerdo, mientras que el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes, calificó la noticia como «un alivio».
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«Es muy importante que no se haya entrado en default», dijo en declaraciones a la prensa local, «pero no podemos perder de vista que todavía quedan cuestiones estructurales sobre las que se debe avanzar».
La noticia tuvo un impacto positivo en los mercados financieros, con una caída del «dólar blue» y un aumento del valor de los bonos y las acciones locales.
Estas son algunas de las claves del acuerdo:
1- Reducción gradual del déficit fiscal: Argentina se comprometió a cumplir con una meta de déficit fiscal primario de 2,5% del PIB en 2022; 1,9%; en 2023 y 0,9% en 2024.
2- Menor emisión monetaria, control de la fuga de capitales y engrosar las reservas internacionales.
3- Aumento del gasto en infraestructura y ciencia y tecnología y proteger programas sociales focalizados, uno de los puntos que reclamaba el kirchnerismo dentro del Frente de Todos.
4- Reducción de subsidios a la energía de manera progresiva.
5- Implementación de la política monetaria como parte de un enfoque múltiple para enfrentar la alta y persistente inflación.
6- Apoyo financiero adicional de los socios Internacionales de Argentina.
7- Avanzar hacia una estructura de tasas interés reales positivas y en la reconstrucción de la deuda pública en moneda local.
El acuerdo se extenderá por dos años y medio, prácticamente lo que le resta de mandato a Fernández, con revisiones trimestrales.