Estados Unidos alcanzó este jueves el techo de deuda y el Departamento del Tesoro emprendió de inmediato medidas especiales para evitar un incumplimiento de pagos que podría ser devastador.
Alcanzar el límite de deuda significa que el gobierno no puede pedir prestado más dinero, a menos que el Congreso acuerde suspender o cambiar el límite, que actualmente asciende a casi US$31,4 billones.
Típicamente eso es lo que sucede.
Desde 1960, los políticos se han movido para aumentar, extender o revisar la definición del límite de la deuda 78 veces, incluidas tres solo en los últimos seis meses.
Pero las nuevas tensiones en el Congreso, donde los republicanos acaban de tomar el control de la Cámara de Representantes y piden recortes de gastos, han generado inquietud ante la posibilidad de que los políticos demoren en reaccionar esta vez, lo que podría llevar a EE UU a un default intencional por primera vez en su historia.
¿Qué hará Estados Unidos ahora?
Para la mayoría de la población, el impacto debería ser apenas perceptible, al menos en los primeros meses.
El Departamento del Tesoro de EE UU puede manejar la situación tomando medidas para evitar que realmente se sobrepase el límite.
En el pasado, esto ha incluido pasos como suspender inversiones que se supone debe hacer en los fondos de beneficios de salud y jubilación para los empleados federales, y luego volver a cubrir esos fondos en una fecha posterior.
En una carta del 19 de enero, la secretaria del Tesoro, Janet Yelen, anunció algo parecido: un «período de suspensión de la emisión de deuda» para el Fondo de Jubilación y Discapacidad del Servicio Civil (Csrdf) hasta el 5 de junio, al igual que una suspensión de los pagos al Fondo de Beneficios de Salud para jubilados del servicio postal (Psrhbf).
«Por ley, el Csrdf y el Psrhbf se recompondrán una vez que se incremente o suspenda el techo de deuda», agrega la carta. «Los jubilados y empleados federales no se verán afectados por estas acciones».
Pero hasta los retrasos tienen un precio real.
El enfrentamiento sobre el tema en 2011 llevó a la agencia de calificación crediticia S&P a rebajar la calificación del país, una novedad para EE UU.
Los analistas gubernamentales han estimado que los retrasos ese año hicieron que el costo de los préstamos para el Tesoro de EE UU aumentara en al menos US$1.300 millones, ya que los inversores exigieron tasas más altas debido a la incertidumbre.
Los analistas esperan desde ya que el debate sobre el tema este año ponga nerviosos a los mercados financieros.
Después, ¿catástrofe económica?
Yellen estima que las medidas especiales pueden ganarle tiempo al país al menos hasta junio, momento en el cual el gobierno ya no podrá pagar sus cuentas.
Ese es el escenario que muchos analistas ven como una verdadera catástrofe económica.
En el caso de que se alcanzara, algunos dicen que las autoridades tendrían que hacer todo lo posible para evitar el incumplimiento de pagos.
Esto se traduce en encontrar formas de realizar pagos de intereses mientras otras obligaciones quedan pendientes, como los pagos a contratistas de defensa; los cheques del seguro social, que reciben millones de jubilados en todo el país; y los salarios de los empleados gubernamentales, incluyendo los militares.
Incluso algo tan básico como los pronósticos meteorológicos podría verse afectado, debido a que muchos dependen de los datos que recolecta el Servicio Meteorológico Nacional, entidad financiada por el gobierno.
Un incumplimiento podría arruinar la confiabilidad del país, lo que afectaría a los mercados financieros mundiales, donde la deuda de EE UU se mueve bastante ya que tradicionalmente se considera de bajo riesgo.
El dólar como moneda se debilitaría y los costos de endeudamiento aumentarían, al principio para el gobierno, pero en última instancia también para el público en general, lo que se vería reflejado en tasas de interés más altas para hipotecas, deudas de tarjetas de crédito y otros préstamos.
Llegar a ese punto no tendría precedentes y causaría un daño generalizado a la confianza del consumidor y a la economía, que ya se encuentra en un estado precario.
«El incumplimiento de las obligaciones del gobierno causaría un daño irreparable a la economía estadounidense, los medios de subsistencia de todos los estadounidenses y la estabilidad financiera mundial», advirtió recientemente Yellen.
¿Por qué se ha convertido en un problema cada vez mayor?
El límite de la deuda se introdujo por primera vez en 1917, como una forma de darle flexibilidad al gobierno para recaudar dinero durante la Primera Guerra Mundial.
En teoría, le da al Congreso una forma de controlar los gastos.
Pero las luchas por el techo se han vuelto cada vez más conflictivas, a medida que han aumentado tanto la polarización política como la deuda de EE UU (la cual casi se duplicó en una década).
Eso se debe en parte al importante gasto que el gobierno hizo durante la crisis financiera [de 2008] y durante la pandemia, pero además resulta del hecho de que el país ha tenido un déficit presupuestario constante, gastando más de lo que recauda, desde 2001.
Ahora, el techo de la deuda es una moneda de cambio política perenne.
La lucha de 2011 por este tema se resolvió cuando el entonces presidente Barack Obama acordó recortar gastos por valor de más de US$900.000 millones, lo cual llevó a que el límite de la deuda se redujera en una cantidad similar.
Algunos republicanos están presionando por recortes de gastos nuevamente esta vez, una posición que los demócratas han rechazado.