La aparición de las vacunas contra el coronavirus, creadas a una velocidad nunca vista en la historia, marcaron un antes y un después en la lucha contra la pandemia.
Pero las dificultades para producir las vacunas a una escala sin precedentes está causando dificultades en varias partes del mundo.
El primer gran escollo fueron los problemas con la producción y los temores sobre posibles riesgos de la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, que llevó a muchos países a tener que buscar alternativas.
Algunos optaron por las primeras vacunas estadounidenses que salieron al mercado: Pfizer-BioNTech y Moderna.
Pero cuestiones económicas (son las vacunas más caras) o geopolíticas llevaron a algunas naciones -entre ellas varias latinoamericanas- a apostar por una inoculación que aún no ha recibido el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud: la Sputnik V.
La vacuna rusa fue la primera en ser registrada en el mundo, el 11 de agosto de 2020, pero la falta de datos sobre su composición generó escepticismo en un comienzo.
Sin embargo, cuando en febrero pasado la revista científica The Lancet publicó los resultados de la tercera fase de ensayos, que mostraban que la Sputnik V era una de las vacunas más eficaces del mundo -con un 92% de protección-, el interés creció.
El Fondo Ruso de Inversión Directa (conocido como RDIF, por sus siglas en inglés), que comercializa Sputnik V en el exterior, afirma que 69 países han autorizado esta vacuna.
Y Rusia ha firmado contratos por más de 130 millones de dosis con algunas de estas naciones.
Pero, al igual que ocurrió con la AstraZeneca, la demanda ha sido mucho más alta que la oferta, y ahora la mayoría de los países que firmaron acuerdos para adquirir la Sputnik V están en problemas por falta de dosis.
Las dificultades tienen una particularidad: a diferencia de las otras vacunas de dos dosis, que usan el mismo componente en ambas vacunas, la Sputnik V utiliza componentes diferentes.
Y mientras que varios países se quejan porque no han recibido las cantidades pactadas de ambas dosis, algunos tienen un problema diferente: las vacunas que sí recibieron eran mayoritariamente del componente uno.
Esto ha llevado a que millones de personas que han recibido la primera dosis de la Sputnik V no estén pudiendo completar su inmunización por la falta de segundas dosis, que se han fabricado a una escala mucho menor que la primera.
Los más afectados
El problema más grande lo tiene Argentina, país que fue el primero en el mundo -junto con Bielorrusia- en empezar a utilizar la Sputnik V, el 29 de diciembre de 2020.
Argentina ha recibido hasta el momento solo un poco más de la mitad de los 20 millones de dosis que adquirió de la vacuna rusa, pero, de ese número, cerca de dos tercios fueron del primer componente.
El país sudamericano decidió vacunar al mayor número posible de personas con la primera dosis e inoculó a unos 9 millones de ciudadanos con el primer componente de la Sputnik V.
Pero, de ellos, menos de 2.5 millones han podido completar su esquema de vacunación.
Hoy, más de 6 millones de argentinos esperan el segundo componente (y casi un millón y medio de ellos ya superó el plazo máximo de tres meses recomendado entre dosis).
Una situación similar, aunque a una escala mucho menor, se vive en varios otros países de la región, incluyendo a México, Guatemala, Bolivia, Honduras, Paraguay y Venezuela.
El RDIF reconoció que hay «retrasos temporales» en el suministro de vacunas, que atribuyó a la popularidad de la Sputnik V.
«Dada la demanda mundial sin precedentes, todos los productores de vacunas están experimentando algunos problemas de suministro a corto plazo», publicó el 28 de julio en la cuenta oficial de la Sputnik V en Twitter.
Ante los reclamos del gobierno argentino, que tomaron estado público, tanto el Fondo como el gobierno ruso dijeron que su prioridad es inocular a su propia población.
«La vacunación de ciudadanos rusos contra la nueva infección por coronavirus ha sido y sigue siendo una prioridad absoluta para RDIF», dijo el organismo.
No obstante, ambos aseguraron que los países que firmaron contratos para obtener la vacuna rusa la recibirán.
«En lo que se refiere a las obligaciones con los mercados del exterior, incluida Argentina, éstas indudablemente serán cumplidas», dijo a finales de julio el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
«(El RDIF) Se encuentra en contacto con sus contrapartes para solucionar los problemas que inevitablemente surgen», agregó.
¿Cuál es el problema?
Pero, ¿por qué hay tan pocas segundas dosis?
Las autoridades rusas no han realizado comentarios sobre esta faltante.
En vez, han destacado las virtudes de la primera dosis, a la que han bautizado como «Sputnik Light».
«(Con) Una tasa de eficacia de aproximadamente el 80% supera la de muchas vacunas que requieren dos inyecciones», resalta el sitio oficial de Sputnik V.
Empresas rusas contratadas por el Estado para fabricar la vacuna señalaron a la agencia de noticias Reuters que el hecho de usar dos vectores diferentes para las dos dosis complica su fabricación.
«El producto es bastante difícil de hacer y hay que fabricar dos diferentes», explicó el director ejecutivo de Biocad, Dimitry Morozov, cuya compañía es una de las principales fabricantes de Sputnik V.
Las farmacéuticas citadas también dijeron que producir el segundo componente «es más difícil» que producir el primero.
Aunque no dieron detalles, una de las principales teorías es que el componente activo de la segunda dosis (que utiliza como vector al adenovirus 5) tarda más en desarrollarse que el primer componente (adenovirus 26).
Esto representaría un problema en un contexto en el que, según Reuters, «las plantas farmacéuticas tienen un suministro limitado en Rusia».
La BBC le consultó tanto al RDIF como a Biocad si, en efecto, el segundo componente tarda más en crecer, exigiendo así la capacidad de los biorreactores rusos, pero ninguno respondió.
A pesar de que muchos expertos en salud coinciden en que la efectividad de la primera dosis de la Sputnik V es alta, advierten que, ante la llegada de nuevas variantes del coronavirus, como la Delta, que es más contagiosa, es importante completar ambos ciclos de la inmunización.
Soluciones
¿Qué pueden hacer entonces quienes han recibido la primera dosis de la Sputnik y esperan la segunda?
La recomendación de las autoridades rusas es tener paciencia.
«El equipo de Sputnik V confirma que en el mes de agosto se resolverán por completo todos los retrasos temporales en la entrega del segundo componente de la vacuna», afirmaron en una nota de prensa publicada el 4 de agosto en la página oficial de la vacuna rusa.
En una carta enviada a la BBC en respuesta a un artículo del servicio ruso sobre la falta de vacunas, el RDIF detalló que «el volumen de producción de Sputnik V aumentará en agosto y, a partir de septiembre de 2021, habrá un aumento significativo de la producción».
No obstante, el organismo no dio detalles sobre cuántas de estas dosis serán del segundo componente.
Uno de esos socios citados es Laboratorios Richmond, de Argentina, que en febrero pasado firmó un acuerdo para producir la Sputnik V en Buenos Aires.
La ministra argentina de Salud, Carla Vizzotti, anunció que en agosto el laboratorio fabricará casi 3 millones de segundas dosis, con el principio activo enviado desde Moscú.
Combinación de vacunas
Son varios los países -incluyendo a Rusia- los que realizan pruebas para ver si la primera dosis de la Sputnik V puede ser combinada con una segunda dosis de otra vacuna.
Una estrategia similar se usó con éxito ante los problemas con la vacuna de AstraZeneca, llevando a muchos -incluyendo a la canciller alemana, Angela Merkel- a combinarla con otra inoculación.
Aunque aún no hay evidencia confirmada, muchos expertos creen que combinar vacunas podría incluso potenciar la producción de anticuerpos.
En su declaración al servicio ruso de la BBC, el RDIF dio su visto bueno a los estudios de combinación, pero negó que tuvieran relación con la faltante del componente dos de la Sputnik V.
«Sputnik V fue pionera en el uso de refuerzo heterogéneo («combinación de vacunas») mediante el uso de dos vectores adenovirales humanos diferentes para dos inyecciones (a diferencia de otras vacunas que usan el mismo mecanismo de administración dos veces)», señaló.
«RDIF fue pionera en la colaboración con otros fabricantes de vacunas cuando se acercó a AstraZeneca el 23 de noviembre (de 2020) para realizar un estudio colaborativo sobre combinaciones de vacunas. Los resultados preliminares de la investigación han confirmado la total seguridad y alta eficiencia de este enfoque», agregó.
«El interés en el estudio de la combinación de diferentes fármacos no está relacionado con los aspectos de fabricación o logísticos del suministro de vacunas y forma parte de la estrategia global de RDIF para aumentar la efectividad de las vacunas contra el coronavirus», aseguró.
Mientras que los resultados finales de la prueba rusa con AstraZeneca se darían a conocer recién en 2022, las autoridades sanitarias argentinas anunciaron que, en base a los resultados preliminares de sus propios estudios, realizados con el aval de Moscú, ya comenzarán a combinar la Sputnik V con la vacuna británica o con la estadounidense Moderna.
La investigación argentina, que aún continúa, contempla una serie de ensayos clínicos realizados en distintos puntos del país y coordinados de forma nacional, con unos 1.800 voluntarios.
Estas pruebas estudian la posible combinación de la vacuna rusa con las otras vacunas disponibles en Argentina: AstraZeneca y la china Sinopharm.
Tras la donación por parte del gobierno estadounidense de 3.5 millones de vacunas de Moderna a mediados de julio, el gobierno argentino anunció que también comenzaría a estudiar la posible combinación entre Sputnik y esta inoculación estadounidense.
El ensayo más avanzado es el de la capital, Buenos Aires, que comenzó el 7 de julio e incluye a 180 personas vacunadas con la primera dosis de la Sputnik V.
60 voluntarios recibieron la segunda dosis de la vacuna rusa, 60 fueron vacunados con AstraZeneca y 60 con Sinopharm.
«Alentadores»
Este miércoles, la ministra argentina de Salud, Carla Vizzotti, informó que, a un mes del comienzo de los ensayos en Buenos Aires, los resultados son «satisfactorios» y «alentadores».
Por este motivo, dijo que a los argentinos vacunados con una dosis de Sputnik se les dará la opción de recibir como segunda dosis la AstraZeneca o la Moderna.
«Es una posibilidad que se va ofrecer de forma voluntaria. Si hay alguien que prefiere esperar para completar su esquema homólogo, o sea, con la misma vacuna que inició (la Sputnik V), eso no es ningún inconveniente», afirmó.
La ministra también dijo que se permitirá el intercambio de las vacunas AstraZeneca y Moderna (la combinación que recibió Merkel), que fue investigada con éxito en Reino Unido.
Sin embargo, por el momento las autoridades argentinas descartaron realizar combinaciones con la vacuna Sinopharm.
Al igual que la RDIF, los funcionarios argentinos destacan que intercambiar la vacuna rusa con otras tiene sentido porque la Sputnik V «ya es una combinación».
El anuncio de Argentina será seguido con interés por los otros países que utilizan la vacuna rusa y se plantean cómo resolver el dilema de la escasez de segundas dosis.
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