Discreta, siempre en su lugar, con sentido de la responsabilidad y de servicio, profesional.
Son los adjetivos y expresiones que generalmente usan los expertos en la Casa Real y la prensa de España al referirse a Sofía, quien fuera la reina consorte hasta a la abdicación de su esposo Juan Carlos I en junio de 2014.
Es el miembro de la familia real española mejor valorado por la opinión pública de su país, incluso tras los escándalos que han involucrado en los últimos años a la monarquía y a su marido en particular.
Juan Carlos I ha abandonado España y se encuentra actualmente en Emiratos Árabes Unidos tras una serie de acusaciones de supuestos delitos financieros.
El caso, además, se dio a conocer a raíz de una grabación a la examante del rey emérito, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, conocida también como Corinna Larsen, una empresaria de 56 años nacida en Alemania pero de nacionalidad danesa.
Muchos se preguntan ahora en qué lugar deja todo esto a Sofía.
Periodistas que llevan varios años cubriendo la familia real española consultados por BBC Mundo coinciden en que poco cambiará para la reina Sofía.
«Es dentro de la familia real el personaje más querido, más respetado, y no creo que esto que ha ocurrido la perjudique a ella, sino todo lo contrario», opina Francisco Paniagua, quien cubre la Casa Real para la emisora Onda Cero.
Mantendrá su residencia en el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, lejos de su esposo, aunque esto no pareció sorprender a nadie.
«Los reyes (Juan Carlos y Sofía) llevan vidas separadas en lo personal desde hace 30 años», le dice a BBC Mundo Mabel Galaz, quien lleva más de 20 años cubriendo la Casa Real para el diario El País.
«Llegaron a un pacto por el cual se mantendrían unidos para desarrollar sus tareas que tienen que ver con la jefatura del Estado».
Con los hechos recientes, «a nivel personal se evidencia una vez más que llevaban vidas separadas y ya nadie lo oculta», considera.
¿Pero cómo llegó este matrimonio real hasta aquí y cuál fue el papel de la reina Sofía a lo largo de estos años?
Una princesa griega
La reina Sofía nació en Atenas el 2 de noviembre de 1938.
Primogénita de los reyes Pablo I y Federica de Grecia, pertenece a una de las casas reales más antiguas de Europa.
Siendo una niña conocería el exilio, ya que su familia tuvo que abandonar Grecia durante la II Guerra Mundial y la ocupación nazi, y la entonces princesa tuvo que pasar parte de su infancia en Egipto y Sudáfrica.
Pudo regresar a Grecia en 1946, aunque posteriormente se educó en el internado Schloss Salem en Alemania, donde la futura reina siguió los principios del profesor Kurt Hahn, basados en la disciplina y la independencia.
Allí también estudió el príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel de Inglaterra.
El exilio volvería a ser el destino de su familia décadas más tarde.
En 1967, el rey Constantino -hermano de Sofía- tuvo que salir de su país con su familia tras un golpe militar.
La democracia no regresaría a Grecia hasta 1974, pero eso no supuso el regreso de la monarquía, ya que en un referéndum nacional sostenido ese año ganó la opción de la república, poniendo fin a la monarquía griega.
No obstante, después de años de exilio en Londres, el rey Constantino y su familia viven actualmente en su país, donde reciben numerosas visitas de la reina Sofía.
El exilio tampoco le era ajeno al futuro rey Juan Carlos, quien nació en 1938 en Roma, donde la familia real española se había instalado tras la proclamación de la república en España en 1931, y posteriormente pasó sus primeros años en Estoril, Portugal.
Cuando tenía 10 años, el entonces joven príncipe hacia Madrid con el beneplácito de su padre, Juan de Borbón, para que se formara en España.
Era la primera vez que pisaba el país que después reinaría, gobernado por el general Francisco Franco con mano de hierro desde 1939, cuando terminó la guerra civil.
Sofía y Juan Carlos se conocieron en 1954, siendo adolescentes, pero no se comprometieron hasta 1961.
Contrajeron matrimonio el 14 de mayo de 1962 en Atenas y después se instalaron en el Palacio de La Zarzuela, donde nacieron sus tres hijos: la infanta Elena en 1963, la infanta Cristina en 1965, y el príncipe Felipe -ahora el rey Felipe VI- en 1968.
Años difíciles con un objetivo común
Los primeros años en la Zarzuela fueron un período de tensa espera para los príncipes Juan Carlos y Sofía, mientras Franco resolvía la cuestión sucesoria.
«Entonces no éramos nadie», le contó la propia reina a Pilar Urbano, autora de una de sus biografías.
Para gran parte de la opinión pública, además, Sofía era una forastera.
«Ella al principio fue vista como una extranjera, como una griega a la que le costaba hablar español», cuenta Galaz.
«Con el paso del tiempo, esa presencia suya a su lado (del rey emérito) a pesar de todo la situó en una posición muy buena».
Además, en aquella etapa de incertidumbre, resultó ser un apoyo fundamental para el entonces príncipe Juan Carlos en su objetivo de instaurar la monarquía.
«Ella fue un gran apoyo para él en aquellos años», dice Paniagua. «En aquella época aún vivía el general Franco, los dos tenían un objetivo común, y yo creo que ese objetivo les mantenía unidos como príncipes».
En 1969, Juan Carlos fue designado oficialmente por el general Franco como su sucesor en la jefatura del Estado.
Y seis años después, tras la muerte de Franco en 1975, tal como estaba previsto, Juan Carlos I fue coronado y asumió la jefatura del Estado, y Sofía se convirtió en la reina consorte, y protagonista de un nuevo período de la historia de España: la Transición democrática.
Una «gran profesional»
Juan Carlos y Sofía estuvieron al frente de la familia real española durante casi 40 años. Ahora lo está su hijo, el rey Felipe VI.
Durante esa etapa ha participado en incontables actos y viajes oficiales, tanto acompañada por el rey o sus hijos, como sola.
Su agenda se ha dedicado en gran parte a actividades sociales, humanitarias, culturales y a favor del medio ambiente.
También ha participado en proyectos internacionales sobre el desarrollo de la mujer rural y la expansión empresarial de las capas sociales más desfavorecidas a través del microcrédito.
Los expertos en la Casa Real española destacan su «sentido de servicio a la institución monárquica» y que siempre supo anteponer sus obligaciones con la Corona a su vida personal.
«Creo que ha sido una mujer muy práctica, sabiendo donde tiene que estar en cada momento y que ha sabido anteponer siempre, lo institucional, la Corona, su hijo, el futuro de su hijo, frente a lo que le pudiera estar pasando a ella personalmente», opina Paniagua.
Y la describe como cercana y con un sentido del humor muy agudo.
«Es una mujer que se compromete mucho y es fiel a sus compromisos y, sobre todo, su trabajo en la vida ha sido que su hijo fuera rey«, agrega Galaz.
Con todo, el corresponsal de Onda Cero considera que para ella su matrimonio no era simplemente un deber.
«A pesar de ser un matrimonio como todos los matrimonios de la realeza en aquellos años, un poco, en cierta medida, convenido, yo creo que al principio sí hubo una buena conexión entre ellos».
«Creo que hubo unos años de buena conexión, de felicidad matrimonial».
«Después pasan los años y supongo que la parte amorosa se va perdiendo y queda la parte de compromiso que los dos tenían, familiar y sobre todo institucional, porque los dos eran la figura de la Corona», opina.
El propio rey Juan Carlos se refirió a ella como una «gran profesional».
Y durante su pedida de mano en 2003, la ahora reina Letizia la calificó como «un ejemplo inigualable».
Le reconocen un perfil público intachable y una de las pocas veces que estuvo en el centro de la polémica fue por las supuestas declaraciones que le hizo a la periodista Pilar Urbano para su libro «La reina muy de cerca».
Según el libro de Urbano, la reina opinó de algunos asuntos de política y derechos sociales, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque el Palacio de la Zarzuela nunca admitió que el libro estuviera hecho con la colaboración directa de la reina, algo que siempre ha defendido su autora.
Los momentos más difíciles
Ese «profesionalismo» con el que Sofía ha desarrollado su papel como reina ha quedado patente cuando «incluso en los momentos más complicados ha permanecido más que al lado de don Juan Carlos, al lado de la Corona«, considera Galaz.
Uno de esos momentos fue cuando el rey emérito se rompió la cadera en un accidente mientras estaba cazando en Botswana en 2012, en un viaje en el que estaba acompañado por Corinna Larsen.
La periodista de El País fue quien dio esa noticia y publicó la famosa foto con el elefante.
«Yo recuerdo esos días aquí en Madrid, cuando al rey lo operaron de la cadera que durante las primeras 24 horas la reina Sofía no apareció en el hospital y a nadie nos extrañaba porque se había destapado lo que era un secreto a voces: la presencia de Corinna en la vida del rey», le cuenta a BBC Mundo.
«Ella estaba en Grecia pasando la Pascua con su hermano Constantino.
«El entorno del rey, sus consejeros le hicieron ver que tenía que volver a Madrid e ir al hospital a ver al rey y llegar a una solución por la institución», agrega Galaz.
En la prensa española se han ventilado otras infidelidades del rey emérito. La propia Larsen hizo referencia a ellas en una entrevista concedida en exclusiva a la BBC.
En dicha entrevista dio detalles de la relación romántica que mantuvo con Juan Carlos I entre 2004 y 2009. Contó que una vez le preguntó al rey cómo encajaría todo la reina Sofía.
«Dijo que tenían un acuerdo para representar a la Corona, pero que tenían vidas totalmente diferentes e independientes. Y el rey acababa de salir de una relación de casi 20 años con otra mujer que también ocupó un lugar muy importante en su corazón y su vida».
En ese sentido, Galaz dice que la reina Sofía «siempre ha antepuesto su obligación a sentimientos personales y por eso ha aguantado cosas que en otras circunstancias son difíciles de entender».
«Y ha hecho todo eso por sentido de la responsabilidad, porque es hija de rey, hermana de rey y porque para lo que siempre ha trabajado es para que su hijo Felipe llegara un día a ser rey».
El incidente de Botswana se produjo cuando España pasaba por una profunda crisis económica y causó indignación en el país, marcando un punto de inflexión en la imagen pública del monarca, que dos años después abdicaría en su hijo.
No así en la de la reina Sofía. «Conforme la popularidad del rey descendía alarmantemente, mejoraba la de ella», apunta Galaz.
Durante los últimos años, la familia real española también ha tenido que afrontar el estallido del caso de corrupción Nóos, por el que Iñaki Urdangarín, marido de la infanta Cristina y cuñado del actual rey Felipe VI, está en prisión.
Los expertos prevén que la marcha del rey Juan Carlos a Emiratos Árabes Unidos no alterará demasiado las cosas para ella.
«En lo personal entiendo que (su marcha) no es nada agradable para ella, más que nada por la imagen, porque en cuanto a sentimientos llevan tiempo haciendo una vida alejada», considera Galaz.
Desde 2014, Sofía, ya como reina emérita, mantiene cierta presencia en actos oficiales y su labor en la Fundación Reina Sofía, muy relacionada con la investigación del Alzheimer, y con proyectos que tienen que ver con el medio ambiente y la cultura, temas que a ella siempre le han interesado.
«Cuando ya se decidió que el rey Juan Carlos no tuviera agenda oficial, (el Palacio de la) Zarzuela dejó claro que la reina Sofía mantendría la actividad que ella deseara», explica Galaz.
«Su hijo (el rey Felipe VI) se va a ocupar de que tenga el reconocimiento y el papel que a su juicio se merece independientemente de cuál sea el futuro de Juan Carlos», agrega.
En los últimos días acudió, como es habitual, a la residencia estival de la familia real española en Palma de Mallorca, para mostrar una imagen de normalidad.