Acosar sexualmente a sus alumnas se ha convertido en una práctica habitual entre muchos profesores de algunas de las universidades más prestigiosas de África. Sin embargo, pese a que el abuso es endémico, casi nunca ha sido probado.
Un equipo del programa Africa Eye de la BBC investigó lo que ocurre a puerta cerrada en algunos despachos de la Universidad de Lagos (Nigeria) -definida como «el orgullo de la nación»- y en la Universidad de Ghana, la más antigua y grande de las cinco universidades ghanesas públicas.
Decenas de testimonios e imágenes con cámara oculta prueban el acoso sexual al que son sometidas algunas jóvenes que estudian en esos centros por parte de sus profesores, a cambio de calificaciones positivas en sus expedientes.
Las grabaciones muestran a varios catedráticos insinuándose a sus alumnas.
«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», «las niñas buenas como tú siempre son vulnerables» o «apaga las luces y cierra la puerta con llave, que te besaré un minuto», son algunas de las frases que utilizan para acosarlas.
La reportera Kiki Mordi, quien conoce de primera mano lo devastador que puede llegar a ser el acoso sexual, fue la periodista a cargo de esta investigación.
«Cuando iba a la universidad fui acosada sexualmente«, cuenta Mordi, nacida en Port Harcourt, en el sur de Nigeria.
«Y no soy la única. El acoso sexual lleva décadas siendo un problema en África occidental».
Durante más de un año, la BBC investigó y grabó con cámara oculta lo que ocurría en el interior de la Universidad de Lagos y la Universidad de Ghana.
«Esto lleva años ocurriendo. Cada año, en cada departamento, con cada estudiante, siempre hay una historia», declaró una joven en Lagos, Nigeria, al ser interrogada al respecto.
«Nadie quiere escuchar, nadie quiere creer a las víctimas. Es una locura», explicó otra chica. «Conozco a muchas [estudiantes] que han sido acosadas y nadie hace nada».
Mordi estuvo nueve meses en Lagos investigando el asunto.
Allí habló con alumnas y exalumnas de la Universidad de Lagos, cuyos testimonios la condujeron a un catedrático de la Facultad de Artes.
Se trataba de Boniface Igbeneghu, un exdecano que además es pastor en la sede local de la iglesia cristiana cuadrangular, un movimiento evangélico con arraigo en el país.
«Te pedía que fueras a su oficina, cerraba la puerta con llave y a veces te quería toquetear; otras, acostarse contigo», contó una exalumna sobre él. «Le gusta elegir a las estudiantes problemáticas porque sabe que son muy vulnerables«.
Otra joven que dijo haber sufrido acoso por parte de él contó que ha intentado suicidarse hasta cuatro veces desde que se graduó. «Nunca di mi consentimiento [para que me tocara]», expuso.
Varias estudiantes más declararon que Igbeneghu había abusado de ellas.
La BBC envió a una periodista infiltrada para que se reuniera con él personalmente.
La reportera se hizo pasar por una chica de 17 años -por debajo de la edad legal de consentimiento sexual en el país- que acababa de completar la secundaria y que buscaba ser admitida en la Universidad de Lagos, también conocida como Unilag.
Él la invitó a su despacho con la excusa de hacer varias tutorías.
Cada vez que estaba en su oficina, la periodista tenía acceso a un «botón de pánico» para que alguien del equipo de la BBC saliera en su rescate si lo necesitaba.
Poco después del primer encuentro con ella, Boniface Igbeneghu comenzó a hacerle comentarios sobre su apariencia.
Estos son extractos de aquella primera reunión.
— Siéntate. ¿Cuántos años tienes?
— 17.
— ¿17? Y pareces muy mayor. ¿No sabes que eres una chica bonita? ¿Lo sabes? No eres bonita, eres muy bonita.
— ¿Sabes que soy pastor [ministro cristiano]?
— Lo sé.
— Bien. ¿Sabes que tengo 50 y tantos años?
— OK.
— Lo que te sorprenderá es que incluso ahora, a mi edad, si quiero una chica de tu edad, una de 17 años, todo lo que tengo que hacer es darle cumplidos y ponerle un poco de dinero en la mano, y la consigo.
— ¿En serio?
— Sí.
Días más tarde, Igbeneghu le invitó a una segunda cita y le pidió que rezara con él.
Aquel rezo fue algo desconcertante.
Le hizo repetir las siguientes frases como parte de una «confesión» que él escuchaba sonriendo: «Acepta que tú eres mi señor y mi dios. Guíame y dirígeme por el camino correcto. Gracias, Jesús».
Después le estrechó la mano y le dijo riendo: «Bienvenida al reino de Dios. No te preocupes por la admisión. Trabajaré en ello«.
Pero antes de acabar, le interrogó sobre su vida sexual.
«¿A qué edad empezaste a conocer hombres? ¿A qué edad empezaste a tener sexo?», quiso saber. «Te garantizo que tu madre no sabrá nada de lo que hablemos aquí».
«Nada de lo que pase entre tú y yo… nadie sabrá sobre ello, ¿entendido? Así que siéntete libre».
En otra reunión le habló de una sala -«la sala fría»- en la que los profesores intiman con las alumnas y «se morrean con ellas» y «les tocan los senos y todo su cuerpo».
También le dijo que el «beneficio» de aquel intercambio para las alumnas es obtener buenas notas: «Pagan por ello con su cuerpo. Ninguna cosa buena es gratis».
En citas posteriores en su despacho, le recordó que debía ser «obediente» si quería ser admitida en Unilag.
«¿Quieres que te bese?», le llega a preguntar en varias ocasiones. «Si quieres que te bese, apaga la luz, cierra la puerta con llave, te besaré un minuto. Eso es lo que hacen en la ‘sala fría'».
A continuación, apaga las luces y cierra la puerta con llave: «Es hora de experimentar la ‘sala fría’«, le dice, rogándole que se acerque a él. Ante su negativa, él se acerca a ella y comienza a tocar su pierna y abrazarla, hasta que la libera cuando le pide ir al baño.
A su regreso, se ríe: «Eres muy rígida, eres un bebé». Y le amenaza: «Te llamaré para que vengas otro día. Si no vienes, le contaré a tu mamá que me desobedeces«.
Mientras tanto en Ghana, otro equipo de la BBC trabajó en una investigación paralela.
Semanas de laboriosas entrevistas con alumnas de la Universidad de Ghana condujeron hacia Paul Kwame Butakor, de la Facultad de Educación.
De nuevo, la BBC envió a a una periodista encubierta, en este caso una estudiante de último curso interesada en hacer un máster.
En la segunda reunión, él comenzó a piropearle:
«¿Cuántos chicos te han dicho hoy lo guapa que eres?», le dijo, preguntándole una y otra vez si podía ser su «chico secundario», que, según él, significa un «segundo novio».
«Yo puedo ser tu secundario y tú mi secundaria, aunque mi esposa está fuera del país…«, agregó. «No te meteré en problemas, en serio. No seré una distracción en tu vida. Déjame ser tu chico secundario«.
Después le ofreció unas prácticas laborales en su departamento (Educación), aunque le dijo que la fecha para las solicitudes ya había expirado.
¿Qué dicen las universidades?
Las políticas universitarias prohíben a los profesores tener relaciones sexuales con sus estudiantes cuando están en posición de tener influencia en su educación o su carrera.
Los comportamientos insinuantes son considerados mala conducta profesional.
Butakor le dijo a la BBC que niega rotundamente cualquier coqueteo con la reportera o cualquier otra estudiante, asegurando que cumple con todas las normas de la universidad relativas al acoso sexual.
También dijo que no tenía intenciones de tener citas con ella o de evitar los procedimientos regulares para asegurarle un puesto a cambio de sexo.
La Universidad de Ghana indicó que considera las acusaciones de mala conducta hacia Bukator muy preocupantes. Le explicó a la BBC que tiene una política proactiva para evitar el abuso sexual y que se compromete a erradicar el problema.
Dijo que despediría a cualquier miembro del personal contra quien se haya probado evidencia de irregularidades.
En cuanto a Boniface Igbeneghu, no respondió a varias solicitudes de comentarios por parte de la BBC sobre las acusaciones de abusos sexuales.
Sin embargo, horas después de la publicación de esta investigación en inglés -con gran repercusión en las redes sociales- fue suspendido de su cargo por parte de la Universidad de Lagos y también expulsado de la iglesia en la que era pastor.
La Iglesia cuadrangular dijo en un comunicado que no aprueba la «conducta sexual inapropiada» de Igbeneghu.
La Universidad de Lagos, por su parte, niega haber protegido a profesores implicados en casos acoso sexual y dice que investigará más a fondo los nombres citados en el reportaje.
La entidad académica no quiso dar más explicaciones respecto a la «sala fría» de la que habló Igbeneghu frente a la cámara oculta de la BBC.
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