Es uno de los grandes misterios de la guerra en Ucrania.
Más de tres semanas después del inicio de la invasión el 24 de febrero, Rusia no ha sido capaz de controlar los cielos del país vecino, pese a tener una de las fuerzas aéreas más grandes del mundo.
Ha ido contra todos los pronósticos: cuando las tropas del Kremlin se aglomeraban alrededor de Ucrania en los meses pasados, la inteligencia occidental y expertos de todos lados coincidían en que sería cuestión de dos o tres días hasta que los aviones de guerra ruso impusieran su supremacía sobre el espacio aéreo del país vecino.
«Es un hecho desconcertante desde el punto de vista de la estrategia militar», le dice a BBC Mundo Walter Dorn, profesor de Estudios de Defensa del Royal Military College of Canada (RMC).
«Pese a tener una fuerza aérea en números de equipos y potencia de fuego notablemente inferior a la rusa, los ucranianos todavía están volando y sus defensas aéreas todavía se consideran viables», agrega.
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Y es que, de acuerdo con el experto, el control de los aires es una de las bases fundamentales de toda guerra moderna, dado que garantiza el avance de las tropas por tierra y limita fuertemente el movimiento de las fuerzas enemigas.
En un informe publicado la pasada semana, el Royal United Services Institute (RUSI), el principal grupo de expertos en defensa y seguridad de Reino Unido, señalaba que, tras el inicio de la invasión, destruir las defensas aéreas ucranianas era «el próximo paso lógico y ampliamente anticipado, como se ha visto en casi todos los conflictos militares desde 1938».
Sin embargo, esto no ha ocurrido y el ejército ucraniano, aunque ha sufrido también numerosas pérdidas, ha anunciado que ha derribado numerosos aviones rusos a lo largo de los combates.
De hecho, multitud de videos en redes sociales, cuya legitimidad ha sido confirmada por expertos militares, muestran cómo aviones de combate y helicópteros rusos caen a la deriva, envueltos en llamas.
La resistencia aérea de los ucranianos ha sido tan sorpresiva que ha llevado incluso a la creación de leyendas urbanas, como el llamado «fantasma de Kiev», un supuesto piloto que ha derribado numerosas aeronaves rusas.
Pero ¿cómo se explica esta situación?
Superioridad aérea
De acuerdo con Dorn, la supremacía aérea «significa el control total de los cielos», incluida la capacidad de volar en cualquier lugar, en cualquier momento, con poco o ningún riesgo de ser derribado.
«La supremacía del aire brinda el beneficio de una tercera dimensión del espacio. Y también niega ese beneficio al enemigo», explica.
Los expertos militares coinciden en que Rusia tenía la capacidad militar de controlar rápidamente los cielos de Ucrania dado su poderío militar.
De acuerdo con datos de Global Firepower, la VKS -la fuerza aérea de Rusia- es la tercera más grande del mundo, solo superada por las de EE.UU. y China.
Al inicio del conflicto, Moscú contaba con 1.391 aviones de guerra (frente a 132 de Ucrania) y 948 helicópteros (los ucranianos solo tenían 55).
Mientras, el presupuesto general de defensa de Rusia, de US$45.800 millones, es casi 10 veces mayor que el del país vecino.
Según le explica a BBC Mundo Jennifer Cafarella, jefa de gabinete del Instituto para el Estudio de la Guerra, los rusos también han utilizado y entrenado sus fuerzas aéreas con anterioridad para el combate, como lo hicieron durante la guerra de Siria.
«La contribución central que hicieron los rusos al comienzo de la intervención en Siria fue la introducción de su poderío aéreo, que fue decisivo para habilitar un grupo de milicianos pro-Asad, incluidas las milicias sirias y los grupos de combatientes extranjeros proporcionados por Irán», dice.
«El poder aéreo ruso fue suficiente para permitir que estos grupos lograran una gran victoria en el campo de batalla», agrega.
Sin embargo, analistas militares y reportes de inteligencia sugieren que el Kremlin, por motivos que no están claros, decidió no desplegar una gran avanzada de su fuerza aérea en Ucrania.
«Parece bastante obvio ahora que Rusia creyó que podría tomar Ucrania mucho más fácilmente, que no iban a encontrar la resistencia que ha tenido», señala Dorn.
«Esta suposición, al parecer, los llevó a no tener las fuerzas aéreas listas para ser desplegadas, aunque también hay reportes que indican que hay cierto temor entre los generales rusos de causar grandes pérdidas a su costosos aviones», agrega.
Falta de claridad
De acuerdo con Dorn, otro posible factor es que existe evidencia de que las tropas rusas no tenían claro el tipo de misión al que se enfrentaban.
«Todo indica que los rusos les dijeron a sus efectivos que iban a realizar ejercicios y luego se han visto por sorpresa en el fuego real. Esto tiene un impacto tanto psicológico como táctico, porque las fuerzas no estaban totalmente preparadas para hacer este tipo de cosas», indica.
En ese sentido, Cafarella cree que el factor moral, un elemento decisivo en el campo de batalla, también puede estar jugando de forma diferente en los dos bandos.
«Parte de lo que estamos viendo en Ucrania es simplemente el factor desconocido de lo que sucede cuando dos países, dos fuerzas militares, van a la guerra», considera.
«Al parecer, los rusos tienen un problema moral muy serio porque sus fuerzas no esperaban pelear esta guerra y no estaban mentalmente preparadas para la escala del combate que iban a enfrentar. Los ucranianos, en cambio, están luchando por su patria, por lo que la moral ucraniana es muy alta, dado que tienen una claridad de propósito», agrega.
El informe de RUSI indica que puede haber otra causa mayor, pese a la experiencia que ganó parte de la fuerza aérea rusa durante su incursión en la guerra en Siria.
«Si bien el fracaso temprano de la VKS para establecer la superioridad aérea podría explicarse por la falta de alerta temprana, capacidad de coordinación y suficiente tiempo de planificación, el patrón continuo de actividad sugiere una conclusión más significativa: que la VKS carece de la capacidad institucional para planificar, informar y volar operaciones aéreas complejas a gran escala«, indica.
La respuesta de Ucrania
Los expertos militares coinciden en que más allá de los errores estratégicos que han cometido las fuerzas rusas, un factor fundamental que ha permitido a los ucranianos mantener el control sobre su espacio aéreo es la implementación de una táctica creativa, que se adapta a las limitaciones y circunstancias.
Al tener una fuerza aérea más pequeña, se han concentrado en ataques puntuales y no en grandes despliegues, lo que les ha servido para encauzar sus recursos.
«Aunque es mucho más pequeño, el ejército ucraniano es profesional y tiene muy buenas armas. También han recibido entrenamiento de las fuerzas de la OTAN, incluidos Canadá y Estados Unidos», señala Dorn.
El analista militar apunta que otro factor fundamental es que, desde antes de que empezara el conflicto, países aliados comenzaron a enviar ayuda militar a Ucrania, incluidos misiles tierra-aire, que han ayudado a impedir que Rusia logre esta supremacía aérea.
El inicio de la invasión a Ucrania llevó también a que numerosos países de Occidente le enviaran apoyo militar a Kiev, incluso naciones que por años habían mantenido un estatus neutral, como Alemania.
Análisis militares muestran que los ucranianos han hecho un uso estratégico de los drones turcos TB-2 y de drones de reconocimiento Raven, que han servido no solo para ataques contra naves enemigas, sino también para fuerzas en tierra.
El miércoles pasado, el presidente de EE.UU., Joe Biden, anunció que su país destinará US$800 millones en ayuda militar a Ucrania, incluidos armamentos como drones que pueden convertirse en bombas voladoras y armas antiaéreas que pueden disparar a helicópteros desde el cielo.
Sin embargo, el control del espacio aéreo ha sido también un punto de tensiones entre Ucrania y Occidente.
Desde que comenzó la invasión, la demanda más frecuente del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, a sus aliados occidentales ha sido la del establecimiento de una zona de exclusión área sobre su país, lo que implicaría que la OTAN tendría que derribar los aviones rusos que cruzaran su espacio aéreo.
La tentativa de Polonia de entregar aviones MIG-29 a Ucrania también generó roces entre Estados Unidos y la Unión Europea, ante el temor de que Rusia considerara que Occidente había ido muy lejos al donarle aviones a Kiev.
Futuro incierto
Los analistas coinciden en que el hecho de que Rusia no haya logrado aún la supremacía aérea contra Ucrania no implica que no lo pueda conseguir en los próximos días o semanas.
«La VKS puede comenzar repentinamente a montar operaciones aéreas complejas a gran escala comparables a las que realizan rutinariamente los estados de la OTAN y otras fuerzas aéreas modernas, como Israel», advierte el informe de RUSI.
Sin embargo, analistas como Dorn están más preocupados de que la falta de avances en el campo de batalla pueda llevar a Putin a tomar decisiones más desesperadas, incluido el uso de armamentos hasta ahora nunca utilizados.
The first evidence Russia is using loitering munitions in Ukraine. This looks like a Kalashnikov ZALA Aero KUB-BLA loitering munition. https://t.co/O832OSUKSm pic.twitter.com/cXzuwgciut
— Rob Lee (@RALee85) March 12, 2022
«Al comienzo de la campaña Rusia usó muchas bombas inteligentes (misiles guiados con precisión), pero ahora usa principalmente bombas tontas, que son menos precisas y por tanto aumentan severamente las muertes de civiles (los llamados ‘daños colaterales’)», dice.
«También [su fuerza aérea] vuela desde más alto en el aire, para protegerse contra el fuego terrestre, lo que significa que sus misiles y bombas son menos precisos», agrega.
Pero, para el académico, uno de los mayores riesgos no está solo en estos elementos, sino en informes militares y videos y fotos que muestran lo que parece ser el uso de drones rusos con capacidades autónomas (es decir, que están diseñados para decidir por sí mismos sus objetivos de ataque).
«El mundo nunca antes había visto usar sistemas de armas autónomos en el campo de batalla. Esto es un avance tecnológico, pero un retroceso moral«, opina.
«Dar a las máquinas (drones) la capacidad de seleccionar objetivos significa la introducción de robots asesinos en el aire, algo que debe detenerse. Si permitimos que las computadoras y los robots tomen decisiones sobre la vida y la muerte, entonces la humanidad en su conjunto está dando un paso atrás», lamenta.
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