Sorprendida por la noticia, la escritora nicaragüense Gioconda Belli tuvo que verificar varias veces que la liberación este jueves de 222 opositores de su país era real.
Quien fuera guerrillera y revolucionaria antes de pasar a ser firme opositora al gobierno de Daniel Ortega celebra desde su exilio en España este acontecimiento que le alegró el día por partida doble: también este jueves su hijo tuvo a su primer bebé.
«Así que estuve entre el parto de mi hijo y el parto de toda esta gente saliendo por fin a la libertad. Está siendo muy impactante emocionalmente», le cuenta emocionada vía telefónica a BBC Mundo.
Los nicaragüenses liberados forman parte de las decenas de políticos, periodistas, religiosos, empresarios, activistas y estudiantes arrestados en los últimos años -muchos de ellos en los meses anteriores a las elecciones de 2021 tras las que Daniel Ortega asumió su cuarto mandato consecutivo como presidente- bajo acusaciones de lavado de dinero o de cometer menoscabo a la integridad nacional, entre otros delitos.
Belli, quien reconoce la importancia de este gesto, pide sin embargo no confiarse antes de interpretar esta liberación como el preludio de un cambio más profundo en la política del gobierno nicaragüense.
Del mismo modo, admite el sabor agridulce que supone el hecho de que a las personas liberadas se les haya retirado la nacionalidad nicaragüense por «traición a la patria» y el gobierno haya ordenado su «expulsión inmediata» a Estados Unidos, a donde llegaron esta mañana. «Esta gente no fue traidora a la patria: fueron opositores», remarca.
Esta es la entrevista que Belli mantuvo con BBC Mundo.
Lo primero de todo, ¿cómo se siente y cómo recibió la noticia de la liberación de este grupo de compatriotas presos?
Dentro de todo lo que hemos sufrido, este es un día muy alegre y especial al saber que todas esas personas que estaban presas y pasando condiciones muy difíciles ahora están libres y pueden estar con sus familias, rehacer sus vidas y curarse de todos los perjuicios psicológicos y físicos que pasaron en la cárcel.
Primero recibí la noticia con desconcierto, ahora uno tiene que chequear siempre todo porque no sabe si la noticia es falsa. Parecía too good to be true (demasiado bueno para ser cierto), pero al ratito me di cuenta por varias personas que están más enteradas de que era cierto.
¿Ha podido hablar con los familiares de alguna de estas personas liberadas?
Sí, al hijo de mi asistente lo apresaron en lugar de ella, porque fueron a buscarla a casa y, al no encontrarla, se llevaron a su hijo. Él ya está libre, ella supo que está en Washington.
Cristiana Chamorro es muy amiga mía, Arturo Cruz, [José Antonio] Peraza… Yo conocía a casi todos los presos, los quería, son personas impecables que no tenían por qué estar encarcelados y estábamos muy tristes de ver la situación en que estaban.
Para mí, que soy escritora, la idea de no poder tener un libro en 600 días, que los tuvieran encerrados en celdas pequeñísimas sin poder siquiera tener esa posibilidad de leer o escribir… me parecía una crueldad inconmensurable.
¿A qué cree que se debe esta decisión inesperada por parte del gobierno de Nicaragua, qué cree que ha influido en su decisión?
Yo creo que se pueden estar dando cuenta de que no pueden vivir en ese aislamiento en el que se han metido, que la presión internacional por la libertad de los presos políticos ya afectaba sus relaciones con América Latina.
En ese sentido, creo que fue importante la reunión de la Celac [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuya última cumbre se celebró el pasado mes en Argentina], donde varios de los presidentes expresaron su petición a Nicaragua de liberar a los presos políticos.
¿Cree que esa comunidad internacional debería cambiar su postura ahora ante Nicaragua por este gesto?
Nicaragua todavía está en una situación muy difícil. El país tiene que dar muchas demostraciones más de un deseo democrático, de un deseo de parar esta situación absurda y represiva que estamos viviendo
Este es un gesto importante, no lo quiero negar, pero también hay muchos otros gestos importantes que faltan para que pensemos que puede haber un retorno a la democracia en Nicaragua.
No considera que esto pueda ser la antesala de un cambio más profundo en la política nicaragüense.
No, aún no hay suficientes elementos para decir que hay un giro definitivo en la política. Creo que hay que esperar un poco más.
Fueron liberados pero los expulsaron y retiraron la nacionalidad de su propio país. Es una buena noticia a medias.
Claro. Aunque este acto hable de una actitud un poco más compasiva y humana, la maniobra de quitarles la nacionalidad, declararles la muerte cívica e invocar un destierro a estos nicaragüenses liberados es una muestra de la crueldad de este régimen.
Eso del destierro es como una cosa antigua, de los romanos, hablar de un tipo de destierro donde te quitan la nacionalidad porque te acusan de traición a la patria. No, esta gente no fue traidora a la patria: fueron opositores.
¿Cuál debería ser el siguiente paso tras esta liberación?
Aún hay decenas de presos políticos que aún están en la cárcel. Debemos seguir insistiendo en que haya elecciones democráticas, que haya libertad de expresión, que pueda haber un ambiente de paz y respeto a las opiniones contrarias al gobierno. Eso es muy importante.
Tenemos que recuperar ese país para que vuelva a ser nuestro país y no sea el feudo de una familia.