Tu cuerpo está repleto de sonidos. Algunos son perceptibles y hasta desagradables; otros, casi inaudibles y de lo más extraños. Pero todos ellos pueden escucharse ampliados a través de un aparato que se inventó hace más de 200 años: el estetoscopio.
Creado en 1816 por el médico francés René Laënnec, el inicial tubo de madera evolucionó hasta convertirse en la membrana con los dos tubos de goma que conocemos ahora. Gracias a esta herramienta de diagnóstico, tenemos un acceso insólito a los sonidos internos del cuerpo humano (y animal, dicho sea de paso).
Laënnec dijo que su aparato servía para «auscultar los sonidos del pecho y otras partes del cuerpo».
Sin embargo, el cultismo con el que lo definimos hoy (estetoscopio) solo recoge la primera parte de esa definición: del griego antiguo stethos, que significa pecho, y skopein, que quiere decir explorar (fonendoscopio es quizás más fiel a su funcionalidad: foné=sonido; endo=interno).
«Es un instrumento fundamental para la medicina clínica, pues permite hacer diagnósticos basados en el examen físico, que incluye la inspección u observación, palpación, percusión y auscultación. En este último es donde participa el estetoscopio», le cuenta a BBC Mundo José Carlos Cueto González, médico especialista en neurología pediátrica en la Universidad La Salle, en México.
«El estetoscopio orienta el diagnóstico como presunción y dice qué pruebas hacer», añade el doctor.
Raúl Rivas González, profesor titular de Microbiología en la Universidad de Salamanca, España, explica en un artículo para The Conversation que el estetoscopio «se ha convertido, con el paso del tiempo, en un símbolo de la práctica médica y es, probablemente, el aparato que antes vinculamos con la imagen de un médico».
Y sí, sabemos que sirve para escuchar los latidos del corazón…
¿Pero qué otros sonidos escuchan los médicos gracias al estetoscopio y qué información aportan a los médicos?
Más que latidos
Cuando te hacen una auscultación cardíaca, están escuchando tu corazón. O mejor dicho, los ruidos cardíacos que se producen con los cierres de las válvulas o en el comienzo de las grandes arterias.
Hay cuatro ruidos cardíacos, aunque no siempre se perciben todos.
«Los sonidos normales del corazón se producen en pares», dice el Texas Heart Institute, en EE UU, especializado en salud cardiovascular.
Normalmente hay dos ruidos separados entre sí por dos silencios (que se llaman pequeño y gran silencio, respectivamente). En algunas ocasiones hay un tercer ruido. Y menos frecuentemente un cuarto.
Poniéndonos más técnicos, el Texas Heart Institute lo explica así:
«Los sonidos del corazón, a menudo se describen como un constante ‘lub-dub, lub-dub’. El primer’ lub-dub’es el sonido que producen las válvulas mitral y tricúspide al cerrarse. El segundo ‘lub-dub’ es el sonido que producen las válvulas aórtica y pulmonar al cerrarse inmediatamente después».
«Pero si hay un problema, aparte de este ‘lab-dab’ normal, puede producirse un soplo. Al escuchar el corazón con un estetoscopio, el médico puede determinar si el sonido anormal indica turbulencia. Esto se denomina soplo cardíaco», y suele producir un ruido silbante, chirriante o áspero.
«A nivel cardiaco podemos identificar los dos ciclos cardiacos (diástole y sístole). Si el cierre de las válvulas cardiacas fuera inadecuado se auscultarían soplos. Si existiera líquido en la capa más externa del corazón, escucharíamos un ruido que conocemos como roce. Incluso podemos apreciar el ritmo cardiaco y diagnosticar una posible arritmia, que validaríamos con un electrocardiograma», explica el doctor Cueto González.
¿Respiras?
Otro órgano que los médicos escuchan con atención con el estetoscopio son los pulmones… y el aire que pasa a través de ellos.
Al escuchar los ruidos respiratorios -los que se producen en las estructuras de los pulmones durante la respiración- pueden obtener mucha información sobre ellos. Para ello deslizan el aparato por varias partes del tórax.
Los ruidos pulmonares normales ocurren en todas partes de la zona torácica; por ejemplo, encima de la clavícula y la parte inferior de la parrilla costal, y en ese proceso, el médico puede detectar ruidos respiratorios anormales.
«En relación a lo respiratorio, con la auscultación se puede diagnosticar si hay ruidos o no y hacia qué orientan éstos», cuenta el doctor Cueto Gondález.
«El ruido normal del pulmón se llamamurmullo vesicular y es como el viento atravesando un bosque. La ausencia de él puede indicar un derrame pleural (acumulación de líquido), una neumonía (la infección de uno o varios pulmones) o un posible enfisema (daños en los sacos de aire de los pulmones)».
«Si aparecen otros ruidos, como estertores (pequeños ruidos chasqueantes al inhalar), sibilancias (ruidos chillones por vías respiratorias estrechas) o estridor (similar a las sibilancias), pueden sugerir en el mismo orden neumonía, asma o trastornos en la laringe».
En el estómago
Los sonidos abdominales son los ruidos producidos por los intestinos.
Como los intestinos son huecos, los sonidos cuando impulsan alimento hacen eco a través del abdomen, así como se escucharía el agua pasando por unas tuberías. Por eso a veces te «suenan» las tripas (la palabra técnica es «borborigmos»).
La gran mayoría de esos sonidos son normales; simplemente significan que el tubo digestivo está funcionando. Sin embargo, algunos sonidos abdominales anormales pueden indicar un problema, desde líquidos y gases, hasta obstrucciones y bloqueos. Y se pueden escuchar con un estetoscopio.
Al auscultar el abdomen, el doctor puede saber también si la fuerza, tono o regularidad de los ruidos estomacales es adecuada o si tu actividad intestinal ha disminuido.
«En el abdomen buscamos si los ruidos hidroaéreos (borgoritmos) están aumentados, disminuidos o ausentes, y su localización nos puede orientar a una obstrucción intestinal o a un proceso inflamatorio tipo apendicitis», cuenta el pediatra.
¿Cómo suena tu cráneo?
Y más allá del corazón, el abdomen o los pulmones, hay otros ruidos que el estetoscopio puede detectar en otras partes del cuerpo, como el cuello e incluso el cráneo.
«También podemos auscultar vasos sanguíneos, como los del cuello, buscando soplos que pudieran orientarnos hacia trastornos vasculares, o incluso soplos en la glándula tiroides», cuenta el doctor Cueto González.
«Y podemos auscultar el cráneo, en zonas oculares, temporales y parietales, descartando soplos que pudieran orientar una malformación vascular (un tipo de marca de nacimiento)», explica el médico.
«La auscultación en el cráneo no es un examen de rutina, pero hay casos en los que no se debe obviar. Se hace en ambas sienes y por encima de los globos oculares», explica el doctor Matías Candioti Busaniche en un informe publicado por la Universidad Nacional del Litoral, Argentina.
Ya sea para escuchar el corazón, la sangre, los pulmones o el estómago, un estetoscopio es fundamental.
«No salimos de casa sin uno», le dijo a la BBC la doctora Sarah Clarke, cardióloga asesora del hospital Papworth en Cambridge, Reino Unido.
«Si eres doctor, no puedes reemplazar lo que escuchas. La habilidad está en interpretarlo; en eso está la clave del diagnóstico».
Para el doctor Cueto González, se trata de una herramienta clave en medicina clínica a la hora de garantizar «una orientación clínica hacia el diagnóstico, una relación adecuada médico paciente y la aplicación de pruebas específicas para avalar el diagnóstico clínico».
«Aunque han pasado 200 años desde la invención del estetoscopio, la auscultación de los pulmones todavía es una piedra angular en el diagnóstico de asma y de otros trastornos pulmonares, cardiacos e intestinales», dice Rivas González.