A menos de una semana de iniciar el año 2023, Estados Unidos suma otro tiroteo en una escuela.
Esta vez, un estudiante de 6 años supuestamente le disparó a su maestra con una pistola en una escuela primaria de Virginia, en lo que la policía describió como un tiroteo «intencional».
La corta edad del sospechoso ha añadido un giro inesperado a un escenario trágico de por sí. El caso ha obligado a los líderes locales, la policía y los expertos en violencia armada a enfrentarse con una pregunta aterradora: ¿Qué sucede cuando un niño de primer grado le dispara a alguien?
Cuatro días después, la comunidad de Newport News sigue buscando la respuesta.
Legalmente, las autoridades se encuentran en un territorio desconocido. La ley de Virginia prohíbe acusar a un niño de 6 años como adulto. El estudiante podría ser acusado en un tribunal de menores, pero la edad mínima para una sentencia de prisión juvenil es de 11.
- Arrestan a un joven criminólogo como sospechoso del misterioso asesinato de 4 estudiantes universitarios en Idaho
- Quién es J.R. Moehringer, el escritor fantasma del libro de memorias del príncipe Harry
- 3 similitudes y 3 diferencias entre lo sucedido en Brasilia y el asalto al Capitolio en Washington
- Bryan Kohberger: lo que revela sobre el caso la acusación judicial contra el hombre sospechoso de matar a 4 estudiantes en Idaho
El niño se encuentra en un centro médico, y el jefe de policía Steve Drew dijo que las autoridades habían consultado al servicio estatal de menores y a las agencias policiales para obtener orientación sobre el caso.
Los padres podrían ser responsables, y es posible que enfrenten consecuencias.
En una conferencia de prensa el lunes, las autoridades confirmaron que el arma fue comprada legalmente por su madre y que el niño la tomó de la casa familiar. Su madre lo llevó a la Escuela Primaria Richneck el viernes, mientras el arma estaba escondida en su mochila.
Las autoridades no dijeron el lunes si los padres del niño enfrentarían cargos ni aclararon cómo guardaron el arma. Drew calificó la seguridad del artefacto como un «elemento clave» de su investigación.
La ley de Virginia considera un delito menor «dejar imprudentemente un arma de fuego cargada y sin asegurar de tal manera que ponga en peligro la vida o las extremidades de cualquier niño menor de catorce años».
Si bien el estatuto tiene por objeto proteger a un niño del daño y no evitar que los menores usen armas de fuego para la violencia, las autoridades pueden tratar de aplicarlo en este caso, explicó Robert Leider, profesor de derecho en la Universidad George Mason.
En otro escenario, el estado de Virginia «podría argumentar que fueron las acciones de los padres las que llevaron directamente al tiroteo, y que el niño era demasiado pequeño para atribuirle algún delito independiente«, dijo Leider.
Pocos precedentes
Si bien la violencia armada en las escuelas estadounidenses ocurre varias veces al año, los atacantes casi nunca son tan jóvenes.
Desde 1970, 18 tiroteos escolares fueron perpetrados por niños menores de 9 años, según la base de datos de tiroteos escolares K-12. Esos casos representan un pequeño porcentaje de los más de 2.200 tiroteos escolares en la base de datos.
David Riedman, el investigador detrás del proyecto, dijo que en el caso de «un niño de 6 años, la única forma en la que obtienen un arma es si la toman de una casa».
Uno de los pocos precedentes históricos del tiroteo en Newport News también sacudió al país.
En febrero de 2000, un niño de 6 años disparó y mató a su compañero de clase en una escuela primaria de Michigan. Antes de dispararle a Kayla Rolland, de 6 años, el niño le dijo: «No me gustas«, contó otro niño que presenció el crimen.
Los fiscales concluyeron que no podían acusarlo porque era demasiado joven para tener la intención de matar. En su lugar, imputaron a los adultos de la familia que vivían con él, luego de concluir que el niño había tomado el arma de la residencia de su familia, luego de haber sido robada.
El niño fue puesto al cuidado de los servicios de menores. Uno de los miembros de la familia finalmente aceptó la condena, aunque se declaró no culpable de homicidio involuntario.
El caso llegó a los titulares nacionales e inspiró al expresidente Bill Clinton a impulsar un paquete de reformas de armas conocido como «Ley de Kayla».
«¿Cuántas personas tienen que morir antes de que hagamos algo?», preguntó Clinton a los miembros del Congreso.
Más de dos décadas después, Estados Unidos lucha por aprobar una legislación nacional de seguridad de armas, tras cientos de tiroteos en escuelas.
Sean Holihan, director legislativo estatal del grupo de prevención de la violencia armada Giffords, dijo que Virginia ya tenía leyes sobre armas para evitar que los padres dejen los artefactos al alcance de los niños.
En ausencia de una nueva legislación o restricciones de armas a nivel nacional, «mucho de esto se trata de educar a las personas y tratar de que sean propietarios de armas más responsables», dijo Holihan.
«Si vives en una casa con un niño, por el amor de Dios, guarda tu arma«.