El anuncio de la farmacéutica Pfizer de que ha producido una vacuna con más de un 90% de eficacia para prevenir el covid-19 ha traído una nueva esperanza en la lucha contra la pandemia.
Los resultados, sin embargo, son preliminares y varios expertos independientes dicen que es necesario tener más información detallada y revisada antes de que se pueda dar un veredicto definitivo sobre esta vacuna.
Pero aun si la vacuna de Pfizer llegase a ser aprobada para su uso masivo, ésta, al igual que muchas otras que están en desarrollo, enfrentarán otro gran desafío: la distribución a gran escala, especialmente en lugares remotos.
Y, entre estos retos logísticos, la temperatura es un factor clave.
En varios países del mundo las temperaturas en verano pueden subir fácilmente a los 40° C.
Esto representa un problema para el transporte, almacenamiento y suministro de las vacunas, ya que casi todas necesitan ser transportadas y distribuidas a temperaturas de entre 2° C y 8° C.
Esto es lo que se llama la «cadena de frío».
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las vacunas de covid-19 que se están desarrollando actualmente deberán refrigerarse a temperaturas muy por debajo de los 0° C, el punto de congelación de agua.
¿Cómo podrán disponer de una vacuna los lugares remotos de los países más pobres que carecen de frigoríficos o vehículos adaptados para el transporte de estas vacunas?
La respuesta es una vacuna de covid-19 que sea tolerante al calor y pueda distribuirse con decenas de millones de inyecciones que no tengan que depender de la cadena de frío.
Un equipo de científicos en India ya está trabajando en una vacuna de este tipo.
Se trata de una vacuna «caliente» o termoestable, que, dicen los investigadores, se puede almacenar a 100° C durante 90 minutos, a 70° C durante unas 16 horas y a 37° C durante más de un mes.
Raghavan Varadarajan, biofísico y profesor del Instituto Indio de Ciencia, y su equipo ya probaron la vacuna en animales.
«Obtuvimos buenos resultados», le dijo a la BBC el profesor Varadarajan.
Y ahora están esperando fondos para comenzar las pruebas de seguridad y de toxicidad en humanos.
Su estudio ya fue aceptado para publicación en el Journal of Biological Chemistry, una revista científica revisada por pares, publicada por la Sociedad Estadounidense de Bioquímica y Biología Molecular.
«Espero que después de este estudio se abran nuevas posibilidades para lograr tener vacunas que no dependan de la cadena de frío», explica el doctor Renu Swarup, secretario del Departamento de Biotecnología de la India.
Vacunas raras
Las vacunas que pueden soportar altas temperaturas son raras.
Solo tres, las que ofrecen protección contra la meningitis, el virus del papiloma humano (VPH) y el cólera, están autorizadas y aprobadas por la OMS para su uso a temperaturas de hasta 40°C.
Estas vacunas se pueden distribuir rápidamente en comunidades de difícil acceso y esto reduce la presión sobre los trabajadores de la salud.
Estas inoculaciones ya han demostrado su utilidad durante las respuestas de emergencia a gran escala, dice la OMS.
Un ejemplo fue la distribución de la vacuna oral contra el cólera en Mozambique el año pasado después del ciclón Idai.
«La posibilidad de transportar vacunas fuera de la cadena de frío para llegar a las poblaciones más remotas en entornos con recursos limitados es muy útil», le dijo a la BBC Julien Potet, asesor de políticas (de vacunas) de la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras.
«Puede ser particularmente útil para las campañas de vacunación masiva cuando es necesario transportar cientos de miles de dosis de vacunas a varios puntos de vacunación en un corto período de tiempo», agrega.
El corresponsal de la BBC en India, Soutik Biswas, señala que este país espera recibir y utilizar entre 400 y 500 millones de dosis de vacunas de covid-19 y planea inocular a unos 250 millones de personas entre enero y julio del próximo año.
Estas vacunas se distribuirán principalmente a través del programa de inmunización del país, que existe desde hace 42 años y que es uno de los programas de salud más grandes del mundo.
Está dirigido a 55 millones de personas, principalmente recién nacidos y mujeres embarazadas, y cuenta con 390 millones de dosis gratuitas de vacunas contra una docena de enfermedades cada año.
Para llevar a cabo este programa masivo, India ya cuenta con una sólida red estatal de almacenes refrigerados para vacunas que pueden proporcionar dosis a más de ocho millones de ubicaciones.
Para poder almacenar y mantener frías las vacunas se requiere congeladores, refrigeradores revestidos con hielo, camiones refrigerados, paquetes de refrigerante como hielo seco y cajas frías, para poder entregarlas hasta los lugares más remotos.
Además está el personal sanitario que se necesita para su implementación.
En India, casi cuatro millones de médicos y enfermeras participan en la campaña de inmunización.
«En gran medida India ha gestionado bien las vacunas y los esfuerzos de inmunización», explica B Thiagarajan, director de administración de Blue Star, una empresa con una participación importante en productos farmacéuticos de cadena de frío.
«En lo que se refiere a vacunas que deben almacenarse a temperaturas entre 2° y 8° C, estamos bien equipados. Si la vacuna debe mantenerse a -40° C, entonces tendremos problemas», señala.
Categorías de refrigeración
La OMS dice que las vacunas de covid-19 en desarrollo se pueden categorizar en tres requisitos de temperatura de almacenamiento: de 2° a 8° C; -20° C; y -70° C.
Varias candidatas, dicen los expertos, requerirán una «cadena de ultrafrío» a temperaturas que «definitivamente serán un desafío para muchos países».
Garantizar una cadena de frío constante para un programa de inmunización masiva será un desafío enorme.
La capacidad de almacenamiento en frío de la India, de casi 40 millones de toneladas, es una de las más grandes del mundo, pero almacena principalmente alimentos frescos, productos sanitarios, flores y productos químicos.
Gran parte de esa capacidad no cumple con las normas internacionales de higiene para almacenar vacunas.
Las vacunas pueden perder potencia fácilmente cuando se exponen a temperaturas más altas y durante el transporte deben protegerse contra la congelación accidental, así como contra los vacíos de la cadena de frío debido a la exposición a altas temperaturas.
Incluso si la vacuna pudiera almacenarse a entre 2° C y 8° C, la capacidad de almacenamiento en la mayoría de las cadenas de frío está diseñada para permitir principalmente la inmunización de los lactantes.
Esta capacidad, según la OMS, «tiene el peligro de ser enormemente insuficiente cuando tratemos de vacunar rápidamente a toda la población contra covid-19».
«Hay desafíos importantes pero se pueden superar», explica Andrea Taylor, del Instituto de Salud Global Duke, con sede en Estados Unidos.
«Pero si los países no saben si tendrán acceso a las vacunas o a la cantidad de dosis o el tipo de almacenamiento en frío necesario para las vacunas que podrían recibir, es difícil que puedan prepararse de manera más agresiva».
Y es aquí donde una «vacuna caliente» podría realmente cambiar las reglas del juego para muchas naciones.