La demencia no es una enfermedad única, sino un grupo de síntomas provocados por daños en el cerebro donde la pérdida de memoria y el deterioro de las capacidades cognitivas son los más característicos.
«Es un término que describe una situación que yo, de forma provocadora, le explico a los pacientes que la diagnostica la familia», le dice a BBC Mundo Juan Fortea Ormaechea, neurólogo de la Unidad de Memoria del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo en Barcelona.
«Muchas veces es un familiar el que viene al médico porque su pariente ha desarrollado una pérdida de memoria y ya no puede vivir del todo solo. La descripción la hace la familia».
«Lo que el médico tiene que hacer luego es definir de qué entidad nosológica se trata. Es decir, qué enfermedad está produciendo y llevando a estos síntomas de demencia», agrega.
Por ser la más común, la enfermedad de Alzhéimer es la forma de demencia más conocida.
Pero detrás del alzhéimer viene la demencia vascular, la segunda forma más común de demencia de la que tal vez no hayas oído hablar o conozcas menos.
Daño vascular
Según la organización sin fines de lucro Dementia UK, cerca del 17% de personas diagnosticadas con demencia, sufre de demencia vascular, una enfermedad que no tiene cura, pero que, si se controlan los factores de riesgo, puede avanzar de forma más lenta.
La demencia vascular es un término general que describe un «declive cognitivo que se produce generalmente cuando hay un bloqueo o una reducción del flujo sanguíneo en el cerebro, y eso hace que disminuyan los niveles de oxígeno y nutrientes que llegan a las neuronas», le explica a BBC Mundo Inés Moreno-González, profesora e investigadora de enfermedades neurodegenerativas del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga-IBIMA, en España.
Esta reducción del flujo sanquíneo puede ocurrir por causas que incluyen isquemias cerebrales, pequeñas hemorragias intracerebrales y otras afecciones que afecten los vasos sanguíneos cerebrales.
Los síntomas provocados por la muerte o el daño de estas neuronas dependerá, mayormente, de la localización del accidente cerebral.
«Si ocurre en una de las regiones del cerebro implicadas en los procesos de memoria y aprendizaje, el resultado podría ser -aunque no en todos los casos- un fallo en la capacidad de recordar y el aprendizaje de nueva información», dice Moreno-González.
En cambio, si el daño tiene lugar en regiones más vinculadas» al movimiento, la coordinación motora y el equilibrio, se pueden presentar síntomas motores como los que se suelen ver en personas que sufren apoplejía como, por ejemplo, la parálisis de determinadas zonas del cuerpo o problemas para caminar», añade.
Diferencias entre la demencia vascular y el alzhéimer
Aunque muchas veces es difícil diferenciar una condición de otra -dado que los síntomas de la demencia vascular varían enormemente y algunos como las fallas en la memoria, el razonamiento y el pensamiento son comunes de los dos males-, Moreno-González explica que las causas de ambas son distintas.
Mientras que el origen de la demencia vascular está vinculado al daño vascular, «se sabe que la principal causa del alzhéimer es la acumulación de unas proteínas tóxicas que se generan en el cerebro, y que van a dañar directa o indirectamente a las neuronas, y finalmente, van a provocar su muerte», dice la experta.
Pero además, tienden a progresar de forma diferente.
«El alzhéimer suele ser una enfermedad que es lentamente progresiva, como imaginarse un camino cuesta abajo más o menos homogéneo», señala Fortea Ormaechea.
«En cambio, los eventos vasculares, pueden pasar hoy -tienes un infarto, tienes daño cerebral, te recuperas en un pocos meses, pero te quedan secuelas-, y si no vuelves a hacer ningun otro infarto y no tienes otro contribuyente, quedas estabilizado. O a lo mejor haces otro infrato al año siguiente y vuelves a empeorar», explica.
Es decir, el deterioro congntivo puede darse de manera escalonada y más marcada, en contraposición a una evolución más lineal.
Demencia mixta
En lo que sí coinciden ambos males es en los factores de riesgo.
Hablamos de la predisposición genética, el fumar, la ingesta elevada de alcohol, la vida sedentaria, la obesidad, el colesterol, el azúcar o la presión alta, y factores vinculados al envejecimiento.
Por otra parte, también es importante notar que en una gran parte de los casos, los pacientes sufren un tipo de demencia mixta, que es cuando coexisten la de origen vascular con el alzhéimer.
«Y es que cerebro solo tenemos uno y el daño se va acumulando», explica Fortea Ormachea.
«La inmensa mayoría de las personas que mueren con demencia a los 80 años, no tienen un único contribuyente a su deterioro cognitivo».
«A la mayoría lo llamamos alzhéimer, pero eso es porque hemos alzheimerizado la demencia, por ser la más frecuente y porque no tenemos biomarcadores para todo».
«Muchas veces llamamos alzhéimer a lo que en una persona de 80 años pueden ser otras patologías o comorbilidades que han contribuido a ese deterioro cognitivo», dice el investigador.
Algunos signos y síntomas de la demencia vascular
- Desorientación
- Dificultad para prestar atención y concentrarse
- Capacidad reducida para organizar pensamientos y acciones
- Lentitud en el razonamiento
- Cambios de humor (intranquilidad, agitación, apatía)
- Problemas con la memoria y el lenguaje (menos comunes que en el alzhéimer)
- Marcha inestable o falta de quilibrio
Fuente: Clínica Mayo, NHS
Tratamiento
En cuanto al tratamiento, lo primero que hay que aclarar es que «una vez las neuronas se mueren, ya no se pueden resucitar«, explica Fortea Ormaechea.
El daño no se puede revertir, pero se puede buscar la causa para evitar que vuelva a ocurrir y ralentizar su avance.
«Si ha habido por ejemplo una isquemia, se trata con medicamentos que disuelvan el trombo y anticoagulantes, para reiniciar el flujo sanguíneo y que no vuelva a producirse un bloqueo en un vaso sanguíneo», señala Moreno-González.
«Si hay una pequeña hemorragia, existen diferentes medicamentos que pueden facilitar la reabsorción de la sangre».
«Si una persona tiene la tensión, el colesterol y niveles de azúcar altos en sangre, se tratan esas patologías». Es decir, las causas subyacentes.
«No existe un tratamiento a día de hoy para la demencia vascular, por lo que la forma más efectiva de tratamiento es controlar los desencadenantes de la enfermedad».
Y, por supuesto, llevar un estilo de vida saludable contribuirá al mantenimiento de un sistema cardiovascular más sano.