El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de un «grave riesgo de colapso humanitario» en Gaza.
Y formuló este miércoles un llamamiento urgente a un alto el fuego humanitario en la Franja con una acción relativamente inusual: invocó el artículo 99 de la Carta de la ONU.
Esta herramienta es, en esencia, una llamada de atención al Consejo de Seguridad sobre «cualquier asunto que, a su juicio, pueda amenazar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales», según la descripción de Naciones Unidas.
“La situación se está deteriorando rápidamente hacia una catástrofe con implicaciones potencialmente irreversibles para los palestinos en su conjunto y para la paz y la seguridad en la región. Este resultado debe evitarse a toda costa”, escribió el líder de la ONU en una carta al presidente del Consejo para justificar la invocación del artículo 99.
En la misiva, Guterres instó a la institución encargada de velar por la seguridad internacional a intervenir para evitar una catástrofe humanitaria mediante una solicitud de alto al fuego que facilite la entrega de ayuda y proteja a la población civil.
El secretario general de la ONU aludió en su escrito a los más de 15.000 muertos reportados del lado palestino y los 1.200 del israelí, los desplazamientos forzosos, las violaciones de derechos humanos y la precaria situación del sistema de salud en Gaza como consecuencia de la guerra.
Es la primera vez que Guterres invoca el artículo 99 desde que asumió el cargo de secretario general de la ONU en 2017.
En una carta al presidente del Consejo de Seguridad, afirmó que la situación en Gaza se está deteriorando rápidamente, con implicaciones potencialmente irreversibles para los palestinos y para la seguridad en toda la región.
Pero ¿qué supone la invocación del artículo 99?
Una herramienta de presión
La ONU consta de dos organismos principales: la Asamblea General y el Consejo de Seguridad.
En la Asamblea General todos los estados miembros tienen representación pero sus fallos no son vinculantes. El Consejo, mientras, es el órgano decisor cuyas resoluciones son, en teoría, de obligado cumplimiento para todos los países.
Sin embargo, en conflictos como el de Israel y Hamás -o el de Rusia y Ucrania– cada uno de los 5 miembros permanentes del Consejo (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China y Rusia) tiene derecho a vetar cualquier resolución.
En el conflicto entre Israel y Hamás, la postura de EE.UU. ha sido hasta ahora la de bloquear iniciativas de tregua al creer que beneficiarían al grupo islamista.
El artículo 99 no otorga poder alguno al secretario general, al margen de remitir asuntos al Consejo de Seguridad.
En este caso, invocarlo le sirve para alertar al Consejo de Seguridad de que la situación en Gaza está al borde de una catástrofe humanitaria.
Esto tiene como objetivo presionar a los miembros para que negocien, redacten y aprueben con urgencia una resolución que exija un alto el fuego
O que, al menos, los permanentes no usen su derecho a veto si los otros integrantes presentan una propuesta en ese sentido.
“Quiere presionar al Consejo de Seguridad para que solicite un alto el fuego humanitario y se reúna esta misma semana”, sintetiza Nada Tawkif, corresponsal de la BBC en Nueva York, donde se ubica la sede de Naciones Unidas.
Pero, aunque esto ocurriera, e incluso si el Consejo aprobara una resolución urgente para exigir un alto el fuego, las partes implicadas (Israel y Hamás) podrían desoír el mandato de la institución y proseguir los ataques.
Tawkif afirma que “este movimiento drástico del jefe de la ONU es también una poderosa expresión de su frustración con el Consejo de Seguridad y un recordatorio de sus responsabilidades”.
Los precedentes
El calificativo de «movimiento drástico» responde, sobre todo, al hecho de que la acción de Guterres cuenta con pocos precedentes en la historia.
Los anteriores secretarios generales de la ONU solo invocaron formalmente el artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas en tres ocasiones.
La primera fue en 1960, cuando el entonces líder de la institución Dag Hammarskjöld solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad sobre la crisis en el Congo, aludiendo al artículo de forma implícita.
“Tengo que llamar la atención del Consejo de Seguridad sobre un asunto que, en mi opinión, puede amenazar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”, alegó entonces, en la conocida como “carta de Hammarskjöld” del 13 de julio de 1960.
Su comunicación desencadenó una respuesta rápida del Consejo, que el día siguiente autorizó el despliegue de una operación militar de la ONU en apoyo al gobierno congoleño.
Hammarskjöld, que ocupó el cargo entre 1953 y 1961, llegó a afirmar que el artículo 99 había transformado al secretario general “de un funcionario puramente administrativo a uno con responsabilidad política explícita”.
El artículo se invocó de forma oficial dos veces más: la crisis de rehenes estadounidenses en Irán en 1979 y la escalada de violencia en Líbano en 1989.
A diferencia del precedente de 1960, en ninguna de estas dos contingencias el Consejo de Seguridad autorizó intervenciones militares.
En otras ocasiones los diferentes líderes de la ONU han instado, sin invocar el artículo 99, al Consejo a actuar ante situaciones graves.
En la última década, informes internos de Naciones Unidas resaltaron la falta de una alerta temprana formal y efectiva, y en varias ocasiones la institución ha alentado al secretario general a hacer uso cuando sea necesario del citado artículo para alertar al Consejo de Seguridad.
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