Si el mundo quiere limitar el impacto del cambio climático, la escasez de agua y la contaminación, entonces todos debemos adoptar una dieta «flexitariana».
Esto significa comer fundamentalmente alimentos basados en plantas, sólo ocasionalmente productos animales y únicamente una vez por semana una porción de carne roja.
De ahí el término, una mezcla de las palabras «flexible» y «vegetariana».
Los tres pasos clave para asegurar un futuro sostenible en 2050 son reducir a la mitad el desperdicio de alimentos, mejorar las prácticas agrícolas y adoptar el flexitarianismo, de acuerdo a un nuevo estudio.
Si no se toman esas medidas, los impactos negativos de la producción de alimentos «podrían aumentar hasta un 90%».
Solución combinada
El estudio fue divulgado apenas tres días después de la publicación del nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, «Calentamiento global de 1,5 grados centígrados».
El informe del IPCC advierte que una diferencia de solo medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para nuestro planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global a un máximo de 1,5 grados centígrados.
El nuevo estudio afirma que entre los impactos negativos de la producción y consumo de alimentos se encuentran la intensificación del cambio climático, el agotamiento de fuentes de agua dulce y la contaminación de los ríos por el uso excesivo de nitrógeno y fósforo en la agricultura.
Y esos impactos podrían aumentar entre el 50 y el 90% debido al incremento de la población previsto para 2050 y los cambios en patrones de consumo debido a mejoras en el ingreso.
Esos factores podrían empujar al planeta más allá de los límites que representan «un espacio operativo seguro para la humanidad en un sistema terrestre estable».
El estudio destaca especialmente que no basta una única solución para enfrentar estos problemas, por lo que se requiere un enfoque combinado.
Dieta flexitariana
En el caso del cambio climático los autores destacan fundamentalmente los beneficios del flexitarianismo.
«Podemos adoptar una variedad de dietas saludables, pero lo que todas tienen en común, de acuerdo a la evidencia científica, es que se basan fundamentalmente en alimentos provenientes de plantas», señaló Marco Springmann, investigador de la Universidad de Oxford y autor principal del estudio.
«Puedes adoptar desde una dieta con pequeñas cantidades de productos animales, que algunos llaman mediterránea y nosotros denominamos flexitariana, a otra dieta pescatariana (vegetales, pescados y mariscos), vegetariana o vegana».
«Nosotros preferimos centrarnos en la dieta menos radical, la flexitariana».
Si todos adoptaran esta dieta, las emisiones de gases de invernadero provenientes de la agricultura se reducirían en más de la mitad, según el estudio.
Fertilizantes
Además de los cambios en la dieta, los investigadores recomiendan alteraciones profundas en las prácticas agrícolas, incluyendo un mejor manejo del agua, restricciones en el uso de fertilizantes y mayores rendimientos logrados por métodos sostenibles.
«Investigamos en particular un posible aumento en los cultivos con mayor impacto en la salud, como frutas y vegetales», afirmó Springmann.
«En el pasado hubo mucha inversión en granos como maíz, pero ahora debemos trasladar parte de esos recursos a otros cultivos más necesarios».
«También estudiamos cómo aumentar la eficiencia en el uso del agua y reciclar fertilizantes que acaban en los ríos y luego causan zonas muertas (sin oxígeno) en los océanos».
Desperdicio de alimentos
Reduciendo a la mitad el desperdicio de alimentos es posible disminuir el impacto ambiental de la agricultura en un 16%, de acuerdo al estudio.
«Resolver el problema del desperdicio de alimentos requerirá cambios en toda la cadena de producción, incluyendo los sectores de almacenamiento, transporte, empaquetado y etiquetado, así como la promoción de nuevos comportamientos en los consumidores», señaló Fabrice de Clerck, director de ciencia de la empresa EAT, que financió el estudio publicado en la revista Nature.
El mensaje clave del estudio es que las tres soluciones deben implementarse al mismo tiempo.
«Alimentar a una población que crecerá a 10.000 millones de habitantes es posible, pero solamente si cambiamos la forma en que producimos alimentos y en que los consumimos», afirmó Johan Rockström, director designado del Instituto de Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático en Potsdam, Alemania, otro de los autores del estudio.
«Todas esas medidas combinadas pueden mantener saludable tanto al planeta como a sus habitantes».
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