Durante mucho tiempo fue el «lado oscuro» pese a que esa parte de la Luna también es iluminada por el Sol.
Lo de «oscuro» se refiere, más bien, al hecho de que es una cara que no puede verse desde la Tierra.
Y también, seguramente, a que no ha sido explorada pues ninguna nave espacial ha descendido sobre su superficie. Hasta ahora.
Porque este viernes, China lanzó la misión Chang’e-4 que cuenta con un módulo de descenso y un vehículo de exploración que está previsto que alunicen en el cráter Von Kármán, ubicado justamente en ese lado oscuro.
La misión partió desde del centro de lanzamiento de satélites Xichang y se espera el descenso sobre la Luna para inicios de enero.
El cráter Von Kármán es un lugar de interés para los científicos porque se encuentra dentro de la zona de impacto más antigua y más grande sobre la superficie lunar, la cuenca Aitken.
Se cree que probablemente se formó por el impacto de un asteroide gigante hace miles de millones de años.
Territorio inexplorado
Debido a un fenómeno conocido como «rotación sincrónica», vemos solo una cara de la Luna debido a que tarda lo mismo en girar sobre su propio eje que en hacerlo alrededor de la Tierra.
El lado lejano de la Luna tiene una corteza más gruesa y muchos más cráteres que su cara más conocida | NASA
La misión Chang’e-4 pretende abrir el camino para el envío a la Tierra de muestras de roca procedentes de esa región lunar.
El vehículo de exploración planea hacer un reconocimiento de la geología de la región y de la composición de su suelo.
La cara oscura o, mejor dicho, el hemisferio más remoto de la Luna tiene un aspecto bastante distinto al que vemos desde la Tierra.
Los científicos explican que tiene una corteza más antigua y gruesa, llena de cráteres. También hay unos pocos de esos «mares», esas planicies oscuras de basalto creadas por el flujo de lava que son evidentes en el lado más próximo.
Se cree que el impacto poderoso que produjo la cuenca Aitken puede haber atravesado la corteza hasta llegar al manto lunar. Los instrumentos del Chang’e-4 podrían investigar si eso fue lo que ocurrió y arrojar luz sobre la historia temprana del único satélite natural de la Tierra.
Cultivo lunar
La misión también estudiará las condiciones para la transmisión de ondas de radio desde el lado lejano de la Luna. La prueba está diseñada para sentar las bases para la creación en el futuro de radiotelescopios en esa región del satélite natural, la cual se encuentra aislada de las señales de radio de la Tierra.
El módulo de descenso llevará consigo un contenedor con 3 kilogramos de semillas de papas y de Arabidopsis, un género de plantas herbáceas, para realizar un experimento biológico.
Este experimento de la «minibiósfera lunar» fue diseñado de forma conjunta por 28 universidades chinas.
Un modelo a escala del Chang’e-4 | GETTY IMAGES
«Queremos estudiar la respiración de las semillas y la fotosíntesis en la Luna», dijo hace unos meses Liu Hanlong, director del experimento y vicepresidente de la Universidad de Chongqing (ubicada en el centro de China), a la agencia de noticias estatal Xinhua.
Xie Gengxin, el jefe de diseño del experimento dijo a Xinhua: «Tenemos que mantener la temperatura en la minibiósfera en un rango entre 1 y 30 grados, y controlar de forma apropiada la humedad y la nutrición».
«Usaremos un tubo para dirigir la luz natural de la superficie de la Luna hacia dentro del contenedor para hacer que las plantas crezcan».
Al ubicarse en el lado lejano del satélite natural, el módulo de descenso no estará en la línea de visión desde la Tierra. Por ello, para el envío de la información hacia el centro de control deberá valerse del satélite Queqiao, puesto en órbita por China en Mayo.
El diseño de la sonda se basa en el de su predecesor, el Chang’e-3, el cual alunizó en la región del Mare Imbrium en 2013, aunque tiene algunas modificaciones importantes.
Las ambiciones lunares de China
El vehículo de exploración de la misión carga dos cámaras; un experimento de radiación construido en Alemania llamado LND: y un espectrómetro que realizará registros de radioastronomía de baja frecuencia.
El Chang’e-4 forma parte de un programa más amplio de exploración lunar de China | GETTY IMAGES
El vehículo transporta una cámara panorámica; un radar para explorar por debajo de la superficie lunar; un espectrómetro de imágenes para identificar minerales; y un experimento para examinar la interacción entre el viento solar (una corriente de partículas liberadas desde el sol) con la superficie lunar.
Chang’e-4 es parte de un programa mayor de exploración lunar por parte de China. La primera y la segunda misión Chang’e fueron diseñadas para recolectar información de la órbita, mientras que la tercera y la cuarta fueron construidas para realizar operaciones sobre la superficie del satélite terrestre.
Las próximas misiones Chang’e-5 y Chang’e-6 tendrán el objetivo de traer a la Tierra muestras de rocas y de suelo lunar.