La cumbre de la OTAN que tendrá lugar este miércoles y jueves en Bruselas, Bélgica, será como ninguna otra.
La diferencia se debe en gran parte a un hombre: Donald Trump, quien se encuentra de visita en Europa.
Bajo su supervisión, las tensiones periódicas entre EE.UU. y muchos de sus aliados se han convertido en foco de controversia, que si se amplifica, puede poner en duda el futuro de la alianza misma.
¿Para qué sirve la OTAN?
Desde sus comienzos, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) fue una alianza militar defensiva destinada a disuadir cualquier ataque proveniente de la entonces Unión Soviética.
Una vez que terminó la Guerra Fría, la OTAN planteó sus nuevas tareas: extender la estabilidad en toda Europa acogiendo a nuevos miembros y estableciendo una serie de asociaciones con otros países, pero también utilizando la fuerza en ocasiones, especialmente en los Balcanes, para evitar la agresión y el genocidio.
Pero la alianza siempre ha sido más que solo una organización militar.
Es una de las instituciones centrales de «Occidente», parte de una amplia gama de organismos internacionales a través de los cuales EE.UU. y sus aliados intentaron regular el mundo que surgió de la derrota del nazismo en 1945.
Pero, fundamentalmente, la OTAN es una alianza de valores compartidos y unidad transatlántica. Y esta es la razón por la cual la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca está resultando tan disruptiva.
¿Se está deshaciendo el vínculo transatlántico?
Superficialmente, al menos, las crecientes tensiones entre el presidente de EE.UU. y muchos de sus aliados de la OTAN están relacionadas con el dinero.
Compartir la carga financiera de la organización ha sido durante mucho tiempo un tema clave en las cumbres de la OTAN.
Trump no es el primer presidente en enfatizar este tema.
Pero en términos de forma y fondo, él representa algo nuevo.
El debate se centra en el objetivo acordado por todos los miembros de la OTAN de que el gasto en defensa debería alcanzar el 2% del PIB (Producto Interno Bruto, el valor total de los bienes producidos y los servicios prestados) para 2024.
El gasto ciertamente está aumentando en muchos países.
Trump puede merecer algo de crédito por eso.
Pero puede que muchos aliados aún tengan dificultades para alcanzar ese objetivo de referencia.
Para el presidente Trump, Alemania, uno de los socios más ricos de Washington, es el mayor infractor.
A principios de este mes, en declaraciones dirigidas a la canciller alemana, Angela Merkel, Trump dijo: «No sé cuánta protección recibimos por protegerlos a ustedes».
Al señalar que Alemania negoció acuerdos de gas con Rusia, Trump agregó: «Pagan miles de millones de dólares a Rusia y nosotros somos los idiotas que pagan todo».
Cuestionar el valor que la OTAN representa para EE.UU. es algo nuevo y profundamente preocupante para muchos de los socios de Washington.
¿Qué tan seria es la amenaza rusa?
Los desafíos estratégicos que enfrenta la OTAN están cambiando.
Son, al mismo tiempo, más complejos pero menos definidos.
Abarcan desde una Rusia resurgente hasta la guerra informática y cibernética, desde el terrorismo hasta la migración masiva.
Incluso la amenaza rusa ha cambiado. Esta no es la Unión Soviética de antaño.