«Es mi principal motivación para votar». Paxton Smith, una texana de 18 años, se refiere al aborto.
Este 8 de noviembre va a acudir por primera vez a las urnas a elegir gobernador para su estado y a votar por quién la prepresenta en el Congreso de Estados Unidos, en unas elecciones de mitad de período que son cruciales para el rumbo del país.
Y después de que en junio el Tribunal Supremo anulara la protección constitucional al aborto, tiene clarísimo a quién va a favorecer.
«Voy a votar por los políticos que están a favor del derecho a elegir, porque sé que van a estar dispuestos a aprobar leyes que garanticen que tengo el control sobre mi cuerpo y, por consiguiente, sobre mi vida», le explica a la BBC.
Votantes como ella son la baza del Partido Demócrata para desafiar las tendencias históricas —el oficialismo suele perder en las elecciones de mitad de mandato— y las encuestas que, ante el bajo índice de aprobación del presidente Joe Biden y el desánimo general por la inflación, dan como favorito al Partido Republicano, al menos en la carrera por la Cámara de Representantes.
El Senado podría ganarlo cualquiera, según el sitio de análisis político FiveThirtyEight.
Por ello, los demócratas lo han vuelto su caballo de batalla, mientras los republicanos, aconsejados por sus asesores, adaptan su estrategia para que no les juegue en contra.
Pero para entender por qué es tan clave, vayamos por partes.
¿Qué se decide en estas elecciones y cómo puede afectar al derecho al aborto?
En las también llamadas elecciones intermedias están en juego todos los escaños de la Cámara de Representantes y un tercio de los del Senado.
Hoy por hoy el partido de Biden controla ambas cámaras: en la baja cuenta con 222 de los 435 votos y en la alta, en la que existe un equilibrio igualado de fuerzas (50-50), la vicepresidenta Kamala Harris emite el voto de desempate.
Para darle vuelta al panorama y obtener la mayoría en la Cámara de Representantes, los republicanos deben ganar cinco escaños además de mantener los que tienen. Y para controlar el Senado necesitan uno extra, mientras los demócratas deben ganar uno o no perder ninguno.
«La reconfiguración del Congreso puede influir directamente en la vida cotidiana de los estadounidenses en todo el país, y el aborto es un buen ejemplo de ello», explica Anthony Zurcher, reportero de la BBC experto en política estadounidense.
«Después de que la Corte Suprema revocara la protección constitucional al derecho al aborto (y dejara en manos de los estados legislar sobre el asunto), ambos partidos han prometido aprobar nuevas leyes nacionales sobre el tema si se hacen con el control del Congreso», prosigue.
El Partido Demócrata se ha comprometido a blindar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, mientras el Republicano ha propuesto una prohibición del aborto a nivel federal más allá de la semana 15 de gestación.
«Y ciertos resultados en las contiendas locales y el de las elecciones a gobernador en estados como Pensilvania, Wisconsin o Michigan podrían significar más restricciones a la práctica allí», añade Zurcher.
Entonces, ¿qué peso se prevé que tendrá el aborto a la hora de decidir por quién votar?
De acuerdo a la última encuesta del Pew Research Center sobre la cuestión, realizada en agosto, para 56% de los votantes el aborto será una razón «muy importante» para acudir a las urnas este 8 de noviembre.
Otra llevada a cabo por la Kaiser Family Foundation (KFF) reveló la semana pasada que este tema es un factor clave de movilización para los votantes, especialmente entre los demócratas y aquellos que viven en estados donde el aborto es ahora ilegal.
La mitad de los consultados dijo que la derogación de la protección constitucional al aborto los motivó más a votar en los comicios de este año, frente al 43% en julio y 37% en mayo.
En concreto, esta razón fue citada por 69% de los demócratas, 49% de los independientes y 32% de los republicanos. Además, 3 de cada 5 mujeres de entre 18 y 59 años que dijeron que es probable que vayan a votar la mencionan como motivo.
Y el 41% de los que participaron en otro sondeo recién publicado por NBC News dijeron que ese fallo de la Corte Suprema los hizo más propensos a votar por los demócratas, frente al 24% que aseguraron que los hizo más propensos a respaldar a los republicanos.
El sondeo lo llevó a cabo WPA Intelligence, una firma de consultoría política del Partido Republicano, en los estados en los que se prevé la contienda estará más reñida (Arizona, Georgia, Michigan, Pensilvania and Wisconsin y Nevada). Y al preguntarles en qué lado se ubicarían en el debate en torno al aborto, el 54% contestaron que en el de «a favor del derecho a decidir» y el 39% en el «provida».
¿Qué otras señales hay de es un tema relevante en estos comicios?
Los analistas y estrategas políticos mencionan el aumento en el registro de nuevos votantes desde la revocación de Roe vs. Wade, especialmente mujeres, como otro indicio del peso que la cuestión del aborto tiene en estos comicios y de que podría ayudar al Partido Demócrata en las urnas.
Según Vote.org, una organización no partidista y sin fines de lucro, en las dos semanas posteriores al fallo de la Corte Suprema su portal experimentó un aumento del 332% en usuarios que se registraron para votar con respecto a las dos semanas previas.
Y un análisis de agosto de Upshot, un sitio especializado de The New York Times, de 10 estados con datos disponibles sobre el registro electoral mostró que el número de mujeres inscritas para votar aumentó 35% tras la decisión, mientras el de los hombres creció 9%.
Los más optimistas ven como reveladores los resultados de las elecciones especiales llevadas a cabo en una serie de distritos —como en Nueva York, donde los demócratas ganaron un escaño tras hacer del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo su bandera— y la consulta sobre el aborto celebrada en agosto en el estado conservador de Kansas.
Con un nivel de participación histórico, 60% de los votantes rechazó cambiar la Constitución del estado para restringir el derecho al aborto, un inesperado triunfo en este bastión republicano.
Ahora, en las elecciones de mitad de mandato, los votantes de cinco estados decidirán sobre iniciativas electorales referentes al tema.
Mientras en California, Michigan y Vermont deberán votar sobre enmiendas en las constituciones estatales que buscan proteger el acceso al aborto, los votantes de Kentucky y Montana serán consultados sobre propuestas para restringir el acceso a la práctica y otorgar derechos legales a los fetos.
«Seamos claros: el acceso al aborto es uno de los principales factores de motivación para los votantes. Las encuestas nos dicen eso. El número de mujeres que se registran para votar en todo el país nos dice eso. Kansas nos dice eso», dice Jenny Lawson, directora ejecutiva de Planned Parenthood Votes, el programa lanzado por el mayor servicio de salud reproductiva de Estados Unidos para apoyar las candidaturas de los defensores de este derecho.
El análisis de Barrett Marson, un estratega republicano, no es muy distinto. «La votación en Kansas fue un llamado de atención para los republicanos. Y no solo de que las restricciones más extremas del aborto no son un buen punto de partida para atraer votantes, sino que todo el tema se ha convertido en una motivación demócrata para acudir a las urnas», le dijo a The Guardian.
Ante esto, ¿cuál es la estrategia de los demócratas? ¿Y la de los republicanos?
Los demócratas han colocado el aborto en el centro de su campaña y han procurado que siga generando titulares.
«Los republicanos del MAGA (Make America Great Again, el lema de Trump) vitorearon y celebraron la primera decisión de la Corte Suprema de toda nuestra historia que no solo dejó de preservar una libertad constitucional, sino que eliminó un derecho fundamental que les fue otorgado por el mismo tribunal a tantos estadounidenses», dijo el presidente Biden la semana pasada.
Su partido también ha invertido millones de dólares en anuncios sobre el tema; cerca de US$213 millones, frente a US$11 millones destinados a ello por los republicanos, de acuerdo a AdImpact, una firma que hace seguimiento de la publicidad.
Mientras, activistas de organizaciones «provida» han visitado a potenciales votantes en sus casas para convencerlos de que apoyen a candidatos que prometen aumentar las restricciones al aborto.
Vierten argumentos parecidos a los que la joven texana Melanie Salazar comparte con la BBC: «Un procedimiento abortivo termina intencionalmente con la vida de un ser humano no nacido. Esa no debería ser la respuesta a ninguna situación».
Pero el Partido Republicano ha dejado el tema en un segundo plano para centrar los mensajes de campaña en la economía y la inseguridad.
Y algunos candidatos republicanos han suavizado su postura sobre la cuestión en los discursos y en sus webs de campaña.
Es el caso del aspirante al Senado por Arizona Blake Masters.
En una entrevista con el medio católico EWTN en marzo, dijo refiriéndose al aborto: «Cada sociedad ha tenido alguna forma de sacrificio humano o de niños, y esta es nuestra forma. Y tiene que terminar».
En agosto, el candidato respaldado por Trump le rebajó tonos a su postura en un anuncio, diciendo: «Mira, apoyo la prohibición del aborto tardío y por nacimiento parcial. Y la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo con esto. Esto nos colocaría a la par de otras naciones civilizadas».
Pero ¿qué efectos acabará teniendo todo esto? ¿Terminará el aborto cambiando el rumbo de unos comicios históricamente desfavorables para el oficialismo, como querría el Partido Demócrata?
¿O será el estado de la economía y los bajos índices del aprobación de Biden lo que terminará definiendo su resultado, tal como ha apostado el Republicano?
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