Nuevos países se suman casi a diario a la lista de naciones donde ha comenzado a circular la nueva variante de SARS-CoV-2, que apareció por primera vez a mediados de septiembre en Reino Unido.
Conocida como B117 (o también VUI-202012/01), esta cepa ha causado un aumento sin precedentes en el número de casos en el país (58.784 el 4/1/21), y se ha convertido en la variante predominante en apenas tres meses.
A finales de diciembre, por ejemplo, se estimaba que el 60% de los nuevos casos en Londres y regiones aledañas correspondían a la nueva variante.
Mucho queda aún por descubrir sobre esta cepa que tiene 23 mutaciones (17 de las cuales aparecieron abruptamente) respecto al virus que apareció hace un año en la ciudad china de Wuhan, pero lo que ha quedado en evidencia es que es mucho más contagiosa y que está desplazando a las versiones más antiguas del virus.
Según un estudio del Imperial College de Londres, la nueva cepa es cerca del 50% más transmisible que otras, y esto eleva el número R -que representa el número de personas promedio a las que una persona infectada puede contagiar- en entre 0,4 y 0,7.
Recordemos que este valor debe estar por debajo de 1 para frenar la pandemia (actualmente, en Reino Unido está entre 1,1 y 1,3).
«Hay una diferencia enorme en cuán fácil se transmite esta variante del virus», le dijo a la BBC Axel Gandy, profesor del Imperial College. «Este es el cambio más grave desde que comenzó la epidemia», agregó.
¿Pero qué tiene esta cepa que si bien no provoca casos más graves de la enfermedad, hace que la covid-19 se propague con más facilidad entre la población? ¿Cómo lo hace? ¿Y qué impacto tiene en la efectividad de las diferentes vacunas?
Cambios en la espiga
No esta claro exactamente el mecanismo que emplea para lograrlo. Pero estudios preliminares apuntan a que una de las 17 mutaciones más importantes (en la proteína en forma de espiga del virus) le permite al virus unirse mejor a una proteína en la superficie de las células humanas, facilitando así la infección.
Cualquier cambio que facilite la entrada del virus en la célula jugará en su favor.
Esta mutación (conocida como N501Y) parece ser una adaptación importante, le dijo recientemente a la BBC Nick Loman, del Covid-19 Genomics UK Consortium.
Otra mutación -llamada supresión H69/V70- en la que desaparece una pequeña parte de la proteína espiga del virus- ha surgido varias veces antes, por ejemplo en los visones infectados en Dinamarca.
Investigaciones llevadas a cabo por el profesor Ravi Gupta, de la Universidad de Cambridge, indican que esta mutación aumenta la infectividad al doble en experimentos de laboratorio.
Estudios llevados a cabo por el mismo equipo de investigadores apuntan a que esta supresión hace que los anticuerpos presentes en la sangre de los sobrevivientes sean menos efectivos al atacar al virus.
Carga viral
Otra hipótesis que se baraja para explicar el alto número de contagios que provoca la nueva cepa se centra en la carga viral.
Según estudios preliminares (aún no revisados por pares) realizados por el Laboratorio de Salud Pública de Birmingham, el 35% de las muestras de pacientes infectados con la cepa B117 tenían altos niveles de virus, en comparación con solo un 10% de los pacientes infectados con otra variante.
Es decir, la carga viral en la nariz y garganta de las personas con la nueva cepa era mayor, un factor que facilita el contagio.
No obstante, los investigadores señalan que se necesita recoger y analizar más evidencia para llegar a conclusiones firmes.
Por otro lado, la cepa ha demostrado ser más prevalente en niños y jóvenes.
No se sabe si esto se debe a que la variante es más eficiente infectando a este sector de la población, o este aumento se debe a que en estos últimos meses en Reino Unido las escuelas permanecieron abiertas, mientras que las actividades de los adultos se vieron reducidas por distintas medidas de confinamiento y distanciamiento social.
Relación entre la nueva variante y la vacuna
Una de las preguntas más acuciantes frente al surgimiento de esta cepa es si las vacunas tendrán el mismo grado de efectividad que para la variante original.
Según Lawrence Young, profesor de la Universidad de Warwick, la información de la que se dispone hasta el momento parece indicar que las vacunas serán efectivas contra la nueva forma del virus.
«Las variantes del virus han estado presentes desde el principio de la pandemia y son producto del proceso natural por el cual los virus se desarrollan y adaptan a su huésped a medida que se replican».
«La mayoría de estas mutaciones no tienen efecto en el comportamiento del virus, pero muy ocasionalmente pueden mejorar su habilidad para infectar y/o volverse más resistentes a la respuesta inmune del cuerpo», dice Young.
Se necesita investigar más para entender por qué la variante se está esparciendo tan rápidamente, pero los primeros indicios apuntan a que las vacunas serán efectivas contra él.
Entretanto, se sabe que el mecanismo de transmisión de la nueva cepa es el mismo que para las otras (por la inhalación de gotas pequeñas y aerosoles que contienen el virus y que quedan flotando en el aire), con lo cual sigue siendo vital continuar con las medidas de aislamiento, higiene y distancia social.