¿No puedes quedarte quieto? ¡Genial!
No, en serio, son buenas noticias. Pese a lo que tu profesor te decía, puede que no sea un hábito tan malo.
Resulta que si eres muy inquieto, además de ser potencialmente irritante para todos los demás, tus hábitos de distracción podrían resultar beneficiosos para tu cuerpo y tu mente.
La científica, arpista y presentadora de la BBC Kat Arney examina en este artículo por qué algunas personas juguetean con lapiceros, garabatean o sacuden la pierna repetidamente.
¿Qué significa ser inquieto?
En inglés existe un término para este tipo de movimientos repetitivos: «fidget».
«En mi laboratorio definimos los ‘fidgets’ como cualquier tipo de movimiento que no es directamente relevante para la tarea en cuestión», asegura la neurocientífica de Nueva York Anne Churchland.
Dentro de eso, hay diferentes categorías.
Hay un tipo que tiende a ser repetitivo y rítmico, como jugar con un lapicero o mecer una pierna.
Esto es diferente de un segundo tipo de fidget en el que una persona se siente incómoda y podría necesitar moverse en su silla.
Un tercer tipo lo realiza alguien como un músico o un deportista, ya que adoptan un comportamiento que conocen muy bien, explica Churchland.
Por ejemplo, un jugador de béisbol podría tener una serie de fidgets complicados que hace cada vez que sale a batear y que, en su opinión, forman parte de esa acción.
¿Por qué lo hacemos?
A primera vista, estos movimientos no tienen mucho sentido: consumen energía, por lo que hay un costo metabólico.
Y luego está el precio social que hay que pagar: ¡a menudo molestan a las personas que nos rodean!
Pero seguro que estas acciones deben tener algún propósito.
Anne Churchland cree que su función podría estar estrechamente vinculada con la actividad cerebral, como la toma de decisiones.
Ayuda para pensar
«Las difíciles tareas cognitivas en las que nuestros avanzados cerebros humanos participan toman como base una maquinaria que originalmente evolucionó para mover el cuerpo», asegura Churchland.
«Entonces, tal vez para algunos tipos de comportamientos cognitivos, la forma en que ponemos en marcha esa maquinaria neuronal es moviéndonos».
En otras palabras, aunque tenemos la idea de que debemos estar tranquilos y quietos para pensar, ese no es el caso para todos.
«Puede ser que para muchos, pensar signifique moverse», dice Churchland.
«Necesitan participar en esos movimientos para poner en funcionamiento su cerebro pensante».
Mejor concentración
El psicólogo clínico Roland Rotz se especializa en el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y también es coautor del libro Fidget to Focus («Moverse para concentrarse»).
Según él, estos movimientos son la forma natural en que nuestro cuerpo nos ayuda a concentrarnos.
«Cuando no estamos bien concentrados o tenemos dificultades para hacerlo o prestar atención, esta es la forma natural del cuerpo de estimularse a sí mismo», explica Rotz.
Es un comportamiento que se ve más en los pacientes con TDAH, pero es una estrategia inconsciente que usamos casi todos.
¿Menos riesgos para la salud?
El costo energético de estos movimientos también podría resultar beneficioso.
Janet Cade, profesora de epidemiología nutricional de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, realizó un estudio a lo largo de 12 años en mujeres, observando cuánto tiempo pasaban sentadas y cuánto tiempo dedicaban a otras actividades.
También se les hicieron preguntas sobre sus movimientos nerviosos.
Durante ese período de 12 años, descubrieron que las mujeres que eran particularmente sedentarias, y que tampoco presentaban muchos de estos movimientos, tenían un mayor riesgo de muerte durante ese tiempo.
Sin embargo, las mujeres que los hacían con frecuencia, en realidad, tenían un riesgo reducido de muerte: las inquietas tenían un 30% menos de probabilidades de morir durante el estudio en comparación con las que permanecían quietas hasta cinco horas seguidas.
¿Por qué? Estos movimientos nos ayudan a autorregular nuestro peso quemando calorías, nos ayudan a mantenernos en forma y también podrían reducir el estrés, asegura Cade.
Entonces, ¿deberíamos ver el fidget como parte de un estilo de vida saludable?
En esencia, sí. Si no eres muy activo, puedes compensarlo con estos movimientos nerviosos.
Controlar y calmar el dolor crónico
Estudios han demostrado que actividades como el tejido de punto, que los expertos pueden considerar como una estrategia de fidgettáctil, pueden obrar maravillas en nuestro bienestar mental.
Betsan Corkhill, directora de una organización llamada Stitchlinks, es una firme creyente en las propiedades terapéuticas de la artesanía y del tejido en particular.
Dirige un grupo de tejido de punto para personas con dolor a largo plazo, ya que se ha descubierto que ayuda a controlar las molestias crónicas.
Y una encuesta de 2013, con respuestas de más de 3.500 tejedores en 31 países, reforzó aún más sus cualidades mágicas.
«Nuestro hallazgo más significativo fue que cuanto más tejen, más felices y tranquilos se sienten», dice Corkhill.
Ayuda para los enfermos de demencia
Dave Bell es un enfermero especialista en salud mental que trabaja para la ONG Dementia UK.
Para muchos de sus pacientes, los fidgets son comunes, ya sea caminando o jugando con la costura de un vestido.
A menudo se debe a que una persona con demencia se siente incómoda físicamente o tiene dolor.
Para algunos, pueden ser factores ambientales los que los hacen sentir psicológicamente incómodos, mientras que para otros es el daño cerebral en sí mismo el que causa el comportamiento repetitivo.
Pero, aunque pueda parecer angustiante, esta inquietud en realidad podría ser una forma de calmarse.
«Creo que la persona que lo está experimentando, cuando hace cosas con las manos o camina, es muy posible que esté reduciendo algo de su estrés», afirma Bell.
Stitchlinks ha estado creando manguitos tejidos con cuentas, botones, campanas y cintas para proporcionarles a las personas en residencias de ancianos una herramienta para sus fidgets.
La Sociedad para el Alzheimer ha diseñado un artilugio de madera con la Universidad de Central Lancashire para ayudar a reducir la ansiedad en personas con demencia.
Bell dice que los efectos son asombrosos: «He visto el cambio en el comportamiento que le sucede a alguien cuando tiene esto».
¿Movernos o no movernos?
Los movimientos repetitivos, más que ser un síntoma de falta de concentración que necesita ser suprimido y silenciado, en realidad nos ayudan a muchos a relajarnos, concentrarnos y abarcar las tareas de manera más efectiva.
Así que, ¿deberíamos todos estar jugando, retorciéndonos, girando y dando empujones para mejorar nuestra concentración en el aula o para superar una tarea tediosa?
«Es un buen acto de equilibrio», dice Roland Rotz.
A veces, un garabato puede volverse más interesante que la clase, ahí es cuando sabes que el fidget no está funcionando realmente como herramienta para mejorar la concentración.
«El mejor garabato podría ser sombrear», dice el psicólogo. «Solo un movimiento sutil, rápido y rítmico».
Entonces, el tipo de fidget que hagamos importa.
Además, los fidgets para concentrarse de una persona pronto pueden convertirse en una distracción exasperante para los demás.
Así que, adelante, toca, golpea y gira los dedos, pero recuerda, ¡agítate de manera responsable!