Después de transcurrir días negándolo, las autoridades iraníes admitieron que derribaron «por error» el avión de Ukranian International, en un incidente que causó 176 muertos el pasado 8 de enero.
El incidente se originó apenas unas horas después de que Irán lanzó al menos una decena de misiles balísticos contra las bases iraquíes que albergan tropas estadounidenses, en lo que describieron como una venganza por el asesinato del comandante de alto rango Qasem Soleimani.
Soleimani murió el 3 de enero por un ataque con aviones no tripulados instruido desde la Casa Blanca.
En medio de estas tensiones, dice Irán, las defensas aéreas del país derribaron erróneamente el vuelo PS752, matando a las 176 personas que viajaban a bordo.
Si bien Irán inicialmente negó su responsabilidad, las agencias de inteligencia estadounidenses y canadienses pronto descubrieron evidencia de que uno de los misiles tierra-aire del país había causado el accidente. Lo mismo señalaron autoridades ucranianas.
Esta situación llevó a una importante presión internacional para que Irán investigara abiertamente el caso.
La confesión
La decisión de Teherán de revertir sus declaraciones iniciales y asumir la responsabilidad por el derribo del avión causó una respuesta positiva de varios países, incluidos aquellos cuyos pasajeros estaban a bordo: Canadá, Reino Unido, Alemania y Suecia.
Pero representantes de estos gobiernos también dijeron que el reconocimiento debería ir seguido de un comportamiento constructivo de Irán.
Es probable que esto signifique una investigación transparente, la repatriación de los cuerpos y la indemnización a las familias de las víctimas, así como tomar las medidas necesarias para garantizar que se eviten tragedias similares en el futuro.
En el frente internacional es poco probable que la caída del vuelo PS752 provoque repercusiones efectivas e incluso podrá brindar una oportunidad para calmar algunas de las tensiones que han estado latentes en los últimos meses.
En el frente interno, sin embargo, este trágico accidente podría tener consecuencias mucho más profundas.
La reacción
Apenas unos días antes de que el vuelo ucraniano fuera derribado, el pueblo iraní mostró un nivel sin precedentes de unidad cuando millones de personas salieron a las calles de todo el país para condenar la muerte de Soleimani.
Esto parecía indicar que ante la amenaza externa de confrontación militar, los iraníes de diferentes orígenes políticos y económicos podrían unirse y dejar de lado sus divisiones.
Pero el derribo del vuelo PS752 y los desmentidos posteriores de las autoridades causaron que viejas divisiones resurjan y se vuelvan aún más agudas.
Si bien la admisión de culpa podría mitigar algunas de las críticas hacia el grave mal manejo de la situación, muchos creen que el gobierno trató de ocultar pruebas para evitar asumir su responsabilidad antes de que la presión internacional aumentara.
Es probable que esto reviva las divisiones y los disturbios que estallaron en noviembre pasado, cuando el gobierno iraní aprobó un fuerte aumento en los precios del combustible.
Esta medida provocó grandes manifestaciones en todo el país y dio lugar a una represión generalizada y la muerte, al menos, de 300 personas.
Consecuencias
Si bien reconocer la verdad es un primer paso importante, el pueblo iraní probablemente exigirá la rendición de cuentas y el enjuiciamiento de los responsables, así como la adopción de todas las medidas necesarias para garantizar que esto no vuelva a suceder.
También prestarán atención a cómo las autoridades iraníes tratan a las víctimas del accidente aéreo. Una prueba importante aquí será si sus funerales resultarán en duelo nacional, similar al de Soleimani, o en su lugar serán ignorados.
Todas estas demandas se agregarán a las quejas anteriores sobre el estado de la economía y las limitaciones de algunas libertades sociales.
Las elecciones parlamentarias se llevarán a cabo en poco más de un mes y la discordia interna sobre este choque podría generar más disturbios.
La tensión con Occidente ha disminuido, pero está lejos de terminar.
La forma cómo el gobierno maneja las repercusiones de este accidente aéreo podría ser un momento decisivo para Irán.