Si buscas en redes sociales el hashtag #tradwife te encontrarás con imágenes que platillos preparados en casa y pasteles recién horneados con leyendas como «el lugar de una mujer es su casa» o «tratar de ser como un hombre es un desperdicio para una mujer».
Se trata de las #TradWives, un movimiento que está creciendo rápidamente en internet y que está formado por mujeres que promueven los papeles ultratradicionales de género.
Alena Kate Pettitt es una de ellas. Vive en Reino Unido y dice que se trata de «someterte a tu esposo y consentirlo como si fuera 1959».
Alena propaga su mensaje en las reses sociales y en su blog The Darling Academy.
«Allí hablo sobre etiqueta, estilo de vida femenino, tareas del hogar y cómo ser una esposa tradicional», le cuenta a la BBC.
Los esposos primero
Alena escribe en su blog artículos en los que dice cosas como esta: «Si quieres un matrimonio feliz, siempre debes poner a tu esposo por delante».
«No quiero que mi esposo llegue a casa, después de un largo día de trabajo y tenga que cocinar para mí, porque mi papel es estar en casa, mi trabajo consiste esencialmente en hacer las tareas del hogar», dice.
El término tradwife es controvertido, particularmente en Estados Unidos, porque tiene asociaciones con la extrema derecha. Pero muchas mujeres que se describen a sí mismas como esposas tradicionales rechazan esa asociación.
Para Alena, ser una esposa tradicional es «ser una ama de casa que está feliz de someterse a su esposo».
«Mucha gente quiere poner etiquetas al movimiento y muchas veces son nombres en los que ni siquiera has pensado», dice Alena.
«Alguien dijo una vez que es ‘el tipo de esposa que promovió el Tercer Reich’, y yo no tenía ni idea de eso».
«Me sentía como una extraña en los 90»
Alena cuenta que cuando era estudiante, en la década de 1990, no era «particularmente popular».
«No me gustaba la cultura de la época y definitivamente me sentía como una extraña».
«Los mensajes eran ‘hay que pelear con los hombres, hay que salir y ser independientes, romper el techo de cristal’, pero yo sentía que había nacido para ser esposa y madre», cuenta.
«Con lo que yo realmente me sentía identificada eran los viejos programas de TV de los 1950 y los 1960».
Alena creció en un hogar si padre. Su madre salía todos los días a trabajar y la casa, dice, era «una carga enorme» para ella.
«Supongo que entonces me di cuenta de que yo no quería esa misma vida».
«La rebelión realmente surgió cuando conocí a mi esposo. Él también era muy tradicional, así que se identificó con eso. Me dijo: ‘Sé que quieres un hombre que te cuide y que te haga sentir segura’ y se ofreció a ser esa persona».
«En cuanto eso ocurrió me dije: ‘Al fin alguien se da cuenta, al fin puedo ser yo misma y no esconder lo que soy'».
«Fue como si el cuento de hadas se hiciera realidad».
A los 20, Alena dice que era «la típica mujer de carrera».
«Me fui a vivir a Londres y trabajaba mucho porque el mensaje en esa época, en series como Sexo en Nueva York (Sex and the City), era que eso era aparentemente fabuloso y liberador, que tenía que estar en contacto con mi lado sexual».
Pero se dio cuenta de que en las redes sociales había un movimiento «casi clandestino» de mujeres que se sentían igual que ella, que extrañaban «todos los aspectos tradicionales de ser un ama de casa».
Y así surgió The Darling Academy.
Pronto surgieron críticas de algunas feministas que pensaban que mujeres como Alena estaban rechazando todo lo que ellas habían ganado con la lucha por la igualdad en el trabajo.
«Mi opinión sobre el feminismo es que se trata de elecciones. Si dices que puedes ir al mundo laboral y competir con los hombres, pero no puedes quedarte en tu hogar, con eso me estás quitando una opción que elegir», explica.
«Pienso que ser una esposa tradicional es sobre invertir en tu esposo, en tu familia e inspirarlos para ser las mejores personas posibles. Es algo totalmente altruista».
«Lo opuesto es ser alguien inherentemente egoísta que sólo se dedica a tomar de los demás».
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