Las fotografías y los videos publicados en redes sociales de la agresión a Orlando José Figuera, de 21 años, por parte de unos pocos manifestantes antigubernamentales el sábado forman ya parte de la iconografía de los más de 50 días de protestas en Venezuela.
Junto a esa imagen estará la del manifestante que se prende fuego al tratar de destrozar una motocicleta de la policía y la de una tanqueta atropellando a un joven, entre otras.
Resúmenes de un conflicto que se cobró este lunes otras víctimas en Barinas, el estado natal de Hugo Chávez, donde murieron tres personas.
Van 51 fallecidos, según el conteo de la Fiscalía, aunque de acuerdo al recuento que publicó este lunes el Ministerio de Información serían 61.
En la lista no se encuentra Figuera, que sobrevivió al ataque, pero sí cuatro personas que el gobierno considera víctimas del «sicariato contra chavistas«.
Pese a que las circunstancias del hecho del sábado no están claras, el presidente Maduro le dio una connotación política al hecho.
«Una persona fue incendiada, golpeada, apuñalada (…) casi lo linchan porque uno gritó que era chavista», dijo el domingo en su programa de televisión semanal.
Quemaduras en el 80% del cuerpo
Tras ser atendido en un centro de salud cercano después del incidente, Figuera fue trasladado al hospital Domingo Luciani en el este de Caracas.
Según el parte médico, el paciente sufre «quemaduras de primero y segundo grado en 80% de la superficie corporal, herida por arma blanca en región temporo-parietal derecha con sangrado activo y heridas por arma blanca» en diversas partes.
Los hechos ocurrieron cerca de la plaza Altamira, bastión de la oposición y donde los manifestantes se repliegan ante el lanzamiento de bombas lacrimógenas y chorros de agua a presión.
En las imágenes se aprecia cómo le rocían combustible y en una fotografía hasta se ve a un joven con la cara tapada con un mechero antes de prenderle fuego.
Entonces, ya envuelto en llamas, la víctima sale corriendo.
En un video publicado en las redes sociales se ve cómo algunos manifestantes tratan de protegerlo de otras personas que quieren seguir agrediéndolo una vez apagado el fuego y ya casi desnudo y con el cuerpo quemado.
El domingo, el Ministerio Público informó que el fiscal y los expertos criminalistas fueron al hospital para constatar el estado de salud de la víctima.
Testigos citados por la agencia Reuters afirman que los agresores acusaban a la víctima de ser un ladrón.
El linchamiento contra presuntos delincuentes se ha extendido en Venezuela, un país con altos índices tanto de criminalidad como de impunidad.
«El presidente Nicolás Maduro dio la orden de darle máxima atención», dijo este lunes el ministro de Información, Ernesto Villegas, sobre el joven quemado.
«Todos los casos de violencia política han tenido esa instrucción del presidente, pero particularmente éste que tiene tanta relevancia», agregó.
Violencia creciente
Pese a los llamados a la movilización pacífica de gran parte de los líderes de la oposición, las protestas contra el gobierno suelen concluir en enfrentamientos violentos entre algunos manifestantes, encapuchados y armados con cócteles molotov, y los cuerpos de seguridad.
Las protestas superan ya los 50 días y no hay final a la vista. Tuvieron como detonante las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) a finales de marzo, por las que le restaba poderes a la Asamblea Nacional. Y ya se han cobrado más víctimas que las de 2014 en mucho menos tiempo.
La oposición ha criticado el uso desmedido de la fuerza para reprimir y varios agentes de la seguridad del Estado están imputados por la fiscalía por la muerte de manifestantes por disparos con balas.
El gobierno, por su parte, defiende la gestión de la policía y la Guardia Nacional (policía militarizada) y considera como «terroristas» las actividades de una oposición de «ultraderecha» apoyada por Estados Unidos para promover la desestabilización y un golpe de Estado.
Este lunes, la sede del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en Barinas, la capital del estado del mismo nombre, fue incendiada, según denunció el vicepresidente Tareck El Aissami.
En Caracas y otras ciudades del país profesionales de la salud protestaron más temprano contra la crisis del sector sanitario y la acuciante escasez de medicinas.
La concentración en la capital fue disuelta por efectivos de seguridad que usaron gases lacrimógenos y vehículos antimotines para contener el avance de los marchistas, como ha sucedido casi a diario.
En medio de la ola de la agitación, El Aissami también denunció destrozos en un centro de salud en Caracas y una flota de autobuses públicos.
«Persecución»
«El chavismo es víctima de una persecución por razones políticas e ideológicas», dijo este lunes la canciller, Delcy Rodríguez.
En días pasados, el presidente Maduro ya vinculó el chavismo con los judíos perseguidos, y diversos miembros del gobierno califican las acciones de la oposición como «nazis» y «fascistas».
El gobierno denuncia agresiones verbales y físicas vistas en las redes sociales contra guardias nacionales o supuestos simpatizantes chavistas, así como los escraches en diversos países contra familiares de dirigentes y miembros del cuerpo diplomático venezolano.
Ambas partes publicitan y condenan las escenas de violencia del otro lado en medio de una espiral de tensión y caos que se extiende por todo el país.
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