El objetivo era derribar a Nicolás Maduro, pero quien parece haber salido peor parado es su gran rival, Juan Guaidó.
La llamada «Operación Gedeón», el intento fallido de desembarco de grupos armados en Venezuela del 3 de mayo, dejó, de acuerdo con el relato del gobierno, 8 muertos y cerca de medio centenar de detenidos.
Y también una potencial crisis en el seno del bloque opositor al presidente venezolano y muchas dudas en torno a su estrategia y a su líder, Guaidó.
Quizá porque el gobierno es consciente de ello, los medios de comunicación estatales no dejan de hablar de un episodio que, según muchos analistas, obliga a la oposición a replantearse su política.
¿Cómo afecta a Guaidó?
El escándalo salpicó a Guaidó cuando Jordan Goudreau, el ex boina verde estadounidense que dijo estar al mando de la incursión, mostró un contrato supuestamente firmado por el líder opositor.
Goudreau también difundió una grabación en la que aparentemente se escucha la voz de Guaidó diciéndose dispuesto a firmar el documento.
Guaidó negó tener nada que ver con la operación, de la que dice que fue «infiltrada y manipulada» por el gobierno de Maduro, pero no ha aclarado si la firma es suya.
Días después aceptó la renuncia de sus dos asesores implicados en las conversaciones con Goudreau meses antes del intento de invasión.
El analista Dimitris Pantoulas le dijo a BBC Mundo que «la oposición ha dado muchas versiones distintas en los últimos días».
Sin embargo, Adriana Pichardo, diputada de Voluntad Popular, el partido de Guaidó, asegura: «Ha quedado demostrado que no tuvimos nada que ver».
El oficialismo ya ha emitido su veredicto y el pasado jueves Cilia Flores, esposa de Maduro, aseguró que «Juan Guaidó no se salva de esta», alimentando los rumores de una posible detención, un paso que el gobierno hasta ahora no ha dado pese a que en enero de 2019 se proclamó presidente encargado del país en su condición de líder de la Asamblea Nacional.
Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis, cree que «para Guaidó es casi imposible salir ileso en términos de popularidad», más allá de cuán implicado estuviera en el complot.
«Fue un fracaso integral, no solo por su resultado, sino por su diseño original impresentable», indica el experto, que señala que se comprometieron fondos públicos sin la preceptiva autorización de la Asamblea Nacional.
Muchos ven síntomas de agotamiento en el liderazgo de Guaidó.
Para Pantoulas, el dirigente «está en su momento más bajo» porque «ha pasado mucho tiempo y no ha logrado resultados en la búsqueda de un cambio político en Venezuela».
Guaidó estableció una vía clara en el lema «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres», pero 16 meses después, Maduro sigue en el Palacio de Miraflores.
Pese a todo, no se antoja probable una sustitución de Guaidó al frente de la oposición.
Jesús «Chúo» Torrealba, encargado de la coordinación de las fuerzas opositoras en el pasado, le dijo a BBC Mundo que «la cárcel, la represión y el exilio han mermado las vanguardias políticas en Venezuela», lo que dificulta cualquier recambio.
Pero, para Torrealba, «no se trata de cambiar de vocero, sino de cambiar de política».
Por otra parte, el apoyo decidido de Estados Unidos a Guaidó, al que también apoyan decenas de países, sigue siendo aparentemente decisivo y disuade a quienes podrían retarlo.
¿Qué puede hacer la oposición?
Poner a todos de acuerdo en la heterogénea oposición venezolana ha sido tradicionalmente una tarea difícil, algo que Maduro ha sabido explotar desde que llegó al poder.
Pero desde que Estados Unidos, y después la mayoría de países europeos y latinoamericanos, reconocieron a Guaidó como presidente interino de Venezuela, las tesis de su partido, Voluntad Popular, parecen haberse impuesto.
Para Pantoulas, quienes han diseñado la estrategia de la oposición desde entonces «están convencidos de que Maduro tiene que salir sea como sea, incluso en el tiempo más corto, aunque sea de una manera violenta».
Muchos creen que el padre de esta política es Leopoldo López, mentor de Guaidó, que vive refugiado en la residencia del embajador de España desde que el 30 de abril de 2019 escapó de su arresto domiciliario en medio de otra asonada que la seguridad del Estado controló en pocas horas.
Henri Falcón, rival de Maduro en las presidenciales de 2018, que Voluntad Popular y otras formaciones de oposición boicotearon alegando falta de garantías, afirma que «cada vez que el extremismo venezolano sigue en esta ruta, atornilla al gobierno».
«No están haciendo política; se amarraron a la violencia y siguen esperando a que Estados Unidos les resuelva el problema», se queja Falcón.
Ahora, crecen las voces que reclaman un cambio de rumbo.
Tras los intentos de desembarco, el partido Primero Justicia, uno de los principales en la oposición, emitió un comunicado desmarcándose de la incursión y reclamando la destitución de los dirigentes implicados en su gestación, haciendo así pública una fisura que podría agrandarse en las próximas semanas.
Un diputado opositor que pidió no dar su nombre le dijo a BBC Mundo que «hay una gran crisis» dentro de la oposición, porque la «ruta planteada en 2019 luce agotada».
Pronosticó que en las próximas semanas Guaidó tendrá que aceptar cambios en el llamado centro de gobierno, el paralelo al de Maduro, en el que López ha ejercido hasta ahora como coordinador y llevado la voz cantante.
«Aunque Guaidó siga, la unidad opositora va a tener que empezar a gobernarse colectivamente y debemos ser más los que participemos en la toma de decisiones y el manejo de los fondos», reclamó el diputado.
Torrealba, conciliador en el pasado de las diferentes visiones, lo tiene claro: «La oposición necesita con urgencia rebasar la idea peregrina de que es posible solventar la crisis nacional por la vía de un quiebre de la Fuerza Armada o de una providencial intervención extranjera».
En palabras de Pantoulas, se trata de plantear «ideas claras para lograr un cambio de régimen por la vía pacífica».
Pero eso no parece sencillo.
Pantoulas detecta las «presiones internas para que Leopoldo López y Voluntad Popular cedan la batuta que han llevado hasta ahora. Pero también hay presiones de gente que está fuera y tiene ideas maximalistas, como Carlos Vecchio, Iván Simonovis o Antonio Ledezma, que no entienden la dinámica dentro de Venezuela».
Estos dirigentes exiliados parecen seguir inclinados hacia la tesis de que cualquier opción es válida para sacar a Maduro del palacio de Miraflores y «restablecer la democracia».
«Amenaza creíble»
Esa tesis tiene todavía defensores dentro de Venezuela, como María Corina Machado, del partido Vente Venezuela, que insiste en su idea de que «hace una falta una coalición internacional y una amenaza creíble del uso de la fuerza» para que Maduro se vaya.
Así, Pantoulas ve a Guaidó atrapado por sus compromisos de «contentar a todo el mundo», lo que le ha llevado a cometer «errores» como el de la «Operación Gedeón».
En el horizonte, unas elecciones legislativas que deberían celebrarse este año, ahora en duda por la inesperada aparición del coronavirus.
Si se convocan, la disyuntiva de participar o no podría dividir aún más a la oposición.
Todo esto lleva a León a concluir que «la oposición parece haber agotado las rutas».
«Su objetivo inmediato ya no puede ser el cambio de gobierno, sino un cambio interno para rescatar la magia, la esperanza y la articulación y, entonces, volver a replantear su lucha».
Qué pasa con el gobierno… y con la gente
Acostumbrado a repetir que es víctima de una conspiración internacional a la que achaca los males del país, el gobierno de Maduro lleva días explotando políticamente la incursión fallida con un amplio despliegue en los medios estatales, en los que la oposición está vetada.
Pantoulas afirma que, tras el patinazo de la operación, «Maduro sale beneficiado, pero por poco tiempo».
«Son tantos los problemas económicos y de infraestructura que el asunto pronto habrá sido olvidado».
La escasez de gasolina, la falta de agua, las fallas eléctricas, el mal estado de los hospitales y la desnutrición siguen castigando a los venezolanos en un momento en que la pandemia amenaza con provocar una emergencia sanitaria sin precedentes y darle el golpe de gracia a una economía que se ha reducido a menos de la mitad desde que Maduro es presidente.
Para Torrealba, los actores políticos se han alejado de las preocupaciones del venezolano de a pie.
«Es manifiesta la distancia entre lo que piensan los ciudadanos y lo que piensan gobierno y oposición, que disputan en la imposición de una narrativa que no le interesa absolutamente a nadie».
«Enfrentar la pandemia va a requerir de todas las fuerzas de la nación y un consenso mínimo parece todavía más difícil después de esta comedia bufa» del desembarco.