La recomendación es familiar: el consumo del ácido graso omega 3 es bueno para el corazón.
Esa es la razón por la cual millones de personas en distintas partes del mundo recurren a suplementos de aceite de pescado.
O buscan consumirlo de manera natural, en alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 como las espinacas o pescados como la sardina, el atún, el salmón, la trucha, el bonito, el pez espada, el rodaballo, la caballa, la anchoa y el arenque.
Sirva como referencia que al menos 10% de los estadounidenses toma pastillas de omega 3, según refiere el periódico The New York Times.
Pero un estudio publicado recientemente afirma que ingerir estos suplementos no disminuye el riesgo de sufrir ataques cardíacos, derrames cerebrales o tener problemas coronarios.
«No hay evidencia que respalde esta creencia. Se ha instaurado a lo largo de las últimas décadas, pero se basó en estudios que no se realizaron con suficiente rigor», afirmó Lee Hooper, quien participó en la investigación.
La profesora en nutrición de la Universidad de East Anglia, Reino Unido, explicó cómo llegaron a esa conclusión en el sitio web The Conversation, que recopila estudios académicos recientes.
Más de 100.000
El hallazgo se basa en el análisis de 79 ensayos clínicos realizados con anterioridad.
La revisión, coordinada por el centro de investigación científica Cochrane, se llevó a cabo a solicitud de la Organización Mundial de la Salud para establecer los efectos que tiene sobre el organismo los suplementos de Omega 3.
«Evaluamos los estudios que tuvieron una duración de al menos 12 meses y en los que el período de seguimiento osciló entre uno y ocho años. Analizamos los casos de 112.059 pacientes», dijo Hooper.
Según los científicos, los suplementos de pescado no tienen ningún beneficio (o perjuicio) para el corazón.
Entonces, ¿de dónde salió la creencia?
Orígenes fríos
Todo comenzó con un estudio publicado en junio de 1971 en la revista científica The Lancet.
En la década de los 70, los hábitos de un grupo de 130 esquimales que vivían en la costa oeste de Groenlandia fueron analizados por investigadores daneses.
Les realizaron varios exámenes y detectaron que sus niveles de colesterol y triglicéridos eran bajos, pese al consumo regular de carne alta en grasa.
La dieta de los esquimales es muy particular.
Debido al clima extremo del Ártico, no pueden cultivar frutas, vegetales ni granos. Comen lo que cazan, principalmente en el mar: pescado, focas y ballenas.
Así que los científicos daneses concluyeron que era el régimen alimenticio de los esquimales lo que explicaba la baja incidencia de ataques cardíacos y la ausencia de diabetes mellitus en esa población.
Fue así como surgió la recomendación de que el consumo de pescado era bueno para prevenir enfermedades coronarias.
Y a partir de ese momento empezó la popularidad de las pastillas de aceite de pescado, que contiene grandes cantidades de Omega 3.
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