Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos son una oportunidad única para deleitarse con los niveles extremos de fuerza, velocidad, resistencia y destreza de los mejores atletas del mundo.
Pero además de asombrarnos con sus proezas físicas, podemos aprender valiosas lecciones de estos superhumanos sobre nuestra vida diaria, aunque no sea en una pista de atletismo.
Rutina y hábitos
Para convertirse en deportistas de élite, los atletas olímpicos necesitan practicar y practicar y practicar un poco más.
Los mejores velocistas, como los estadounidenses Noah Lyles y Sha’Carri Richardson, realizan repetidamente los mismos movimientos precisos: arrancadas, ejercicios de aceleración y ejercicios de entrenamiento de fuerza y tronco, como sentadillas y peso muerto.
Aunque este nivel de repetición pueda parecer aburrido, en realidad ayuda a los atletas a mantener altos niveles de motivación y disciplina. No malgastan energía cognitiva (poder cerebral) en planificar su tiempo de forma diferente.
Entrenar de la misma manera y comer lo mismo se convierten en hábitos diarios que favorecen la eficacia y la intensidad, algo a tener en cuenta cuando se tiene la sensación de que el trabajo es aburrido.
Encontrar la motivación
Establecer objetivos es otra importante herramienta de motivación para estos atletas.
Entre los objetivos a largo plazo está, obviamente, clasificarse para los Juegos Olímpicos y luego ganar una medalla o incluso batir un récord.
Representar a tu país tiene algo muy motivador, especialmente en 2024 para los atletas ucranianos.
Como dijo la saltadora de altura Yaroslava Mahuchikh: «Todos luchamos por nuestro pueblo, por nuestros soldados. Queremos demostrar a todas las personas del mundo que seguiremos luchando, que la guerra no ha terminado».
La motivación también proviene de preocuparse por lo que uno hace.
El dos veces ganador de la medalla de oro olímpica Andy Murray, que planea retirarse después de representar a Gran Bretaña en estos Juegos, comentó recientemente que desearía poder seguir jugando al tenis para siempre porque le gusta mucho este deporte.
Hacer un trabajo que te gusta es de gran ayuda para mantener un alto nivel de rendimiento.
Gestión del estrés
Para la mayoría de nosotros es difícil imaginar lo estresante que debe ser tener que rendir al máximo nivel en un solo momento mientras el mundo nos observa.
Para hacer frente a esta intensa presión, algunos atletas intentan adoptar una «mentalidad de crecimiento», en la que se empeñan en aprender de las situaciones para reducir sus nervios.
Otros, como la ex mediofondista estadounidense Shannon Rowbury, usan estrategias que pueden consistir en cosas como sentirse agradecidos por las situaciones de alta presión porque indican éxito.
Otra técnica, que potencialmente podría utilizar cualquiera antes de dar una presentación o asistir a una reunión difícil, es intentar prepararse psicológicamente de antemano.
Como explicó el vallista estadounidense Grant Holloway: «Si eres capaz de visualizar tu carrera y ver lo que vas a hacer antes incluso de que ocurra, cuando empieza a dar sus frutos es algo natural».
Autonomía
La mayoría de los atletas olímpicos disfrutan de una gran autonomía en sus entrenamientos y las investigaciones han demostrado que esto puede mejorar el rendimiento al aumentar la motivación y la autonomía.
Es probable que conceder más autonomía a los empleados aumente también su motivación.
Pero también es importante que sus objetivos a largo plazo estén claros; de lo contrario, un exceso de autonomía puede ser contraproducente.
Los estudios sugieren, por ejemplo, que algunas personas encuentran difícil trabajar desde casa cuando se trata de automotivarse y tener un sentido de la dirección.
Resiliencia
El deporte de élite está lleno de momentos de resiliencia: la capacidad de un atleta para superar contratiempos aparentemente imposibles.
El mediofondista británico Ben Pattison, por ejemplo, clasificó para los Juegos de París a pesar de haber sido operado del corazón hace unos años, mientras que la vallista estadounidense Sydney McLaughlin-Levrone se perdió la temporada 2023 por una lesión, pero regresó con un récord mundial en 2024.
En el deporte, las lesiones y las derrotas están en todas partes. Fuera del deporte, los errores y contratiempos en el trabajo pueden no ser tan desgarradores, pero aun así hay que superarlos.
Como dijo una vez Michael Jordan, ganador entre muchos otros títulos de la medalla de oro olímpica de baloncesto: «He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 partidos. 26 veces me han confiado el tiro ganador del partido y he fallado. He fallado una y otra vez en mi vida. Y por eso tengo éxito».
Difícilmente alguno de nosotros llegará a considerarse tan exitoso como Jordan, y puede que nunca seamos tan rápidos, fuertes o hábiles como los atletas olímpicos que veremos en París este verano.
Pero podemos aprender del enfoque que ellos dan a su trabajo para sentirnos motivados, disciplinados y capacitados en lo que sea que hagamos.