Pueden estar vestidas con uniformes victorianos, pero no te confundas, dentro de las aulas las niñeras -y niñeros- de esta escuela aprenden habilidades tan modernas como ciberseguridad y conducción avanzada de automóviles.
Son los estudiantes de Norland, una institución que lleva 130 años educando a las niñeras más caras del mercado, que cuidarán a los niños de las familias más acomodadas de Inglaterra, incluso la familia real.
En su licenciatura de tres años en educación y atención a la primera infancia, los «norlandes» estudian algunas habilidades tradicionales del oficio, como cocinar y coser, pero también otras asignaturas como artes marciales.
«Por eso suele haber bromas sobre que somos una mezcla de James Bond con Mary Poppins«, le dice a la BBC Janet Rose, directora del colegio, y añade:
«Hemos conservado los elementos prácticos que se establecieron por primera vez en 1892, pero nos hemos asegurado con el tiempo de que el plan de estudios siga siendo relevante para la época actual; así que ahora tenemos un programa muy vanguardista propio del siglo XXI».
Pero, ¿por qué artes marciales?
«La seguridad personal es algo que nos afecta a todos ahora, por ejemplo, tuvimos algunos graduados que se vieron atrapados en el ataque de Westminster», dice la directora, refiriéndose a lo ocurrido en marzo de 2017, cuando un hombre atropelló a decenas de personas cerca del Parlamento y apuñaló a un policía.
«Nuestra graduada estuvo atrapada dentro de uno de los museos, según tengo entendido, durante unas cuatro o seis horas, y tuvo que cuidar a un niño pequeño, pero fue capaz de mantener la calma y de calmar al niño».
El primero
Actualmente, el instituto se encuentra en Bath, una ciudad al interior de Inglaterra conocida por las ruinas de los baños de la ocupación romana. Pero su origen está en Londres, donde el 25 de septiembre de 1892, Emily Ward sentó las bases de lo que sería el Instituto Norland en Norland Place.
«Al hacerlo, creó el primer establecimiento educativo que ofreció alguna clase de entrenamiento en cuidado de niños y la profesión de la enfermera de guardería capacitada», indica el colegio en su página de internet.
Las primeras candidatas provenían de instituciones que formaban maestras de escuela, como el Stockwell College y el College of Preceptors, y tenían experiencia en el cuidado de niños, ya sea de manera informal -cuidando a los miembros más jóvenes de la familia o a los hijos de amigos- o más formal, como institutrices.
Como parte de los requisitos de ingreso, las candidatas debían aprobar un examen de conocimientos generales.
Revisando los antiguos registros se puede ver que la mayoría provenía de familias de buenos recursos, ya que en la categoría de «ocupación del padre» (no había un apartado para la ocupación de las madres porque se daba por entendido que no tenían) hay más ejemplos de profesiones que de oficios.
La mayoría de las alumnas matriculadas en esos primeros años tenían entre 20 y 30 años. La edad mínima era 18, aunque existieron algunas excepciones como Edith Sperling, quien tenía 15 años cuando se matriculó en 1893.
En 1911, Emily Ward escribió que el instituto que había fundado representaba para ella un ideal: «la mejora del cuidado de los niños como la verdadera base de la vida familiar, ya que este trabajo no es servicial ni doméstico, sino educativo… porque los hábitos, los pensamientos y los ideales que se forman en la guardería, se forman para toda la vida». La importancia del trabajo de las niñeras es algo que aún defienden sus sucesoras, más de un siglo después.
«Curiosamente, considerar el cuidado de los niños como profesión es una batalla que seguimos librando hoy en día, porque cuidar niños sigue siendo visto por la sociedad como algo de bajo estatus y generalmente mal pagado. No es el caso de nuestros graduados, por suerte, pero seguimos luchando contra eso».
Salarios llamativos
Los sueldos bajos no son un problema de los estudiantes de Norland.
Rose cuenta que, además del 100% de empleabilidad, los graduados acceden a salarios muy superiores a la media.
«El ingreso promedio de nuestros estudiantes al año de graduarse es de unas 40.000 libras anuales (alrededor de US$47.500), pero a los cinco años probablemente tengan una media de más de 50.000 (cerca de los US$60.000), 65.000 (más de US$77.000), o más. En este momento tenemos puestos de trabajo en la región de los 100.000 (casi US$120.000)», describe la directora.
Mandy Edmond, vicedirectora de la escuela, dice que suelen bromear con el hecho de que las niñeras de Norland son las únicas que pueden comprar un departamento en Londres.
Esta clase de salarios atrae a muchos interesados, cerca de 240 para los 100 lugares disponibles al año.
BBC News le preguntó a Edmond si no había un riesgo de atraer estudiantes más interesados en el dinero que en el oficio.
«Siempre hay algunos que llegan con esa intención, pero eso salta a la vista en la entrevista. Llevamos 130 años haciendo esto, así que podemos distinguir a los que tienen una verdadera pasión».
Cambios graduales
Como explica Kate, una estudiante de 20 años, las ventajas económicas comienzan apenas dejan las aulas de clases.
«Nuestro cuarto año es un año de prueba, pero es básicamente un año pagado, mientras que todavía estamos en la formación; y eso es increíble comparado con mucha gente que conozco, que se gradúa y su situación sigue siendo incierta».
Otro estudiante, Ike, de 23 años, admite que la gente se sorprende cuando escuchan lo que puede llegar a ganar por cuidar niños: «No conozco a ninguno de mis amigos que vaya a hacer tanto (dinero)».
Ike es uno de los pocos estudiantes hombres que tiene el instituto. Aunque muchas cosas han cambiado desde 1892, la presencia de varones sigue siendo la excepción.
Según informa la vicedirectora Edmond, en la actualidad, sólo hay un 5% de inscritos masculinos.
Para Ike, el deseo de cuidar a otros se origina en su propia historia personal. Él y sus tres hermanas fueron adoptados por una mujer que, literalmente, cambió sus vidas con esta decisión.
«Creo que mucha gente piensa que el cuidado de niños es algo femenino, pero yo soy un tipo normal y me encanta».
¿Qué opinan los clientes de Norland de los niñeros? Janet Rose dice que, aunque lento, todo cambia.
«Por ejemplo, acabamos de introducir nuestro primer uniforme de género neutro. Tenemos una sociedad muy diversa y creemos que debemos generar estudiantes que reflejen esa diversidad».