Durante diez años miembros del grupo militante chiíta libanés Hezbolá utilizaron walkie-talkies fabricados en Israel sin saber que habían sido manipulados con explosivos que finalmente fueran detonados en un ataque sorpresa en septiembre pasado en Líbano.
Así lo revelaron dos exagentes de inteligencia israelíes. Los integrantes del Mossad -la agencia de inteligencia israelí- contaron a la cadena estadounidense CBS, socia de la BBC en Estados Unidos, cómo Hezbolá fue engañado para comprar miles de walkie-talkies y buscapersonas o beepers alterados sin darse cuenta de que eran fabricados en Israel.
El 17 de septiembre de este año, miles de localizadores explotaron simultáneamente en todo Líbano, principalmente en zonas con fuerte presencia de Hezbolá. Las explosiones hirieron o mataron a los usuarios y a algunas personas cercanas, sembrando el pánico y la confusión.
Al día siguiente, los walkie-talkies explotaron de la misma manera, matando e hiriendo a cientos de personas más.
De acuerdo a las autoridades libanesas, 42 personas murieron y miles resultaron heridas en los ataques que Israel se adjudicó dos meses después.
El país liderado por Benjamin Netanyahu afirmó que el ataque estaba dirigido únicamente contra miembros de Hezbolá, pero entre las víctimas también hubo civiles, según informaron funcionarios del Líbano.
El jefe de derechos humanos de la ONU calificó el ataque como un crimen de guerra.
«Escribimos el guión y el mundo es nuestro escenario»
Uno de los agentes, identificado como Michael, dijo en entrevista con CBS que el Mossad había ocultado un dispositivo explosivo dentro de las baterías que operaban los walkie-talkies, los cuales, según él, normalmente se llevan en un chaleco cerca del pecho del usuario.
El agente aseguró que Hezbolá había comprado hace diez años más de 16.000 walkie-talkies a «buen precio» a una empresa falsa.
«Tenemos una increíble variedad de posibilidades para crear empresas extranjeras que no pueden ser rastreadas hasta Israel», dijo Michael.
«Empresas fantasma sobre otras empresas fantasma para afectar la cadena de suministro a nuestro favor».
«Creamos un mundo ficticio. Somos una empresa de producción global. Escribimos el guión, somos los directores, los productores, los actores principales, y el mundo es nuestro escenario», agregó.
La operación, según informó CBS, se había ampliado hace sólo dos años atrás para incluir buscapersonas también conocidos como «beepers».
El Mossad dijo que descubrió que en ese momento Hezbolá estaba comprando buscapersonas a una empresa taiwanesa llamada Gold Apollo.
Entonces, creó una empresa falsa que utilizó ese mismo nombre —Gold Apollo— para ensamblar buscapersonas equipados con explosivos, sin que la empresa matriz se diera cuenta.
CBS informó que el Mossad colocó explosivos dentro con la potencia necesaria para dañar sólo al usuario.
«Probamos todo tres, múltiples veces para asegurarnos de que hubiese un daño mínimo», dijo el segundo agente, a quien CBS llamó Gabriel.
Los exagentes revelaron que el Mossad eligió específicamente un tono de llamada que sonara lo suficientemente urgente como para que alguien revisara el mensaje entrante.
Gabriel afirmó que la agencia engañó a Hezbolá para que comprara los buscapersonas, creando películas publicitarias y folletos, y compartiéndolos en internet.
«Cuando nos compran, no tienen ni la menor idea de que están comprando al Mossad», dijo.
«Creamos algo como (la película) The Truman Show, donde todo está controlado por nosotros detrás de escena».
Según CBS, en septiembre de 2024 Hezbolá ya había comprado 5.000 de los buscapersonas manipulados.
Se activaron desde Israel cuando el Mossad temió que Hezbolá comenzara a sospechar, según reportaron.
Las explosiones causaron conmoción en todo el Líbano, con detonaciones en todas partes, incluidos supermercados. Los hospitales se vieron desbordados con víctimas, muchas de las cuales quedaron mutiladas.
Gabriel dijo que había un «fuerte rumor» de que algunas personas también murieron frente al líder de Hezbolá en ese momento, Hassan Nasrallah, quien luego sería asesinado en otra operación israelí en Beirut.
En el momento del ataque, Israel y Hezbolá libraban un conflicto que se había recrudecido desde que Hezbolá disparó contra posiciones israelíes un día después del ataque sin precedentes de Hamás contra el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
Días después, mientras Hezbolá aún se recuperaba del ataque, Israel comenzó intensas oleadas de ataques aéreos contra objetivos de Hezbolá, seguidos de una invasión terrestre en el Líbano.
Las dos partes acordaron un alto el fuego el pasado 26 de noviembre.
El Líbano condenó enérgicamente los ataques con buscapersonas y walkie-talkies, mientras que el jefe de derechos humanos de la ONU, Volker Turk, dijo que lo habían dejado «horrorizado».
El método de los ataques, aseguró, «viola el derecho internacional de los derechos humanos y, según corresponda, el derecho internacional humanitario».
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