Una serie de expertos advierte de un aumento alarmante de problemas de vejiga entre los jóvenes en Reino Unido debido al consumo crónico de ketamina.
Jóvenes de apenas 21 años están siendo sometidos a cirugías importantes y riesgosas para tratar problemas vinculados a la adicción, señalan los médicos.
Beth, una adicta de unos 20 años, compartió su experiencia con la BBC: «No puedo caminar 50 metros sin tener que sentarme o correr al baño».
Las últimas cifras del gobierno estiman que el uso de ketamina en Inglaterra y Gales se ha más que duplicado desde 2016.
Y, en dicho período, el problema se ha más que triplicado en el grupo de edad menor de 25 años.
El uso crónico de ketamina afecta el revestimiento de la vejiga y puede hacer que se encoja. Como resultado, algunos departamentos de urología han creado clínicas especializadas para ayudar al creciente número de jóvenes con problemas de vejiga.
El Hospital Southmead en Bristol, una ciudad en el suroeste de Reino Unido, ayuda actualmente a unos 60 pacientes de toda la región, algunos de ellos de tan solo 19 años.
«Si ofrecemos una cirugía mayor a una persona de 21 años, la probabilidad de que sufra cualquier tipo de complicaciones después de esa cirugía [en el resto de su vida] es enorme», dice la uróloga Carolina Ochoa.
Beth actualmente es adicta a la droga, después de haberla probado cuando era adolescente, «en el aula de la escuela».
«Visible en la orina»
Beth cuenta que ahora usa ketamina como una forma de afrontar eventos traumáticos del pasado.
«Es sólo un poco de escapismo. Desafortunadamente, después de algunas cosas que han sucedido en mi vida y que me han llevado a tomar estas decisiones, y el trastorno de estrés postraumático, también sufro [con mi] salud mental”, le dice a la BBC.
“La ketamina fue una suerte de refugio”.
Beth ahora también está lidiando con el impacto físico del uso prolongado de esta droga.
Su consumo le provocó el crecimiento de un tumor benigno en la vejiga, que tuvo que ser quemado. Beth cuenta también que pudo ver la droga flotando en su orina durante un estudio en el hospital.
¿Qué es la ketamina?
La ketamina se usa ampliamente en el Servicio Nacional de Salud británico (NHS, por sus siglas en inglés) como anestésico, sedante y analgésico, y también se usa comúnmente en animales.
Debido a sus efectos alucinógenos, también se la considera una «droga de fiestas».
La droga fue el principal motivo citado en la muerte accidental del actor de la serie Friends Matthew Perry.
Conocida popularmente como Special K, suele presentarse en forma de polvo cristalino o líquido.
La ketamina está clasificada por el gobierno como droga de clase B, lo que significa que es ilegal consumirla, portarla, fabricarla o venderla.
Se sabe que la tolerancia se desarrolla rápidamente, por lo que los usuarios necesitan cada vez más para sentir su efecto.
El uso crónico afecta el revestimiento de la vejiga y puede hacer que se encoja.
Esto puede provocar necesidad frecuente de orinar, infecciones, sangrado, obstrucciones e incontinencia.
Problemas severos
Mohammed Belal, doctor de la Asociación Británica de Cirujanos Urológicos, está ahora elaborando un documento para ayudar a otros profesionales de la salud a detectar los signos de la «vejiga de ketamina».
«Creo que hemos visto una gran explosión de jóvenes que toman ketamina en todo el país, y eso significa que vienen a vernos con síntomas urinarios importantes y estos síntomas pueden incluir ir al baño cada hora o incluso cada media hora», dice.
«La ketamina destruye el revestimiento de la vejiga y eso puede tener consecuencias muy graves”, añade.
«Hemos notado muchos pacientes jóvenes con problemas graves de vejiga que no esperaríamos ver hasta que sean mucho mayores».
Pagan, de Oxfordshire, un condado en el sur de Reino Unido, se ha recuperado de su adicción a la ketamina que le duró 12 años y está compartiendo su experiencia para intentar ayudar a otros a desintoxicarse.
En su peor momento, dice que estaba tomando más de 10 gramos al día.
«Me quería morir»
«Quería morir, sí, simplemente ya no quería estar viva», relata.
«No quería estar en el mundo con ese dolor, dependiendo completamente de la ketamina».
A raíz de su adicción la hija de Pagan fue adoptada.
La joven se sometió a una cirugía de vejiga y terminó yendo a rehabilitación por tercera vez en 2022.
«Pasé ocho semanas en el hospital y sentí que había tentado al destino demasiadas veces, así que tuve que dejarla, de lo contrario habría acabado muerta».
Pagan cuenta que su camino hacia la recuperación fue «muy, muy difícil» al principio, y no podría haberlo hecho sin el apoyo de la organización benéfica contra las drogas y el alcohol Turning Point, donde ahora trabaja de voluntaria como mentora.
«Nunca es demasiado tarde»
En un comunicado, el gobierno de Reino Unido le dijo a la BBC que está comprometido a ofrecer apoyo y abordar el suministro de drogas ilegales.
Jasmine King es enfermera uróloga especialista en el Hospital Southmead y trabaja para ayudar a las personas que luchan contra los impactos del uso crónico de ketamina.
King describe el aumento de pacientes como «muy preocupante» e insta a las personas a buscar apoyo a través de ONG de medicamentos, servicios de salud mental y hospitales si es necesario.
«Una cosa de la que quiero que la gente sea consciente es que si vienen a vernos, no los estamos juzgando», asegura.
«Estamos aquí para apoyarlos y ayudarlos con sus problemas. Sólo queremos ayudar».
En cuanto a Pagan, dice: «No importa cuánto creas que hayas perdido en la vida, nunca es demasiado tarde para pedir ayuda».