Adnan Elbursh es un reportero del servicio árabe de la BBC. Él y su familia dejaron su hogar después de que Israel ordenara la evacuación del norte de Gaza, donde viven más de un millón de palestinos. Pero trasladarse al sur no ha sido garantía de nada.
Mi familia y yo salimos de Jabaliya, en el norte de Gaza, el viernes, 13 de octubre, después de que Israel ordenara a los residentes que evacuaran.
Israel aseguró que el sur era una zona humanitaria segura, por lo que mi esposa, nuestros cinco hijos y yo nos dirigimos a la ciudad de Jan Yunis.
Pero ahora estamos en el sur y he visto columnas de humo y he escuchado explosiones. Fuentes oficiales y testigos me han dicho que los ataques aéreos han alcanzado casas y han matado familias.
Conseguimos un departamento donde quedarnos y nos pareció seguro, junto con mi hermano y su familia. Éramos 12 personas en dos habitaciones y un baño. No había agua, electricidad ni ningún otro servicio.
Pero pronto nos aconsejaron que nos fuéramos.
Nos dijeron que el Ejército israelí se había puesto en contacto con el propietario del edificio para decirle que iban a bombardearlo. Dijeron que buscaban al propietario por su vínculo con el grupo Hamás.
Era poco después del mediodía y yo estaba grabando un reportaje de la BBC, por lo que mi esposa, mi familia y la familia de mi hermano evacuaron a toda prisa. No pudieron tomar ninguna de las pertenencias que habíamos traído del norte de Gaza y rápidamente huyeron sin saber qué dirección tomar.
Mientras huían hubo bombardeos en un edificio vecino, pero afortunadamente estuvieron a salvo.
«Parece que huimos de una muerte a otra»
Ahora mi familia y yo estamos sin hogar. No sabíamos adónde ir. Me invadió el pánico y el miedo. Alguien sugirió que fuéramos al edificio de la Media Luna Roja en Jan Yunis, ya que allí sería seguro, pero el lugar estaba abarrotado: el pasillo y las habitaciones estaban llenos de gente.
No sé qué hacer. Me pregunto constantemente si deberíamos regresar a nuestra casa en el norte de Gaza, que también es un lugar peligroso, o quedarnos en el sur, que tampoco es seguro.
Parece que huimos de una muerte a otra. No hay ni un solo centímetro seguro en Gaza.
Sin ningún lugar donde dormir, pasamos la noche afuera, en un parque infantil junto al edificio de la Media Luna Roja. Fue increíblemente difícil. Me atormentaba un sentimiento de impotencia.
Junto con mi esposa, mis hijos, los hijos de mi hermano y su esposa estábamos en el suelo. Era un espectáculo terrible, sin mantas ni nada.
Colocamos trozos de cartón y nos sentamos sobre ellos. Esa noche hacía mucho frío y estábamos helados, especialmente los niños. Pedimos prestadas algunas mantas a la gente que nos rodeaba para cubrir a los niños y nos quedamos despiertos toda la noche sin dormir.
«No sé dónde pasaré la noche»
A la mañana siguiente decidí llevar a mi familia a casa de un amigo que se encuentra en el campo de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza.
Justo antes de llegar hubo varios ataques aéreos contra una panadería cercana a la zona. Un testigo me dijo que los cohetes los lanzaba la fuerza aérea israelí. Dijeron que cientos de personas habían hecho fila para comprar pan debido a la escasez de alimentos, pero hubo bombardeos, murieron personas y fue extremadamente horrible y peligroso.
El Ministerio de Salud palestino dice que ha habido 3.500 muertos y 12.500 heridos como resultado de los ataques aéreos israelíes en Gaza.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha pedido un alto el fuego humanitario inmediato para aliviar un «sufrimiento humano épico».
Los bombardeos de Israel son una respuesta al ataque de los militantes de Hamás en su territorio en el que murieron al menos a 1.300 personas el 7 de octubre y otras 199 fueron tomadas como rehenes.
El sonido de los aviones de combate sobre nosotros es fuerte y aterrador. Mi familia se fue al campo de Nuseirat y yo seguí en Jan Yunis.
No sé dónde pasaré la noche. Realmente no sé a dónde ir.
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