Cuando Pollyanna Hope tenía dos años perdió una pierna en un accidente de autobús. La niña, que ahora tiene 13 años, adora el ballet y gracias a una campaña que comenzó su madre para que los niños con amputaciones puedan tener prótesis especiales, Pollyanna está cumpliendo su sueño de convertirse en bailarina.
«En 2007, cuando Pollyanna tenía dos años, mi madre, Elizabeth, vino a quedarse unos días con nosotros en nuestra casa, en Londres», le cuenta Sarah Hope, la madre de Pollyanna, a la BBC.
«Un día íbamos a ir a visitar a mi hermana gemela, Victoria, al hospital donde acababa de tener su primer bebé».
«Desgraciadamente, cuando caminábamos por el pavimento un autobús se subió a toda velocidad y nos atropelló a las tres».
El chofer del autobús, después se supo, estaba involucrado en una riña de tránsito y en lugar de girar a la derecha, hacia el depósito de autobuses, se subió al pavimento.
«Mi madre murió instantáneamente», cuenta Sarah. «Yo quedé atrapada debajo del autobús y Pollyanna perdió la pierna».
El accidente en 2007 cambió para siempre la vida de la familia Hope.
Sarah sufrió una lesión conocida como avulsión severa de la pierna, que le dejaría cicatrices de por vida.
En el choque, Pollyanna fue alcanzada por el autobús y a pesar de que los cirujanos trataron de salvarle la pierna, tuvieron que amputársela.
«Ha sido muy duro», cuenta Sarah.
«(Pollyanna) se ha adaptado muy bien, porque tiene una personalidad increíblemente fuerte, pero la vida para un niño con una amputación puede ser extremadamente dura».
«Ha tenido que ser sometida a numerosas operaciones y en promedio ha tenido unas dos prótesis por año».
«Ella es una bailarina. Creo que porquesiente una enorme libertad cuando baila».
«Y en 2012, cuando fueron las Olimpiadas de Londres, recuerdo que fue maravilloso ver a los fantásticos atletas paralímpicos con sus extraordinarias prótesis deportivas».
«Yo nunca antes había visto esas prótesis para correr y entonces yo y toda la familia pensamos que sería fantástico que Pollyanna tuviera una de esas prótesis», explica Sarah.
Sarah comenzó a hacer campaña para que el Servicio Nacional de Salud británica ofreciera a los niños con amputaciones prótesis deportivas especiales | Foto: Getty
Desde el accidente que cambió sus vidas, Sarah se había estado dedicando a hacer campaña para ayudar a los niños amputados tanto en Reino Unido como alrededor del mundo.
Para ello fundó la organización Elizabeth’s Legacy of Hope (El Legado de Esperanza de Elizabeth) en honor a su madre.
Pero cuando Sarah fue al Servicio Nacional de Salud para ver la posibilidad de que su hija tuviera una prótesis deportiva con la que pudiera practicar ballet, le dijeron: «No. Esas prótesis son muy costosas».
Las prótesis que los servicios de salud ofrecían a los niños entonces eran solamente para caminar y no para hacer deportes u otras actividades especiales.
Sarah tuvo que reunir 7.000 dólares para poder comprar la prótesis para Pollyanna y decidió hacer campaña para que los Servicios de Salud británicos ofrecieran estas prótesis especiales de forma gratuita a los niños en este país.
«Le escribí al ministro del Tesoro de esa época, George Osborne, porque pensé que él era el hombre que podría dar el dinero».
Pollyanna puede ahora practicar ballet y otros deportes gracias a las próstesis especiales para niños con amputaciones.
Y gracias a la presión y las campañas, Sarah logró que el gobierno británico otorgara unos 2 millones de dólares adicionales para prótesis deportivas para niños amputados.
El Ministerio de Salud británico anunció en 2016 que ese fondo ayudaría a que 500 niños con amputaciones pudieran correr, nadar y practicar otros deportes con las prótesis especiales deportivas.
Para Pollyanna eso significó cumplir su sueño de practicar ballet.
Sarah también está ayudando en las campañas contra las riñas de tránsito y filmó con el Departamento de Transporte de Londres un video sobre su accidente para mostrar los riesgos que pueden tener las peleas entre los conductores.
El chofer del autobús involucrado en el accidente de la familia Hope fue sentenciado a cuatro en prisión por causar una muerte por conducir de forma peligrosa y lesiones corporales graves.
Durante el juicio el chofer declaró que su ira se debió a su frustración porque alguien no le permitió entrar al depósito de autobuses.