Desde que Paris Haigh tiene uso de razón, ve pequeños puntos parpadeantes allá donde mira.
Los puntos se asemejan a la estática de la televisión y son una presencia constante en su vida.
La joven de 19 años de edad puede verlos cuando va de compras y cuando estudia en la universidad. Puede verlos incluso cuando cierra los ojos.
Paris, nacida y criada en una pequeña ciudad en Escocia, Reino Unido, asumió durante muchos años que todos los demás también podían verlos.
Cuando descubrió que este no era el caso, lo atribuyó a su autismo y a su trastorno de procesamiento sensorial (SPD, por sus siglas en inglés), una condición que hace que sus sentidos sean especialmente sensibles.
Luego pasó de pensar que todos podían ver los puntos al preguntarse si ella era la única en el mundo que podía.
Pero cuando escuchó sobre la nieve visual, una condición neurológica poco conocida que causa ciertos síntomas (visuales y no visuales), supo que se trataba de eso.
Ver con «interferencias»
Un estudio en Reino Unido estimó que la afección de la nieve visual puede afectar hasta a 3% de la población local. Pero no está claro exactamente cuántas personas la padecen dentro y fuera del país.
Los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) dicen que actualmente no existe cura para esta enfermedad.
El síntoma principal son pequeños puntos continuos en la visión del paciente, que difieren en color y gravedad de una persona a otra.
«Es como una enorme capa de interferencias de televisión que cubre toda mi visión las 24 horas al día, los 7 días de la semana», le dice Paris a la BBC.
«Puedo verlas incluso cuando cierro los ojos».
Otras personas lo han descrito como una especie de visión pixelada.
Paris dice que puede filtrar los puntos la mayor parte del tiempo, pero algunos días le resultan más difíciles que otros.
«Hay algunos días en los que los puntos están delante de mi cara todo el tiempo. Hacen que me distraiga bastante».
¿Cómo ven las personas con nieve visual?
Ciertas cosas pueden hacer que los puntos parpadeantes se vuelvan más notorios.
Para Paris, eso lo provocan el cansancio, la ansiedad y los dolores de cabeza, o cuando se encuentra en ambientes muy luminosos u oscuros.
El uso de productos cosméticos también puede causar problemas.
«No suelo usar maquillaje, pero cuando me pongo sombra de ojos me pican los ojos y en los días posteriores mi nieve visual es tan mala que apenas puedo ver», asegura la joven.
Paris usa unos anteojos especiales con lentes de color naranja cuando lee, que le ayudan con su trastorno de procesamiento sensorial.
Dice que los lentes también le ayudan con su nieve visual, pero no la eliminan.
«A veces, las palabras tienen un aura a su alrededor. Otras, veo un doble de la palabra en color púrpura. En general, es solo una especie de parpadeo. El espacio entre las palabras aparece como un río en la página y hace que las palabras ondulen», cuenta.
Además de la nieve visual, Paris también experimenta «imágenes posteriores», lo que hace que vea imágenes repetidas incluso después de mirar hacia otro lado.
Dice que ve destellos de colores al azar, tiene visión pulsante y ceguera nocturna.
«Necesito una luz nocturna todas las noches porque la oscuridad que se arrastra desde los bordes de mis ojos comienza a cubrir toda mi visión hasta que se vuelve completamente negra, excepto por los puntos», relata.
Antes de que Paris supiera qué era la nieve visual, este problema le causó mucho estrés y ansiedad.
«Recuerdo una vez, sentada en la escuela, que mi vista se deterioró durante una hora o dos. Las caras de las personas se volvían borrosas y yo estaba convencida de que me iba a quedar ciega».
«Ahora puedo vivir mejor»
A pesar de vivir con la condición toda su vida, Paris solo supo qué era la nieve visual cuando estaba a punto de cumplir 18 años de edad.
«Un día parecía que estaba lloviendo a cántaros, pero en realidad no llovía nada. Así que pensé, ‘voy a buscar esto en Google'».
Cuando escribió sus síntomas en el motor de búsqueda, los resultados sobre la nieve visual aparecieron de inmediato. Aprender sobre la causa de los puntos estáticos en su visión fue un alivio para Paris.
«Saber lo que es y lo que no es peligroso me hizo sentir mucho mejor. Ahora puedo vivir mejor», dijo.
El profesor Jon Stone, consultor de neurología y profesor de neurología en la Universidad de Edimburgo, ha visto a varios pacientes con nieve visual.
Le dijo a la BBC que la condición es causada por un problema en la forma en la que el cerebro maneja la información visual.
«Normalmente, nuestros cerebros son buenos para filtrar las experiencias visuales que no queremos», explicó el especialista.
«Este sistema de filtrado no funciona tan bien en personas con nieve visual, probablemente porque partes del sistema visual de su cerebro están hiperactivas de una manera que no resulta útil».
«Es un poco como tener tinnitus, pero de tu visión».
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Diagnóstico formal
Stone dijo que, pese a que cada vez más ópticos y oftalmólogos tienen en cuenta el trastorno, a veces un paciente puede tardar un tiempo considerable en encontrar a alguien que lo identifique.
De acuerdo con Visual Snow Initiative, una organización benéfica de Estados Unidos dedicada a la investigación de la nieve visual, aproximadamente 56% de las personas con esta afección reciben un diagnóstico incorrecto.
Paris dice que el proceso para obtener un diagnóstico formal le resultó frustrante.
Habló con un oftalmólogo y un neurólogo sobre la afección, pero sintió que no sabían lo que era.
«Puede sentirse como una condición inventada cuando los expertos no saben de lo que estás hablando», apunta.
Paris tiene una cita próximamente con un neurólogo por un problema diferente y espera poder plantearle la cuestión de la nieve visual.
A pesar de las preocupaciones que una vez tuvo al respecto, Paris ahora cree que le resultaría extraño dejar de ver con «interferencias».
Cuando era niña, visitó el planetario en Glasgow, Escocia, pero su condición hizo que sintiera miedo.
«Como me daba demasiado miedo, me sentaba en mi cuarto y fingía que estaba en mi propio planetario, donde podía ver todas las estrellas a mi alrededor», dijo.
Su nieve visual se ha vuelto más notoria recientemente.
«Es un alivio saber que no tiene nada que ver con mi vista y que no es peligroso; es solo un proceso extraño del cerebro», comenta.
«Mucha gente quiere una cura, pero yo no la tomaría si la hubiera. Puede ser bastante bonito».