El brazalete «One Love» no saldrá al terreno de juego durante el Mundial de Qatar.
La amenaza de la FIFA de que sancionará a los jugadores que porten el distintivo con los colores del arcoíris ha obligado a dar marcha atrás a las selecciones europeas que habían anunciado que lo usarían.
Los capitanes, entre ellos el inglés Harry Kane y el galés Gareth Bale, tenían previsto llevar el brazalete durante los partidos, con el propósito de promover la diversidad, la inclusión y los derechos sociales del colectivo LGBTI+ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero e Intersexo).
Sin embargo, las intenciones han sido anuladas por las amenazas de penalizaciones lanzadas desde la Federación Internacional de Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA).
Promover la diversidad y la inclusión
En 2010 la selección de los Países Bajos comenzó a usar el distintivo con los colores del arcoíris antes de la Eurocopa 2020. ¿El objetivo? Promover la diversidad y la inclusión.
En Qatar las relaciones entre personas del mismo sexo y su promoción están penalizadas, lo cual unido al mal récord en materia de derechos de las mujeres y de los trabajadores migrantes, ha provocado duras críticas a la elección del país como anfitrión de este torneo.
«Ser gay es ‘haram’; es decir, algo prohibido, y un daño mental. ¿Tolerancia? No. En Qatar no todos los aficionados son bienvenidos», declaró a principios de este mes el embajador del mundial, Khalid Salman, durante una entrevista a una televisora alemana.
En septiembre se anunció que los capitanes de 10 países europeos -Inglaterra, Gales, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Noruega, Suecia, Suiza y Países Bajos- llevarían el «One Love» en los partidos de la Nations League y en el Mundial.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha salido en defensa del país anfitrión y ha acusado a Occidente de «hipocresía».
La Copa vs principios
Un comunicado conjunto 7 asociaciones de fútbol dijeron que no podían poner a sus jugadores «en una posición en la que pudieran enfrentarse a sanciones deportivas».
«Estamos muy frustrados por la decisión de la FIFA, que creemos que no tiene precedentes», se lee en el comunicado.
Las asociaciones de fútbol de Inglaterra, Gales, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Países Bajos y Suiza dijeron que habían escrito a la FIFA en septiembre informando sobre el One Love, pero que no habían recibido respuesta.
«La FIFA ha sido muy clara al decir que impondrá sanciones deportivas si nuestros capitanes llevan los brazaletes en el terreno de juego», añadió el comunicado.
«Estábamos dispuestos a pagar las multas que normalmente se aplicarían a las infracciones sobre el uniforme (…) Sin embargo, no podemos poner a nuestros jugadores en la situación de que puedan ser amonestados, o incluso obligados a abandonar el terreno de juego», explicaron los equipos.
En respuesta, la FIFA ha adelantado su propia campaña «Sin discriminación», que debía comenzar a partir de los cuartos de final. A partir de ahora, los capitanes podrán llevar un brazalete negro por la igualdad durante todo el torneo.
Kane llevó el brazalete de la FIFA cuando Inglaterra enfrente a Irán.
Aficionados traicionados
Las sanciones anunciadas por la FIFA por usar el «One Love» han sido criticadas por la Asociación de Aficionados al Fútbol, la cual dijo sentirse «traicionada».
«Hoy sentimos desprecio por una organización que ha mostrado sus verdaderos valores al sacar la tarjeta amarilla a los jugadores y la tarjeta roja a la tolerancia», añadió en un comunicado.
«Nunca más una Copa del Mundo debe darse únicamente en función del dinero y las infraestructuras», agregó el grupo.
«Ningún país que se quede corto en derechos LGBT+, derechos de las mujeres, derechos de los trabajadores, o cualquier otro derecho humano, debería tener el honor de organizar una Copa del Mundo», remató la asociación de fanáticos del balompié.
Por su parte, 3LionsPride, un grupo de hinchas ingleses de la comunidad LGBTQ+, declaró que la decisión era «más que decepcionante», y añadió que la FIFA estaba violando a los capitanes su derecho «a la libertad de expresión».
La decisión también fue condenada por el grupo antidiscriminación Kick It Out, quien denunció que la misma revela «el fracaso de la FIFA a la hora de abordar las preocupaciones tanto de los grupos de derechos humanos como de la comunidad LGBTQ+ sobre la preparación de este torneo».
El excapitán de la selección inglesa, Alan Shearer, declaró a BBC Radio 5 Live que el momento en que se tomó la decisión «no era justo» para los jugadores, y añadió que él habría desafiado a la FIFA y llevado el brazalete de todos modos.
«Obviamente, habría hablado con el seleccionador y mi preferencia habría sido decir: ‘Llevaré el brazalete y recibiré el golpe'», dijo.
«Eso plantearía una cuestión y un problema mayor para la FIFA que no llevarlo, y eso es lo que haría, si pudiera», remató.
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