La victoria 2 a 1 de Arabia Saudita sobre Argentina ha dejado a medio mundo boquiabierto y con mucha razón.
Hace solo 4 años en su debut en el Mundial de Rusia 2018 los llamados «Halcones Verdes» perdieron 5 a 0 contra la selección anfitriona y fueron eliminados en la primera ronda. Con este historial no debería sorprender que casi nadie se imaginara una derrota de la escuadra capitaneada por Lionel Messi.
Sin embargo, más allá de los errores cometidos por el equipo capitaneado por Messi, o de la suerte, ya hay quienes han identificado a otro responsable de arruinar las quinielas de medio mundo. Se trata del entrenador de la selección saudita, el francés Hervé Renard.
Renard, de 54 años, intentó hacer carrera como jugador profesional. A los 15 años tuvo una prueba con el Cannes, pero el sueño acabó pronto.
«Cuanto me enfrenté a otros jugadores me di cuenta de que no era tan bueno», confesó en una entrevista a Reuters hace 4 años.
No obstante, no desistió y siguió jugando aunque nunca en los grandes clubes. Con casi 30 años y tras terminar en equipos de «tercera categoría», Renard dejó los tacos y se dedicó a la recolección de basura y la limpieza.
«A menudo recuerdo aquellos años en los que me levantaba a las 3 de la mañana para ir a limpiar edificios. Me ayuda a mantener todo esto en perspectiva», relató a la agencia británica de noticias.
También ha admitido que sus orígenes humildes le han permitido sobrellevar la presión de una manera distinta que otras figuras del fútbol.
Si no jugando, entrenando
Pese a que parecía que había dejado el fútbol atrás, eso no fue así. Así Renard comenzó a entrenar a equipos amateurs. Esto le abrió las puertas a su primera gran oportunidad: en 1999 tomó las riendas del poco conocido SC Draguignan galo.
Tras ayudar este club a escalar posiciones, Renard recibió de su compatriota Claude Le Roy la oferta de ser su segundo en el club chino Shanghai Cosco donde estuvo una temporada, antes de hacerse cargo del inglés Cambridge United, que en ese momento estaba en tercera división.
Dejó las islas británicas para dirigir al vietnamita Nam Dinh y luego volvió a Francia, donde entre 2005 y 2007 entrenó al AS Cherbourg.
Sin embargo, su fama la comenzó a labrar con selecciones africanas. Con la selección de Zambia ganó en 2012 la Copa Africana de Naciones, un trofeo que volvió a sostener en 2015 con Costa de Marfil.
En 2016 aceptó entrenar a Marruecos, al que un año después consiguió clasificar al Mundial de Rusia de 2018, siendo la primera vez en dos décadas que la selección del país magrebí lograba eso.
Desde 2019 dirige al equipo de Arabia Saudita, al cual ha hecho escalar casi 20 puestos en el ranking de la FIFA.
Más que una camisa blanca
Renard se ha hecho famoso por acudir a los partidos con camisa blanca manga larga. En una entrevista hace un par de meses admitió que lo hace por superstición.
«(En un partido con Zambia) llevaba una camisa azul y perdimos, así que en el siguiente partido me puse una blanca y ganamos», comentó.
Sin embargo, más allá de su vestimenta, su estilo de dirección basado en la posesión de la pelota y la alta presión para recuperarla, así como el énfasis en la condición física de los jugadores, también ha comenzado a ser reconocido por los expertos en el balompié.
«Uno de los recuerdos que tengo de Hervé es el ritmo de trabajo que nos exigía en el campo y en el gimnasio. La pretemporada con él fue y sigue siendo la más dura que he hecho nunca», le dijo al diario londinense «The Guardian» John Ruddy, quien jugaba en el Cambridge United durante el paso del galo.
«Hervé nos ponía en el gimnasio a hacer flexiones durante 2 minutos. Recuerdo que temblaba como un perro y lo único que hacía era reírse y gritar: ‘¡Vamos John!», narró, al tiempo que agregó: «Él mismo solía hacer abdominales durante series de 5 minutos y estaba en una forma excepcional».