La ley islámica, conocida como sharia, a menudo está asociada a críticas por sus duros castigos y actitudes de línea dura.
Pero una de las primeras juezas de la corte suprema de la sharia en Malasia afirma que su rol le otorga una oportunidad para proteger a las mujeres de la nación cuya población es mayoritariamente musulmana.
La jueza Nenney Shushaidah preside cinco juicios al día y puede escuchar hasta 80 casos a la semana.
Malasia practica una forma moderada del Islam pero las actitudes conservadoras se han incrementado y también ha estado creciendo el uso de la ley sharia.
Con un sistema legal de doble vía, miles de musulmanes lo utilizan para solucionar asuntos morales y familiares.
Los no musulmanes tienen que seguir las leyes seglares que tratan los mismos asuntos.
La jueza emite dictámenes sobre cualquier cosa, desde casos financieros a los que involucran el concepto de sharia de Khalwat (parejas musulmanas no casadas que son atrapadas en situaciones comprometedoras).
Malasia es un país de mayoría musulmana. (JOSHUA PAUL FOR THE BBC)
Pero su experiencia está en la custodia de niños y en casos de poligamia, el concepto musulmán que permite a los hombres casarse hasta con cuatro esposas, que es legal en Malasia.
La jueza Shushaidah afirma que hay muchos factores que ella considera antes de, por ejemplo, una unión polígama.
«Cada caso es complejo y diferente», explica. «No puedes generalizar la ley islámica y decir que favorece a los hombres y trata mal a las mujeres… Yo quiero corregir ese malentendido».
En la corte de la jueza se requiere que todos los involucrados en un propuesto matrimonio polígamo estén físicamente presentes.
«Quiero escuchar a todas las partes, no sólo al hombre», dice. «Siempre me esfuerzo por hablar con las mujeres para descubrir si ellas están de acuerdo con el arreglo. Es importante que estén de acuerdo porque si veo señales de lo contrario entonces no otorgaré el permiso».
«Mi toga me recuerda las fuertes responsabilidades que se adquieren al ser una jueza de la sharia». (JOSHUA PAUL FOR THE BBC)
«Soy mujer y puedo entender que a la mayoría de las mujeres no les gusta la idea. Pero bajo el Islam está permitida (la poligamia) y nuestras cortes en Malasia han establecido leyes estrictas que la gobiernan».
«Un hombre tiene que tener razones muy fuertes para desear otro matrimonio», afirma.
«Debe mostrar que puede cuidar el bienestar de su primera esposa además del de la mujer que viene después. No se le permitirá descuidar las necesidades de nadie».
La jueza Shushaidah agrega que algunas esposas pueden apoyar la idea.
Recuerda, por ejemplo, el caso que involucró a una mujer gravemente enferma que ya no podía tener hijos.
«Amaba a su esposo y quería que yo le diera permiso de casarse con una segunda esposa. Así que lo hice».
Los críticos argumentan que la sharia a menudo se usa para discriminar. (GETTY IMAGES)
¿Qué es la ley sharia?
Sharia es el marco legal del Islam, derivado del Corán, el libro sagrado del Islam; el Hadith, las enseñanzas y la conducta del profeta Mahoma; y las fatuas, los decretos de los eruditos islámicos.
En Malasia, la sharia se aplica en distintos grados en los distintos estados del país.
La jueza defiende la reputación de su religión por sus estrictas leyes argumentando que tiene capacidad de imparcialidad.
Pero los críticos y grupos de derechos argumentan que la sharia a menudo se utiliza mal.
«No tenemos objeciones a la ley sharia que no discrimina a las mujeres, los gays o las minorías sociales y religiosas», le dijo a la BBC Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch.
«Pero el problema con la ley sharia en Malasia es que demasiado a menudo eso es lo que precisamente hace».
«La religión nunca es una razón aceptable para violar los estándares de los derechos humanos internacionales de igualdad y no discriminación».
Por ejemplo, los activistas de derechos se mostraron indignados por el reciente castigo de azotar a dos mujeres malasias condenadas por intentar tener relaciones sexuales lésbicas y dijeron que la ley sharia fue mal utilizada en este caso.
La jueza Shushaidah no aborda el caso pero dice: «El castigo con azotes bajo la ley sharia sirve para educar a los acusados para que no repitan la acción otra vez».
Nenney Shushaidah con los funcionarios de su corte. La jueza quiere ver a más mujeres estudiando la ley sharia en Malasia. (JOSHUA PAUL FOR THE BBC)
La jueza también argumenta que la sharia no siempre dictamina a favor de los hombres.
«Nuestra ley existe para proteger los derechos de las mujeres. Cuida su bienestar y salvaguarda su sustento», afirma.
«El Islam tiene una alta estima por la mujer y como jueces, debemos recurrir a esas enseñanzas y mantener los valores usando la sharia».
Su mayor preocupación es que los hombres musulmanes eviten los estrictos procedimientos de las cortes de sharia saliendo al extranjero a casarse.
«Si el hombre se casa en el extranjero no estaría obligado por la ley de Malasia. Algunas esposas en realidad consienten esto para proteger a sus esposos pero no se dan cuenta de que esto va en su contra», dice la jueza.
«Nuestras leyes de sharia fueron establecidas para proteger los intereses de las mujeres y hacer responsables a los hombres».
Los grupos de mujeres como Hermanas en Islam subrayan que hay «una severa escasez de representación femenina» en las cortes y un «fuerte sentido de patriarcado» en todo el sistema.
(JOSHUA PAUL FOR THE BBC)
«El contexto legal de sharia en Malasia no sólo discrimina selectivamente a las mujeres, también las denigra como la causa de inmoralidades sociales», afirma la portavoz Majidah Hashim.
«Las instituciones islámicas estatales han hecho poco para asegurar que las mujeres tengan la justicia debida. De hecho, las recientes acusaciones de mujeres bajo la ley sharia claramente muestran que sus voces son alarmantemente silenciadas y el acceso a la justicia es reprimido de forma inquietante».
Dudas y temores
Esto hace que el nombramiento de la jueza Shushaidah sea particularmente importante.
«En el pasado, la mayoría de los jueces de sharia eran hombres que cuestionaban la necesidad de las mujeres en esta práctica», dice la jueza.
«Yo nunca soñé con convertirme en juez», admite. «Como abogada, no sabía si podría llegar a ese cargo tan alto que trata con casos complicados. Como mujer, sentí dudas y temores».
«A veces me siento incómoda. Como mujer debo sentirlo, y estaría mintiendo si dijera que no siento nada. Pero soy una jueza y tengo que asegurarme de que siempre soy clara y objetiva. En mis decisiones trato de abordar esto. Me las ingenio con la mejor evidencia que obtengo en la corte».