“Si una ciudad o un estado se rehúsa a tomar acciones que son necesarias, entonces voy a desplegar el ejército de EE UU para resolver por ellos y de forma rápida el problema”.
El presidente de EE UU, Donald Trump, advirtió así el lunes de la posibilidad de que el ejército salga a las calles para aplacar los disturbios desatados tras la muerte a manos de la policía del afroestadounidense George Floyd.
Floyd, de 46 años, falleció después de que un policía blanco le presionara el cuello con la rodilla durante más de ocho minutos, en la ciudad de Minneapolis.
Las protestas -que pronto se extendieron por gran parte de EE UU- han dejado millonarios daños en edificios públicos, saqueos a establecimientos comerciales y la declaración del toque de queda en varias localidades.
Estos disturbios son considerados los más violentos desde los registrados en abril de 1968 en respuesta al asesinato de Martin Luther King Jr. por un supremacista blanco.
Algunos de los gobernadores han recurrido a la Guardia Nacional, una milicia local formada por reservistas voluntarios que puede ser convocada en estos casos de emergencia. También han solicitado refuerzos de unos 16.000 efectivos.
Pero Trump, que considera su respuesta débil, advirtió con desplegar las Fuerzas Armadas si los estados no conseguían apaciguar las protestas. Y eso es un recurso nada habitual.
La última vez que algo así ocurrió fue en 1992, durante las protestas que surgieron en Los Ángeles, California, a raíz de la golpiza que varios policías le propinaron a Rodney King, un ciudadano negro.
El presidente de EE UU tiene la facultad de ordenar el despliegue, a pedido de los gobernadores estatales, gracias a la llamada ley de insurrección, que data de 1807 y que prevé recurrir a los servicios del ejército en casos de extrema gravedad y amenaza del orden público.
La llamada ley de insurrección, aprobada por el Congreso de EE UU el 3 de marzo de 1807, es una “ley federal que autoriza el empleo de las fuerzas terrestres y navales de Estados Unidos en casos de insurrecciones”.
En los últimos 200 años, dicha ley ha tenido varios cambios y enmiendas.
El Código de Leyes de EE UU, en su capítulo 15, señala que esta ley le permite al presidente «desplegar tropas militares dentro del territorio de EE UU para acabar con el desorden, la insurrección y rebelión».
Sin embargo, para que sea ejecutada, como señala el periodista de NPR Domenico Montanaro, el presidente debe cumplir con ciertas exigencias previas.
“De acuerdo al Código, primero debe emitir una proclamación a los ‘insurgentes’ para que se dispersen en un tiempo limitado. Si la situación no se resuelve sola, el presidente puede emitir una orden ejecutiva para enviar tropas”, señala.
Montanaro también señala que la ley es ambigua sobre si esta ayuda federal debe ser expresamente solicitada o no por el gobernador del estado afectado.
En la mayoría de los casos ha sido así, pero en otros no ha sido necesaria la petición de la autoridad estatal.
Hasta este martes, Trump solo señaló que si los gobernadores no logran controlar las manifestaciones recurriría al ejército. Sin embargo, no hado ningún ultimátum.
Varios analistas y políticos locales anotan que, aunque se han presentado saqueos y ataques a edificios gubernamentales, también hay movilizaciones pacíficas que no se enmarcarían dentro de la descripción de “desorden, insurrección o rebelión”.
«Rechazo la idea de que el gobierno federal puede enviar tropas al estado de Illinois», le dijo a la cadena CNN el gobernador de ese estado, el demócrata Jay Robert Pritzker.
«(Trump) ahora ve un momento en que hay disturbios debido a la injusticia que se le hizo a George Floyd, en el que puede instalar otro tema y una situación donde él pueda ser el presidente de la ley y el orden “, añadió.
La última enmienda a esta ley se hizo en 2006 -un año después del paso del huracán Katrina, que dejó cerca de 3.500 personas muertas- y fue resultado de fuertes críticas a la débil respuesta del gobierno federal para atender esa emergencia.
Después de esa enmienda se amplió la posibilidad de invocar esta ley para combatir “ataques terroristas en suelo estadounidense y ayudar en casos de desastres naturales”.
Sin embargo, después del reclamo de varios gobernadores que temían perder su autonomía, dicha enmienda fue derogada en 2008.
¿Cuándo se ha invocado la ley de insurrección?
Aunque el presidente Thomas Jefferson la usó en 1808 y otros mandatarios estadounidenses recurrieron a ella en el siglo XIX, fue especialmente durante los años de la lucha por los derechos civiles, a mediados del siglo XX, cuando fue invocada más a menudo.
Primero fue Franklin D. Roosevelt, en 1943, ante los disturbios en la ciudad de Detroit.
Y después fueron los presidentes Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy y especialmente Lyndon B. Johnson, quienes recurrieron a la ley en distintos momentos.
Johnson la invocó en tres ciudades distintas en el mes de abril de 1968 por las revueltas que se produjeron por el asesinato de Martin Luther King Jr.
Después volvió a ser aplicada por el presidente George H. Bush en 1989 y 1992.
En 1989, fue por pedido del gobierno local de las islas Vírgenes, territorio de EE UU, por los saqueos que se registraron allí después del devastador paso del huracán Hugo.
¿Cuándo fue la última vez que se invocó?
¿Y la última vez que la ley de insurreción fue invocada?
Fue en 1992, de nuevo a pedido del gobernador de California, ante las protestas que surgieron después de que cuatro policías fueran exonerados tras golpear brutalmente a un taxista afroamericano en las afueras de Los Ángeles.
El caso había comenzado el 3 de marzo de 1991. En la noche, después de una persecución por algunas autopistas del condado de Los Ángeles, varios agentes detuvieron a Rodney King, un taxista negro que había intentado evadir un control policial .
King, quien había estado en prisión por robo y gozaba de libertad condicional, no quería ser detenido por temor a volver a la cárcel.
Después de que King se resistió al arresto, cuatro uniformados lo sacaron del vehículo y le propinaron una brutal paliza que lo dejó gravemente herido.
Una persona grabó el incidente y dio a conocer el video en un noticiero local.
Sin embargo, un año después, el 29 de abril de 1992, un jurado (compuesto por personas blancas en su mayoría) no halló culpable a los uniformados de los cargos de asalto y uso excesivo de la fuerza.
Eso desató una serie de protestas en las calles angelinas.
Después de tres días de violentos disturbios, que habían afectado amplios sectores de la ciudad y dejado varios muertos, el presidente de EE UU de ese entonces, George H. Bush, invocó la ley de insurrección a pedido del gobernador de California, Pete Wilson, y envió cerca 4.000 militares a custodiar las calles de la ciudad.
Efectivamente, con la llegada de los soldados, las movilizaciones cesaron. En total, 60 personas murieron y los daños fueron cuantificados en cerca de US$800 millones.