No es habitual encontrar sirope de dátil ni mermelada de zanahoria en los supermercados de Venezuela.
Pero este es un supermercado poco habitual en el país caribeño.
Se llama Megasis y es iraní.
El local que abrió sus puertas este miércoles en una de las colinas de Caracas, es parte de un conglomerado que posee 700 supermercados en Irán.
En su inauguración, el empresario iraní Issa Rezaie, identificado como viceministro de Industria iraní por la televisión estatal venezolana y cabeza visible del conglomerado Megasis, aseguró: «Nuestro objetivo principal es comercial».
Aunque hay quien ve intereses más oscuros.
El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó recientemente que Rezaie lleva tiempo dirigiendo empresas propiedad de la Guardia Revolucionaria Iraní, un cuerpo militar al que Estados Unidos cataloga como organización terrorista.
BBC Mundo solicitó hablar con un responsable de la empresa pero empleados del establecimiento remitieron a la embajada iraní en Caracas. La embajada no respondió a la petición.
Aunque para los habitantes de Caracas que poco a poco se van acercando a conocerlo no es más que un lugar en el que abastecerse, el nuevo supermercado de la capital venezolana es un reflejo más del pulso que Venezuela e Irán libran contra Estados Unidos.
Washington acusa a Teherán de apoyar el terrorismo y desestabilizar la región de Oriente Próximo, y al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de ocupar el poder de manera ilegítima.
El subsecretario interino de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Michael Hozak, dijo que el supermercado es un ejemplo de la alianza entre dos estados «parias» y se mostró escéptico respecto a la posibilidad de que Caracas «obtenga mucho beneficio de Irán».
Sometidos a sanciones estadounidenses que perjudican a sus economías, ambos países han estrechado sus lazos en los últimos meses.
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Cómo es el supermercado
El nuevo establecimiento comercial ocupa una enorme nave en la zona de Terrazas del Ávila, rodeada por la popular barriada de Petare.
Antes perteneció a Éxito, una cadena franco-colombiana expropiada en 2010 por orden del presidente Hugo Chávez. Más tarde albergó uno de los puntos de venta vinculados al programa de distribución de alimentos subsidiados del gobierno venezolano conocido como CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción).
Como otras muchas tiendas CLAP, cerró. Hasta que llegó Megasis, y abrió en medio de un notable apoyo del gobierno venezolano y de sus medios de comunicación.
Por sus inmensos pasillos, el personal venezolano sigue las instrucciones que les dan sus superiores iraníes.
En Venezuela, país que sufre desde hace años una grave crisis económica, la apertura grandes negocios se ha vuelto inusual.
«Vinimos por curiosidad», comentó Yaira Rodríguez, vecina de la zona, que no quiso perderse el primer día del nuevo supermercado.
En él, llaman la atención los productos importados iraníes, como el champú de ajo, la crema de canela con dátiles o incluso cuadernos de notas para escribir de derecha a izquierda, como se hace en persa. Pero también pueden encontrarse los artículos típicos venezolanos, como la harina de maíz precocida con la que se elaboran las populares arepas.
Los símbolos nacionales de Irán están muy presentes. Un cartel con las banderas de Irán y Venezuela preside el establecimiento.
Reflejo de la importancia del nuevo negocio para Teherán fue la presencia de su embajador en Caracas, Hojjatola Soltani, en la inauguración.
«Irán, igual que cualquier otro país en el mundo, tiene pleno derecho a aprovechar el libre comercio», dijo, refiriéndose a las sanciones de Estados Unidos.
Pero los pocos clientes que se han acercado en este jueves de cuarentena, dicen haberlo hecho más interesados por posibles ofertas y descuentos que por conocer la cultura o la gastronomía persas.
«Está bien surtido, pero los precios son los mismos que en otros lugares», le dijo a BBC Mundo Milenis Lugo.
Ella es una de los muchos que tienen que estirar su sueldo para alimentar a su familia en un país golpeado por la crisis y la hiperinflación, y ahora también por el coronavirus.
Venezuela-Irán, una alianza en ciernes
Pese a su lejanía geográfica, Caracas y Teherán mantienen buenas relaciones desde los tiempos de Hugo Chávez.
En los últimos meses, los vínculos se han estrechado.
Los apuros económicos del gobierno de Nicolás Maduro, agravados por el efecto de las sanciones estadounidenses, le han llevado a intensificar sus tratos con Irán, también sancionado y, por tanto, menos temeroso del impacto de unas medidas con las que lleva años lidiando.
La colaboración iraní resultó clave para superar el reciente agravamiento de la escasez de gasolina en Venezuela y solo tras la llegada el pasado mayo de cinco buques cargados con combustible procedentes de Irán los venezolanos pudieron volver a repostar con cierta normalidad.
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En los últimos meses, Teherán ha enviado también técnicos y material para ayudar a Venezuela a reactivar sus refinerías, castigadas por años de mala gestión, y con ellas su capacidad para producir gasolina.
Irán ha tenido hasta ahora un importante pero oscuro papel en los planes de distribución de alimentos del gobierno venezolano.
El hombre de negocios colombiano, Alex Saab, fue detenido en Cabo Verde, según autoridades estadounidenses cuando regresaba de Irán.
Saab, al que el gobierno venezolano reconoció como su representante, ha sido señalado por presunta corrupción en el manejo de los CLAP y se le tiene por uno de los empresarios más cercanos a Maduro.
El pasado junio, la embajada iraní informó que un nuevo buque se dirige a Venezuela, esta vez con alimentos destinados al supermercado recién abierto.
En Venezuela, un país en el que, según la ONU, un tercio de la población vive en situación de inseguridad alimentaria, los alimentos a precios asequibles son una necesidad crítica para muchos.
Por ahora, no parece que el supermercado iraní vaya a cubrirla.
La peluquera Mairena Gómez lo expresó tras su primera visita al establecimiento: «Hay comida, lo que no hay es dinero para pagarla».