Unas imágenes publicadas este martes muestran a agentes de policía armados esperando en el pasillo del colegio de Uvalde (Texas) durante el tiroteo del pasado 24 de mayo que dejó 21 fallecidos.
Según medios estadounidenses con acceso a documentos de la investigación, la policía llegó al lugar del tiroteo antes y con armas más potentes de lo que se había informado anteriormente.
Tras la masacre, perpetrada por un joven de 18 años con un rifle semiautomático, los agentes fueron acusados de haber actuado demasiado tarde para detener el tiroteo.
Por ahora, la policía de Texas no ha comentado públicamente las imágenes, reveladas por el periódico Austin American-Statesman y el canal local KVUE-TV.
Según estos medios, la documentación -cuya autoría no ha sido revelada- muestra que el atacante irrumpió en el colegio a las 11:33 hora local.
Indica que 11 policías llegaron al cabo de tres minutos y que un agente con un escudo antibalas ya estaba en el edificio a las 11:52.
Estos datos se conocen después de que el jefe de policía de las escuelas de Uvalde, Peter Arredondo, informara de que el atacante había «disparado mucho» y que los agentes solo tenían «pistolas», según los medios.
Los nuevos informes muestran que Arredondo también trató de hablar con el pistolero y que le preguntó si podía oírle, informa el diario Austin American-Statesman.
Los minutos antes de abatir al asesino
A las 12:50, la policía finalmente logró abrir un boquete en la puerta de la clase donde estaba el atacante. Murió por los disparos de miembros de la Unidad Táctica de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Durante la matanza, los niños llamaron frenéticamente al teléfono de emergencias para informar de múltiples víctimas de disparos, mientras que los padres trataron de acceder al edificio para acudir a su rescate, pero la policía les impidió el paso.
Los investigadores dicen que los mensajes de los niños no se transmitieron a los efectivos desplegados en el tiroteo, quienes supuestamente esperaron a que llegara más potencia de fuego antes de enfrentarse al asesino.
Según las autoridades, los agentes pensaron erróneamente que el atacante estaba contenido y mantuvieron sus posiciones incluso después de que se escucharan más disparos desde el interior de la clase.
La policía también esperó a que llegara una llave maestra para poder abrir las puertas de las aulas, a pesar de que no había constancia de que las puertas estuvieran cerradas con llave, indica el Texas Tribune.
Además, según el mismo medio local, había herramientas disponibles que podrían haber sido utilizadas para derribar las puertas.
La supuesta demora policial en la respuesta al ataque ha sido el foco de varias investigaciones a nivel estatal y federal.
Los padres de las víctimas y otros miembros de la comunidad educativa pidieron este lunes en una reunión de la junta escolar la renuncia de Arredondo.
«Lamentable fracaso»
Este martes se presentaron más detalles del tiroteo en una audiencia pública en el Senado de Texas.
El jefe de seguridad pública de Texas, Steven McCraw, aseguró que había suficientes policías en la escena del tiroteo para detener al atacante tres minutos después de que ingresara al edificio.
McCraw dijo que la respuesta de la policía fue un «lamentable fracaso».
Acusó al comandante en la escena del tiroteo de poner la vida de los agentes por encima de la de los niños.
«Los agentes tenían armas, los niños no tenían ninguna. Los agentes tenían chalecos antibalas, los niños no tenían ninguno. Los agentes tenían entrenamiento, el sujeto no lo tenía», aseguró.
«Tres minutos después de que el sujeto ingresara al edificio, había una cantidad suficiente de agentes armados con chalecos antibalas para aislar, distraer y neutralizar al sujeto», explicó.