Hace casi 100 años, tres niños pastores afirmaron haber sido testigos de un milagro que convertiría para siempre el nombre de su humilde pueblo portugués en un importante lugar de peregrinaje para católicos de todo el mundo.
Los jóvenes visionarios dijeron que la Virgen María -o la Virgen de Fátima, en honor a la localidad donde supuestamente se apareció- les había confiado tres secretos en forma de profecías durante seis visiones.
Este sábado, cientos de miles de personas se reunieron para celebrar la canonización de dos de ellos, Jacinta y Francisco Marto, quienes murieron a los 10 años de edad a causa de una epidemia de gripe. La tercera, Lucía Dos Santos, se hizo monja y murió en 2005 (y está en proceso de beatificación).
Los hermanos Marto son los primeros niños en la historia de la religión católica proclamados santos sin ser mártires.
Cerca de 500.000 feligreses saludaron con entusiasmo al papa Francisco mientras se aproximaba al santuario en una ceremonia que ha reavivado un intenso debate en torno a uno de los mayores misterios modernos de la Iglesia católica.
«Declaramos y definimos como Santos a los Beatos Francisco Marto y Jacinta Marto», dijo el pontífice al tiempo que su audiencia estallaba en aplausos.
Por la noche, en una vigilia a la luz de las velas, el Papa llamó a la armonía entre todos los pueblos desde la Capilla de las Apariciones, la cual se construyó en el lugar donde supuestamente se apareció la Virgen a los pastores hace un siglo, según el relato de los niños.
Un «milagro» al que la Iglesia otorga un enorme valor y sobre el que hay ciertas discrepancias.
¿Cuáles son «los tres secretos»?
El 13 de mayo de 1917, Francisco Marto, de 9 años, y su hermana Jacinta, de 7, aseguraron haber visto por primera vez a la Virgen María, a quien describieron como una figura que «brillaba como el sol y era de una inmensa belleza».
Su prima Lucía estaba con ellos y fue quién describió por escrito, algunos años más tarde, las tres profecías que les dijo la Virgen y que los niños habían explicado un mes después del supuesto encuentro.
Los dos primeros fueron revelados en agosto de 1941.
Según los escritos, los hechos ocurrieron en un lugar de la ciudad llamado Cova da Iria mientras pastoreaban su rebaño.
El primero de ellos describía una terrorífica visión del infierno con «un gran mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra» en el que estaban los demonios y las almas humanas.
«Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes y negros», se lee en el texto.
También afirmó que la Virgen les había prometido llevarles al Cielo.
El segundo es interpretado como una predicción del final de la Primera Guerra Mundial y de que la Segunda guerra Mundial comenzaría durante el papado de Pío XI.
«La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor», fueron las palabras de la Virgen, según lo que escribió Dos Santos.
«Dios va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre», continúa.
Pero en su segunda profecía, la Virgen también «habló» de la «consagración» de Rusia diciendo: «Si se escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia».
Lucía Dos Santos guardó el tercer secreto en un sobre que entregó al Vaticano en 1957. Fue hecho público por el papa Juan Pablo II en mayo de 2000.
Describía un ángel «con una espada de fuego en la mano izquierda»pidiendo penitencia con una fuerte voz. Y al Papa con varios clérigos escalando una montaña y siendo matados después por las balas y flechas de soldados.
«Bajo los dos brazos de la cruz estaban dos ángeles. Cada uno con una jarra de cristal en las manos, recogiendo en ellos la sangre de los mártires».
¿Qué dice el Vaticano sobre ellos?
Según el predecesor al papa Francisco, Benedicto XVI, las visiones descritas en los tres secretos «significaron la movilización de las fuerzas del cambio en la dirección correcta».
Pero no equivalen a la Biblia, un texto que describe como una «revelación pública».
Las visiones de Fátima son «revelaciones privadas», escribió. Su propósito es «ayudar a vivir más plenamente» de acuerdo a las enseñanzas de Cristo.
El difunto papa Juan Pablo II fue disparado por un pistolero turco el 13 de mayo de 1981.
Dijo que sobrevivió gracias a la intervención divina de la Virgen María y que el tercer secreto predijo el ataque.
Juan Pablo II donó la bala a Fátima. Hoy, todavía adorna la corona de la estatua de la Virgen de Fátima.
Poco después, su sucesor Joseph Ratzinger escribió lo siguiente:
«No se revela ningún gran misterio; no se ha corrido el velo del futuro. Vemos a la Iglesia de los mártires del siglo apenas transcurrido representada mediante una escena descrita con un lenguaje simbólico difícil de descifrar».
«¿Es esto lo que quería comunicar la Madre del Señor a la cristiandad, a la humanidad en un tiempo de grandes problemas y angustias? ¿Nos es de ayuda al inicio del nuevo milenio? O más bien ¿son solamente proyecciones del mundo interior de unos niños crecidos en un ambiente de profunda piedad, pero que a la vez estaban turbados por las tragedias que amenazaban su tiempo?».
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