Luego de pasar 53 años tras las rejas, Leslie Van Houten, una de las discípulas de Charles Manson, quedó en libertad este martes en Estados Unidos.
El Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California informó que Van Houten, de 73 años, “fue puesta en libertad condicional bajo supervisión”.
Cumplía cadena perpetua por su participación en los asesinatos de Leno y Rosemary LaBianca en Los Ángeles en 1969, cuando ella tenía 19 años.
El gobernador de California, Gavin Newsom, había denegado en varias ocasiones la libertad condicional a la seguidora de Manson, pero un tribunal de apelaciones de California abrió la posibilidad de su liberación hace unos meses.
La oficina de Newsom informó que no apelará el fallo del tribunal ante la Corte Suprema de California, lo cual permitirá a la mujer mantener su libertad.
Más de cinco décadas después, los crímenes cometidos por Charles Manson y sus seguidores en el sur de California, siguen frescos en el recuerdo de muchos.
Especialmente en la memoria de los familiares de las víctimas.
Una joven sociable y popular
«Sé que el dolor se transmite a través de las generaciones. Quiero que las víctimas sepan que estoy profundamente avergonzada de lo que hice», declaró Leslie van Houten en 2002, en una de las audiencias para estudiar su posible salida en libertad condicional.
Con «lo que hice» Van Houten se refería al sangriento asesinato de Rosemay LaBianca, quien murió apuñalada junto a su marido en la madrugada del 10 de agosto de 1969.
Procedente de una familia de clase media del sur de California, Leslie van Houten era una joven sociable y atlética que en el instituto llegó a ser elegida reina de uno de los bailes típicos de las escuelas de secundaria de EE.UU.
Sin embargo, poco a poco se fue introduciendo en un mundo menos luminoso.
El divorcio de sus padres hizo que sus amigos la dejaran de lado y, según explica su abogado Richard Pfeiffer, ahí comenzó su caída.
Se quedó embarazada y su madre la forzó a someterse a un aborto ilegal. El feto fue enterrado en el patio trasero de la casa familiar.
La familia Manson
Durante esa época, Van Houten empezó a experimentar con sustancias como la marihuana, el hachís y el LSD.
En el verano de 1968, la joven conoció a Bobby Beausoleil y Catherine «Gypsy» Share, y empezó a viajar con ellos.
Share le habló de un hombre llamado Charles Manson a quien describió como un ser parecido a Cristo con respuestas para todas sus preguntas.
Meses después, Van Houten y sus amigos estaban viviendo con Manson en el rancho Spahn a las afueras del condado de Los Ángeles. En 1969, el mensaje pacifista de Manson cambió y pasó a llamar a la revolución y la violencia.
Según contó la propia Van Houten, «pronto todo lo que hacíamos era escuchar el álbum White de The Beatles y leer el libro bíblico de las Revelaciones».
Manson imaginaba una guerra racial y tenía un extraño plan para incitarla, empezando con los asesinatos de la actriz Sharon Tate (esposa del director de cine Roman Polanski que estaba embarazada de ocho meses) y otras cuatro personas en Bel Air, Los Ángeles, el 9 de agosto de 1969.
El asesinato del matrimonio LaBianca
Van Houten no participó en esos crímenes, pero la noche siguiente asaltó junto a Charles «Tex» Watson y Patricia Krenwinkel la casa del matrimonio formado por Leno y Rosemary LaBianca, de 44 y 39 años respectivamente.
Van Houten fue testigo de cómo Watson mató a Leno LaBianca y posteriormente fue responsable de infligir 16 de las más de 40 puñaladas que recibió su esposa, Rosemary.
Para finales de 1969, todos los miembros de la familia Manson estaban arrestados e imputados por todos estos asesinatos.
Los correspondientes juicios se convirtieron en una suerte de circo, tanto por el peculiar comportamiento de los acusados como por el frenesí mediático alrededor de ellos.
«Tomé uno de los cuchillos, Patricia tenía otro, y empezamos a apuñalar y cortar a la señora», testificó Van Houten, quien detalló que Rosemary LaBianca suplicó que le perdonaran la vida y prometió que no llamaría a la policía.
El 29 de marzo de 1971, Van Houten fue declarada culpable y sentenciada a muerte.
La subsecuente prohibición de la pena de muerte en California por unos meses hizo que la sentencia se conmutara automáticamente a cadena perpetua.
Una corte de apelaciones revocó la condena de Van Houten en 1976 y un segundo juicio celebrado el año siguiente terminó sin acuerdo del jurado.
Finalmente, en el tercer y definitivo juicio celebrado en 1978, Van Houten fue declarada culpable de asesinato en primer grado, pero la sentencia a cadena perpetua incluyó la posibilidad de optar a libertad condicional.
Desde entonces cumplía condena en la prisión de mujeres de Chino, California.
Sus abogados aseguraron durante mucho tiempo que era una reclusa modelo. Durante su estancia en la cárcel, obtuvo una licenciatura y un máster universitario, además de que dirigió grupos de autoayuda para las internas.
Pero los familiares del matrimonio LaBianca y el gobernador Newsom la siguieron considerando un peligro para la sociedad.
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