El presidente de Argentina, Mauricio Macri, necesita ganar puntos; tiene que hacer algo para paliar una crisis económica que solo se profundiza y puede costarle la reelección en octubre.
Algunos creen que es demasiado tarde. Pero no él.
Y por eso este miércoles se dio a conocer una serie de medidas que busca darle un espaldarazo a los millones que cayeron en la pobreza o perdieron una parte importante de su ingreso en los últimos años.
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Desde profundizar un esquema de controles de precios hasta congelar los polémicos aumentos de las tarifas de servicios públicos, Macri calificó el anuncio como «medidas para un alivio (…) para el corto plazo mientras lo de fondo funciona».
Aunque se esperaba un anuncio tradicional del presidente desde su residencia, la Casa Rosada, publicó —en una suerte de ensayo comunicacional para buscar mostrar cercanía con la gente— un video en el que se le ve hablando con una «vecina» que le manifiesta cosas como que «la gente está muy complicada y es un momento tremendo».
El oficialismo califica las medidas como «desagradables» porque, como los impuestos a las exportaciones anunciados hace seis meses, responden a una línea más proteccionista que neoliberal.
Por eso el gobierno insiste en que son medidas «temporales» o «transitorias» y usa expresiones que le distancian del gobierno anterior, como «congelamiento de precios» en referencia a «controles de precios».
Según la jerga local, estas son medidas de corte kirchnerista —»medidas K», titularon algunos medios— que parecen continuar o profundizar sistemas inaugurados por la ex presidente Cristina Kirchner.
Medidas de campaña
Medidas K, entonces, para no perder contra los K.
Resulta que hace un año Macri era el gran favorito de las presidenciales de octubre, pero ahora, tras una devaluación traumática, tiene tantas posibilidades como los candidatos de una oposición dividida y desprestigiada.
Uno de esos es Kirchner, la ex presidente procesada en una decena de casos de corrupción que mantiene el apoyo de un tercio del electorado.
También está un puñado de candidatos del peronismo moderado y antikirchnerista, como Roberto Lavagna (exitoso ministro de Economía) y Sergio Massa (excandidato y prospecto representante del centro).
Faltan seis meses para las elecciones y el tejemaneje electoral —que va atado de causas de corrupción, alianzas inesperadas y conspiraciones político-judiciales— domina la agenda nacional.
Mientras tanto, la economía sigue en picada: la inflación de marzo que se divulgó el martes fue la más alta en décadas y alcanzó 54% anual y el consumo cayó 8% en solo un mes, profundizando la recesión que ya parece inevitable para este año.
Tanto por sus propios errores como por su mala suerte, Macri admite que las cosas no le salieron como esperaba en 2015. Sobre todo en lo económico, que vendió como su gran especialidad y parece su peor obstáculo.
La devaluación de 50% del peso en 2018, generada en parte por la coyuntura internacional y en parte por el miedo de los mercados a que vuelva el «populismo», desbarajustó la economía e hizo que todos indicadores económicos estén hoy en peores condiciones que cuando asumió Macri.
Pese a esto, el ex empresario mantiene un respaldo internacional que se materializa en el apoyo del Fondo Monetario Internacional, organización que le prestó US$57.000 millones y le ha permitido modificar partes del acuerdo en busca de mantener el apoyo de la mayoría de los argentinos.
El esquema de Precios Cuidados fue implementado por el kirchnerismo, aunque los controles contra los aumentos son usados por varios gobiernos argentinos
«Medidas para el alivio»
Esos apartes tienen que ver con las medidas anunciadas el miércoles, las cuales pueden ir en contra del modelo pregonado por la multilateral financiera y el gobierno mismo. Pero ayudan para que «no vuelva el populismo».
Por un lado, el gobierno amplió el esquema de Precios Cuidados a 60 productos alimenticios que no aumentarán durante seis meses. Las empresas de telefonía se adhirieron al congelamiento de precios.
El gobierno también aprobó una serie de créditos y descuentos para los 18 millones de personas que están afiliadas al sistema de asistencia del Estado.
Las tarifas del gas, el agua y la electricidad, que fueron liberadas por Macri después de años de subsidios, ahora vuelven a congelarse.
Asimismo, se anunciaron beneficios impositivos para las pequeñas y medianas empresas y una ley de lealtad comercial que regule los aumentos y promociones que las grandes empresas usan para amortizar la crisis.
«Es un paquete incompleto y tardío», opina Héctor Rubini, economista de la Universidad del Salvador.
«No es un plan integral, no va a eliminar la inflación, los desequilibrios se mantienen y, al ser un esquema preanunciado, se están observando remarcaciones de precios que solo se pueden evitar con legislación rigurosa sobre las góndolas».
Nicolás Dujovne es el cerebro económico del oficialismo. Este miércoles reiteró que busca continuar por el mismo camino
El experto concluye: «El programa macro sigue siendo muy vulnerable a shocks externos e internos que se pueden reflejar en saltos del tipo de cambio o aumentos del riesgo país».
La también economista Mercedes D’Alessandro añade que «el equipo económico de Cambiemos (coalición oficialista) interpreta a la inflación como un fenómeno puramente monetario».
«En ese sentido, el hecho de que hoy se hable de control de precios es una señal de que al menos están considerando que su caracterización del fenómeno es errónea y que sus políticas hasta ahora no han servido en lo absoluto».
Sin embargo, el gobierno no parece interesado en cambiar el rumbo de su plan económico.
Hace un mes fue famosa la frase de Macri según la cual «si ganamos, iremos en la misma dirección, pero más rápido».
Y este miércoles, sus ministros en rueda de prensa lo confirmaron: «Desde el primer día hemos puesto un programa consistente, pero, claro, no es de un día para otro», dijo el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
«El camino sigue siendo siempre el mismo», remató.
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