El gobierno de Bolivia adoptó esta semana una serie de medidas para hacer frente a la grave escasez de dólares en el país que suponen una ruptura con los pilares de la que ha sido su política económica desde que el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales llegó al poder en 2006.
Tras reunirse con colectivos empresariales, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, anunció las reformas económicas, que modifican algunas de las que han sido señas de identidad de la política del gobierno durante años, como el subsidio a la compra del combustible y el control de las exportaciones.
Los expertos llevaban tiempo alertando de un deterioro de la economía boliviana, y el giro en la política del gobierno se interpreta como un intento del presidente Luis Arce de enderezar la situación antes de las próximas elecciones en el país, previstas para el año que viene.
Arce modifica así algunas de las políticas económicas que ayudó a diseñar cuando era ministro de Economía del expresidente Morales.
Según el ministro Montenegro, las medidas acordadas con el sector privado buscan “un escenario de mejora correctiva para que esta carencia transitoria de dólares pueda ser superada”.
Qué anunció el gobierno y en qué cambia su política anterior
Montenegro se reunió estes martes con los empresarios, lo que supone un giro respecto a la política anterior del gobierno, ya que las reuniones del Ejecutivo con el sector privado han sido muy inusuales desde que el MAS gobierna Bolivia.
La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia mostró su “satisfacción” y se felicitó porque inicia “una nueva etapa en la relación público-privada”
Tras la reunión, Montenegro anunció un decálogo de medidas económicas con el objetivo de “normalizar el escenario transitorio de escasez de dólares”.
Según los expertos consultados, las más destacadas son la relajación de las restricciones a las exportaciones y la creación de una subasta de diésel para los grandes productores.
En Bolivia solo se pueden exportar alimentos cuando las autoridades consideran que está garantizado el suministro en el mercado doméstico, por lo que los exportadores debían obtener un certificado de abastecimiento antes de vender sus artículos en el exterior.
Montenegro anunció que la soja, la carne, el azúcar y otros alimentos quedarán ahora exentos de solicitar ese certificado, lo que debería paliar las dificultades que sufría el sector exportador.
El gobierno implantó hace más de tres lustros un subsidio para la compra de combustible, pese a que diversos analistas advertían que su coste era uno de los principales motivos del deterioro de las cuentas públicas.
En los últimos tiempos, las importaciones de combustible se dispararon, igual que los episodios de escasez de suministro, que acentuaron las quejas, sobre todo de los grandes productores de grano del este del país.
Montenegro anunció que los grandes productores podrán a partir de ahora optar a participar en una subasta de diésel a través del monopolio estatal YPF-B, en la que podrán pujar por encima del precio oficialmente fijado para asegurarse el suministro imprescindible para mantener en marcha sus negocios.
Según Juan Antonio Morales, expresidente del Banco Central de Bolivia, “el subsidio a los combustibles supone una gran presión fiscal para el Estado boliviano y con la subasta podrá venderlo a un precio más cercano al internacional”, lo que aliviaría su necesidad de divisas.
Otras medidas anunciadas son la autorización para que el Banco Central de Bolivia pueda emitir deuda denominada en dólares para captar así más fondos en la divisa estadounidense y el establecimiento de topes a la comisión que la banca pueda aplicar a la venta de dólares.
Cual es la situación económica de Bolivia
Según Juan Antonio Morales, “el país se enfrenta a un cuadro macroeconómico complejo por el agotamiento de sus reservas internacionales y el deterioro de la balanza comercial”.
Una preocupación compartida por los analistas de la agencia de calificación Fitch, que esta semana rebajaron la calificación crediticia del país andino ante la “incertidumbre” y los “riesgos macroeconómicos que enfrenta”.
El gobierno rechazó la nueva evaluación de la agencia porque no tuvo en cuenta que Bolivia tiene “la inflación más baja de la región” ni otras “fortalezas” de su economía.
El principal motivo de preocupación es la caída de sus reservas internacionales.
Edwin Rojas, actual presidente del Banco Central de Bolivia (BCB), cifró el pasado enero en US$1.700 millones las reservas, cuando el país llego a tener alrededor de US$15.000 millones hace diez años.
A eso se suma el descenso de los ingresos por las exportaciones de gas natural.
Los yacimientos bolivianos se han ido agotando y, después de años en los que los que los ingresos de las exportaciones de gas cimentaron el crecimiento sostenido y la reducción de la pobreza durante la presidencia de Evo Morales (2006-2019), el país empezó a importar más combustibles del que exporta, lo que redujo sus ingresos en divisas y agravó la escasez de dólares.
Qué está pasando con los dólares
El pasado mes de marzo comenzaron las filas de ciudadanos deseosos de conseguir dólares ante bancos y casas de cambio, que cada vez ponían más trabas para entregarlos.
Eso llevó al Gobierno a anunciar que el Banco Central suministraría dólares a quien lo demandara, pero persistieron las filas y aparecieron quejas sobre el funcionamiento de ese mecanismo.
En Bolivia rige un tipo de cambio fijo, establecido por las autoridades, pero los importadores, que necesitan operar en la divisa estadounidense, protestan porque los bancos llevan tiempo aplicándoles una comisión de hasta el 20% cuando intentan obtenerlos.
“Eso ha agravado la escasez de divisas en el país, porque muchos prefieren tener sus dólares a buen recaudo en el extranjero antes que traerlos al país”, explica en conversación con BBC Mundo el economista Jaime Dunn.
La falta de dólares dificulta la capacidad del gobierno y del sector privado para hacer frente al pago de las importaciones, que cada vez tienen un peso mayor en la economía boliviana, sobre todo en artículos críticos, como los hidrocarburos, que el país ahora adquiere en su mayoría del exterior y han escaseado en los últimos tiempos.
La Cámara Farmacéutica Boliviana alertó de que la falta de divisas puede poner en riesgo el suministro de medicinas y dispositivos médicos en el país.
El gobierno sostiene que la falta esporádica de combustible se debe “sabotajes” internos y asegura que la escasez de dólares es una situación “transitoria”
Qué impacto pueden tener las medidas
El gobierno espera que el nuevo plan le permita reducir en US$100 millones al año el coste del subsidio a los combustibles, que se mantiene sin cambios para el resto de la población.
El Ejecutivo cree que muchos análisis pesimistas no tienen en cuenta los puntos fuertes de la economía boliviana, como su moderada inflación o el potencial de la explotación de sus yacimientos de litio en la era de la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles.
El expresidente del BCB Juan Antonio Morales cree que “Bolivia necesita estas medidas de ajuste, aunque deba tomarlas protegiendo a los más vulnerables”.
Jaime Dunn, sin embargo, señala que las “medidas adoptadas son muy tímidas y no atacan la raíz del problema, que es el elevado gasto público”.
Morales duda que la emisión de deuda en dólares vaya a tener un impacto significativo, ya que “la banca y el sector financiero no se fían mucho del Banco Central por las cantidades que ya les adeuda”.
El experto cree que si las reformas no dan resultado puede que a Bolivia no le quede alternativa que solicitar el auxilio del Fondo Monetario Internacional, lo que supone un anatema para el oficialismo.
A la incertidumbre se suma un complicado panorama político.
El MAS se escindió entre los partidarios del presidente Arce y el expresidente Evo Morales y ambos son ahora rivales. Morales ha criticado la gestión económica del gobierno y describe la situación actual como “peor que en épocas neoliberales”.
Según Dunn, “Evo está explotando hábilmente el descontento con la situación económica”.
La división del oficialismo ha privado al ejecutivo de la mayoría que necesitaría en la Asamblea Nacional para vender las reservas en oro del Banco Central, lo que limita aún más su margen de maniobra.
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