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Las cajas de recuerdos que los enfermos terminales preparan para sus hijos

por Avatar EL NACIONAL WEB

Desde hace unos meses la presentadora de la BBC Rachael Bland, que murió la semana pasada a los 40 años, estaba escribiendo sus memorias para dejárselas a su hijo Freddie, de dos años, como «una carta de amor». Le diagnosticaron cáncer de mama hace menos de dos años, y de repente le dieron la noticia de que le quedaba poco tiempo de vida.

A muchos enfermos terminales con hijos pequeños, como a Bland, les preocupa que sus niños no los recuerden de mayores, que no sepan cuán queridos fueron o que nunca lleguen a entender cómo eran sus padres como personas: sus gustos, su sentido del humor, su personalidad, sus valores. Crear una caja de recuerdos puede ser una manera de hacérselo saber, según sugieren algunas organizaciones de apoyo a pacientes y familiares de personas con cáncer terminal.

«Crear una caja de recuerdos puede ser una experiencia emotiva. Quizás te haga sentir triste o abrumado a veces, pero también puedes encontrar satisfacción al pensar sobre tus propios recuerdos», dice la organización británica sin ánimo de lucro MacMillan en su página web, dirigiéndose a personas a las que les dijeron que ya no podrán recuperarse de su cáncer.

«Significan mucho para mí»