La princesa Marta Luisa de Noruega renunció a sus funciones reales para centrarse en el negocio de medicina alternativa que regenta con su prometido, un autoproclamado chamán.
Aunque mantendrá su título, la cuarta en la línea de sucesión al trono del país europeo deja a un lado sus deberes oficiales para «crear una línea divisoria más clara» entre su rol privado y público.
Su prometido, Durek Verrett, ha promovido prácticas médicas sin bases científicas, sugiriendo entre otras cosas que el cáncer es una elección.
Marta Luisa renunció a su «papel de mecenazgo» ya que ella y Verrett buscan separar con claridad sus actividades y las de la Casa Real de Noruega, explicó el palacio en un comunicado.
Agregaron que Marta Luisa mantendrá su título por decisión del rey noruego Harald V.
«Ella cumplió sus funciones con calidez, dedicación y un profundo compromiso», recoge el comunicado.
Tras el anuncio, el rey describió a Verrett como «un gran tipo» y aseguró que «es muy divertido estar con él».
«Tiene un gran sentido del humor y nos reímos mucho, incluso en este momento difícil. Creo que tanto nosotros como él hemos adquirido una mayor comprensión de lo que sucede y hemos acordado no estar de acuerdo», explicó Harald V a periodistas noruegos.
En su propia declaración, la princesa Marta Luisa aseguró ser «consciente de la importancia del conocimiento basado en la investigación», pero afirmó que la medicina alternativa puede ser «un complemento importante para ayudar al sistema médico convencional».
Agregó que era importante distinguirse «como persona privada por un lado y como miembro de la Familia Real por el otro».
Años de críticas y acusaciones
La princesa, de 51 años, ha generado controversia en Noruega durante décadas por promover tratamientos alternativos, entre ellos la creación de una escuela para ayudar a las personas a «ponerse en contacto con sus ángeles».
También ha sido acusada de usar su título real para obtener ventaja competitiva en sus actividades privadas.
En 2002 se casó con el escritor y artista noruego Ari Behn, con quien tuvo tres hijas. Se divorciaron en 2017 y Behn, que sufría depresión, se suicidó el día de Navidad de 2019.
En junio, la princesa se comprometió con Verrett. Había anunciado la relación en una publicación de Instagram de 2019, anticipando posibles críticas.
En el post, afirmó: «Para aquellos que sienten la necesidad de criticar: conténganse. No depende de ustedes elegir por mí o juzgarme. Shaman Durek simplemente es un hombre con el que amo pasar mi tiempo y que me llena».
Pese a aquella publicación, la pareja fue objeto de intensas críticas en Noruega, y Verrett ha sido calificado en numerosas ocasiones como un «charlatán», un estafador y un teórico de la conspiración.
La ex primera ministra noruega Erna Solberg describió sus puntos de vista como «muy extraños» y «no basados en hechos», y agregó que sus ideas promueven teorías de la conspiración.
El «visionario» que asegura haber resucitado
Durek Verrett, un afroestadounidense que se describe a sí mismo como un «chamán de sexta generación», afirmó haber resucitado de entre los muertos y haber predicho los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos dos años antes de que ocurrieran.
Ha atribuido a su color de piel las críticas que recibe y ha asegurado que «nunca había sufrido tanto racismo» como cuando llegó a Noruega.
También se ha comparado con Albert Einstein y Thomas Edison, de quienes destacó que eran «genios» e «incomprendidos».
En su sitio web, se describe a sí mismo como un «visionario de la ‘Era del Ahora'» que «desmitifica la espiritualidad». Afirma que su trabajo influyó en las actrices Gwyneth Paltrow y Nina Dobrev.
Según una encuesta publicada en septiembre, solo el 13% de los noruegos consideraban a la princesa Marta Luisa apta para representar a la familia real en eventos oficiales.
«Creo que, más que de la princesa como persona, se trata más bien del fenómeno ocultista con el que se la ha asociado», declaró un biógrafo real a medios noruegos.