El gobierno de Estados Unidos anunció este martes que liberará 50 millones de barriles de petróleo de sus «reservas estratégicas» para hacer frente al aumento del precio de la gasolina, que está afectando el bolsillo de los ciudadanos.
Se trata de una medida concertada que no se limita a Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden logró persuadir a otras grandes economías como China, Japón, Reino Unido, India y Corea del Sur para que también liberen parte de sus reservas estratégicas y así ayuden a aumentar la oferta en el mercado de crudo.
Durante el último año y medio, el flujo de petróleo se ha mantenido restringido por los efectos de un acuerdo entre los países de la OPEP y otros importantes productores como Rusia que han buscado mantener controlado el mercado con el objetivo de apuntalar los precios.
Estados Unidos ha intentado en vano convencer a los miembros de la OPEP sobre la conveniencia de aumentar la oferta de petróleo de una forma más acelerada para responder a la recuperación de la economía mundial tras el impacto de la pandemia, pero estos productores han optado por un incremento paulatino y limitado.
Que la Casa Blanca decida ahora recurrir a las reservas estratégicas para hacer frente a este tipo de situación es una medida inédita que, además, puede generar tensiones con los países de la OPEP, según advierten analistas.
Un recurso de emergencia
La SPR fue creada en 1975 tras la crisis económica causada por el embargo petrolero que los países árabes impusieron a gobiernos occidentales por su apoyo a Israel durante la guerra de Yom Kippur en 1973.
Esta medida hizo que para 1974 se cuadruplicaran los precios del crudo y generó problemas de escasez de combustible en Estados Unidos.
A partir de ese momento, Estados Unidos estableció esta reserva estratégica para protegerse de los vaivenes del mercado petrolero mundial y de cualquier posible interrupción en el suministro.
Aunque otros grandes consumidores de crudo también adoptaron medidas similares, la SPR de Estados Unidos es la más grande del mundo y está constituida en la actualidad por unos 620 millones de barriles que se encuentran almacenados en un sistema de cuevas cavadas en roca salina que se extienden desde Baton Rouge (Luisiana) hasta Freeport (Texas).
En el pasado, Estados Unidos ha recurrido a las SPR en circunstancias de emergencia como durante la Guerra del Golfo de 1991 o tras sufrir los efectos devastadores del huracán Katrina, en 2005, que afectó gran parte de la infraestructura petrolera en el golfo de México. También en otras emergencias puntuales ha «prestado» parte de su crudo a algunas refinerías para permitirles funcionar mientras se subsanaba algún problema concreto de abastecimiento en el mercado.
Ninguna de estas circunstancias están presentes en este momento.
«Esta es una medida muy inusual. Cuando Estados Unidos ha liberado petróleo de la SPR lo ha hecho porque han ocurrido grandes interrupciones en la oferta. Lo hizo en 2011, cuando la caída de Gadafi en Libia llevó a la suspensión de sus exportaciones petroleras. Es en esos momentos, cuando echa mano de estas reservas», dice Raad Alkadiri, director gerente de Energía, Clima y Recursos de la consultora Eurasia Group, a BBC Mundo.
«Estados Unidos ha liberado pequeñas cantidades en el pasado. Nada en esta escala ni en respuesta a los precios, siempre ha sido como una medida ante la interrupción física de la oferta ocurrida en otro lugar del mundo», agrega.
Apuntando a la inflación
Alkadiri destaca que una iniciativa de este tipo no se produjo en el año 2008, cuando los precios del petróleo llegaron a máximos históricos de casi US$150, mientras que estos momentos el precio del barril de petróleo se ubica un poco por encima de los US$80.
Pero el gobierno de Biden está mirando otras cifras. «Los consumidores estadounidenses están sintiendo el impacto de los altos precios del combustible en las estaciones de servicio y en las facturas de calefacción de sus hogares; y los negocios estadounidenses también porque la oferta de petróleo no ha ido a la par que la demanda en momentos en los que la economía global resurge de la pandemia», señaló la Casa Blanca en un comunicado.
El precio promedio de la gasolina en Estados Unidos se ubicaba este martes en los US$3,40 por galón, un aumento 62% en un año cuando se ubicaba en US$2,11.
En un país, donde el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía, representando en torno a 35% del suministro, esos incrementos se hacen notar.
Si a ello se suman otros elementos, como los problemas en la cadenas de suministro causados por la pandemia, el resultado es que Estados Unidos experimentó en octubre pasado una inflación interanual de 6,2%, la mayor registrada en 30 años.
«Hoy estamos lanzando un gran esfuerzo para moderar los precios del petróleo, un esfuerzo que se extenderá por el mundo y finalmente llegará hasta la estación de gasolina de su calle, si Dios quiere», dijo Biden este martes en un mensaje desde la Casa Blanca.
Una señal política
Si la liberación de crudo de la reserva estratégica de Estados Unidos es una medida extraordinaria, más aún lo es que se haga de forma concertada con otros países: eso no ocurría desde 2011, cuando sucedió el derrocamiento de Gadafi en Libia.
Pese a ello, no queda claro si esta iniciativa logrará reducir de forma sensible el precio del petróleo ni que, en caso de lograrlo, tenga un efecto duradero.
Este martes, de hecho, el precio del crudo Brent (de referencia para Europa) y del WTI (de referencia en Estados Unidos) subió en lugar de bajar.
Analistas consideran que esto se explica debido a que ya los mercados se habían anticipado al anuncio sobre la liberación de petróleo de las reservas estratégicas.
El impacto final de la medida dependerá de dos factores: la forma en que se libere el petróleo y la reacción de los países de OPEP +.
«La cuestión real es el calendario: cuándo y cuán rápido llega este petróleo al mercado», señala Aldakiri.
«Si esos volúmenes llegaran al mismo tiempo, tendrían un efecto significativo en el precio. Pero por la forma como parece estar previsto, se hará a lo largo de varios meses y aún no está claro cuántos barriles el gobierno será capaz de liberar rápidamente», agrega.
El experto advierte, sin embargo, que en el caso de Biden, el objetivo de esta medida va más allá de la posible reducción en el precio del barril.
«Lo que el gobierno quiere hacer, más que cualquier cosa, es enviar la señal de que está intentando detener el aumento del precio de la energía, que intenta contener la inflación en general de forma muy decidida», dice Aldakiri.
Eso explica también el interés de Washington de sumar el apoyo de otros países, pues permitiría a la Casa Blanca transmitir la imagen de que está liderando un esfuerzo internacional para controlar el precio del petróleo.
Aldakiri indica que -más allá de que también puedan estar registrando problemas de inflación- para los otros países participantes esta iniciativa es una oportunidad para ganar puntos con Estados Unidos, que es un socio estratégico.
Agrega que China ya había recurrido en el pasado a su reserva estratégica para hacer frente a distintos problemas, incluyendo incrementos de precios, y que en el actual contexto es una manera fácil de demostrar buena voluntad y de distender las tensiones con Washington.
Los aportes de muchos de estos países serán relativamente menores en comparación con los de Estados Unidos. Así, por ejemplo, Reino Unido liberará 1,5 millones de barriles y Japón, 4,2 millones.
En manos de la OPEP +
La iniciativa de Biden podría generar tensiones con los países de OPEP +, que ya antes de que se hiciera oficial esta medida, habían advertido que la consideraban innecesaria y habían advertido que probablemente tomarían cartas en el asunto si los grandes consumidores decidían echar mano de sus reservas estratégicas.
Analistas como Peter Flynn, de la consultora Price Futures de Chicago, consideran que este tipo de iniciativas no suelen dar resultados.
«La historia ha demostrado que la liberación [de crudo de la SPR] solamente tendrá un impacto a corto plazo y es una declaración abierta de guerra petrolera con el cartel OPEP +», dijo Flynn a Reuters.
Desde abril de 2020, los países de OPEP + han mantenido un acuerdo que les permite ir aumentando gradualmente el flujo de crudo en el mercado. Este acuerdo prevé aumentos de 400.000 barriles mensuales, pero que no son automáticos sino que cada mes son evaluados y aprobados por los gobiernos.
«Esto ha sido diseñado como una herramienta para manejar el mercado mes a mes», dice Aldakiri.
El experto explica que la idea esEl barril del crudo Brent cae por debajo de los 80 dólares que los inventarios ajustados impulsen los precios altos, pero que no sean demasiado altos. «La preocupación de la OPEP + es que los inventarios el año próximo sean demasiado altos, que haya exceso de oferta», agrega.
El experto explica que los países de la OPEP + se reunirán nuevamente a inicios de diciembre para decidir si proceden o no con el aumento de producción previsto para ese mes.
Si deciden no aumentar la producción, podrían amortiguar parte del impacto en los precios que busca la iniciativa de Biden.
«El balón está en el terreno de la OPEP+», advierte Aldakiri.