La nieta de Elvis Presley, la actriz Riley Keough, está luchando para detener los planes de venta de Graceland, la famosa mansión del «Rey del Rock and Roll» ubicada en la ciudad de Memphis, Tennessee.
Keough heredó la mansión y gran parte del patrimonio de Presley tras la muerte de su madre, Lisa Marie Presley, el año pasado.
Ambos están enterrados juntos en Graceland.
Sin embargo, ahora la mansión se encuentra en el centro de una disputa con una empresa que afirma que el complejo se utilizó como garantía en un préstamo de US$3,8 millones contraído por Lisa Marie, el cual ella nunca pagó.
Keough alega que la documentación del préstamo es fraudulenta y que la firma de su madre fue falsificada.
La actriz de 34 años presentó una demanda judicial para impedir que se celebre una subasta prevista para este jueves. Un juez detuvo por el momento la venta a la espera de escuchar los argumentos de las partes.
Naussany Investments, la empresa que dice haber proporcionado el préstamo, aún no ha hecho comentarios públicos.
«Lisa Maria Presley nunca pidió dinero prestado a Naussany Investments y nunca entregó una escritura de fideicomiso a Naussany Investments», escribió el abogado de Keough en su demanda.
Graceland fue la residencia de Elvis Presley desde que este tenía 22 años y el lugar donde murió el 16 de agosto de 1977.
También es donde está enterrado después de que, en el cementerio de Forest Hills, alguien tratara de profanar el mausoleo familiar.
La mansión se convirtió en un lugar de peregrinación ineludible para sus fans. Y, también, en un lucrativo negocio: es la segunda casa más visitada de los Estados Unidos, por detrás de la Casa Blanca, la residencia de los presidentes en Washington DC.
Cada año, alrededor de 600.000 personas acuden a esta “meca” del rock, según su sitio web.
Graceland es un fiel reflejo de Elvis Presley: descomunal, excéntrica, barroca y fascinante.
Una casa con verja musical
Originalmente, donde hoy está Graceland había un extenso terreno de una familia de potentados de Memphis. En 1939, su heredero, S.E. Toof construyó la mansión de estilo renacentista colonial y le puso el nombre en honor a su hija, Grace.
En 1957, Elvis Presley, con tan solo 22 años, compró la casa para que fuera la residencia de sus padres. Apenas tenía 22 años, pero ya tenía músculo financiero suficiente para pagar los US$100.000 que costó. Su valor actual se estima en más de US$400 millones.
Mientras Elvis grababa Jailhouse Rock, su tercera película, las obras en la casa avanzaron para reformar el total de 23 habitaciones, 8 de ellas dormitorios.
Para aislarse y mantener su privacidad, puso una verja que él mismo diseñó. Pero, lejos de despistar a los fans, sirvió de identificativo y hoy es un icono.
La «Sala de la Selva»
Tras las muerte de Elvis, en junio de 1982 Graceland abrió sus puertas al público con el objetivo de darle provecho económico.
La decoración que se encontraron los fans no era la misma que vio el rey del rock en sus últimos días. Priscilla Presley la redecoró al mismo estilo que tenía cuando ella vivía ahí, antes del divorcio.
La esencia del lugar ha sido calificada de recargada y kitsch, llena de colores rojos, ornamentos dorados, alfombras, espejos, lámparas de araña o con motivos de pavo real, que era el estilo que le gustaba a Lisa Thompson, la novia que Elvis tuvo tras Priscilla.
De todos los rincones, uno que se conserva intacto es la cocina, con todos los muebles de madera y lámparas de Tiffanys.
Otra de las salas es la de la televisión… O, mejor dicho, televisores, porque a Elvis le gustaba tener 3 pantallas a la vez. La habitación, de estética muy futurista, está llena de espejos, incluso en el techo, y un enorme sofá.
Esto, el que haya salas «temáticas» era algo muy del gusto de Elvis y así se ha mantenido por décadas.
Pero, sin duda, la sala más famosa, llamativa y, por cierto, la favorita del cantante, es la que se denomina «Jungle Room» (habitación de la selva).
Los muros son de piedra natural, tiene una cascada incorporada, alfombra verde y está decorada con abundantes plantas.
Esta sala se convirtió en el estudio de grabación del cantante, donde grabó buena parte de Moody Blues, su último disco.
El tour por la mansión, sin embargo tiene una zona vetada: la parte de arriba de la casa. Allí estaban la habitación, el baño y el despacho de Elvis. Pero, también, la habitación de su única hija, Lisa Marie. Y, cada tanto, ella iba a la Graceland y se quedaba en esta parte.
Un salón de la fama y una colección de coches
En posteriores ampliaciones en los años 70 se hizo un edificio con una cancha para jugar raquetball, algo similar al squash. Aquí fue donde Elvis puso todos sus discos de oro. Antes los tenía en la sala de televisión.
Cuando el lugar se abrió al público se movieron a una sala de exposiciones, la Elvis Presley’s Memphis, que está dentro de Graceland. Allí se pueden ver, además de sus discos de oro, los 3 Grammys que ganó.
Además de cosechar premios por su talento, el Rey coleccionaba coches, especialmente Cadillacs. Quien ha visitado Graceland pudo ver hasta 30 autos, uno de ellos, el famoso Stutz Blackhawk negro, el último que condujo.
La tumba del Rey… y de su hija
Después del intento de profanación de la tumba de Elvis, su padre decidió trasladar sus restos a un lugar seguro en Graceland.
¿Dónde ponerla? En uno de los lugares favoritos de la estrella del rock, el Meditation Garden (Jardín de Meditación), junto la piscina.
Allí está enterrado no solo él, también sus padres y una placa conmemorativa a la memoria del hermano gemelo de Elvis que murió al nacer.
El último familiar de Elvis Presley enterrado allí fue Benjamin Keough, su nieto e hijo de Lisa Marie, quien se suicidó en agosto de 2020 a los 27 años.
Luego de la muerte de Lisa Marie, sus restos fueron dispuestos en una tumba junto a su amado padre y su hijo.
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