Unas turistas desataron la indignación en Italia luego de que una de ellas fuera fotografiada por su amiga realizando un acto lascivo encima de una estatua de un dios romano.
Las fotos, compartidas en el sitio Welcome To Florence, muestran a la mujer besando y simulando posiciones sexuales con la estatua del dios Baco en horas de la noche.
Otros sitios de noticias también mostraron a su amiga en el pedestal, posando para una fotografía que tomó la primera.
La estatua, de tamaño natural, se ubica en la esquina de una calle cercana al famoso puente Vecchio. Es una réplica moderna de la obra del escultor Giambologna del siglo XVI. El original se conserva en el cercano museo del Bargello.
Las imágenes provocaron airadas reacciones de usuarios de las redes sociales, algunos de los cuales pidieron la detención de la mujer.
«Este es el resultado de años de intentos de convertir Florencia en Disneylandia», decía una de las críticas.
Patrizia Asproni, presidenta de Confcultura, una asociación que promueve el patrimonio cultural italiano, declaró a los medios de comunicación italianos que estas «repetidas muestras de grosería y barbarie» tienen lugar «porque todo el mundo se siente con derecho a hacer lo que quiera con impunidad».
Asproni pidió que se aplique el «modelo Singapur» para el turismo, con «controles estrictos, multas altísimas y tolerancia cero» para los malos comportamientos.
Antonella Rinaldi, superintendente de Arqueología y Bellas Artes de Florencia, dijo que los turistas «son bienvenidos», pero que «tienen que respetar nuestras obras de arte, ya sean originales o réplicas».
«Aunque dudo que esta señora -a la que condeno- conozca siquiera la diferencia», añadió.
Los conflictos con turistas
Ubicado 275 km al noroeste de Roma, Florencia es uno de los principales destinos turísticos del mundo.
En 2023, alrededor de 1,5 millones de personas visitaron la ciudad -de apenas 382.000 habitantes- en los meses de verano boreal, entre junio y septiembre.
Los residentes locales llevan mucho tiempo luchando contra la enorme afluencia de turistas, que en esos meses convierte las estrechas calles de Florencia en flujos constantes de transeúntes.
El llamado fenómeno del «sobreturismo» ha llevado a varias ciudades de todo el mundo a modificar su forma de acoger a los turistas.
El mes pasado, el alcalde de Barcelona se comprometió a eliminar los alquileres turísticos de corta duración en la ciudad en un plazo de cinco años.
Otros lugares, como Venecia o el monte Fuji de Japón, han empezado a introducir tarifas diarias para intentar limitar el número de turistas.