Vidal Chávez Rivera, un peruano nacido en las afueras de Lima, se afincó en Londres en 2014. Pero la pandemia lo agarró en Alemania. «Me quedé allí atrapado durante meses», le cuenta a BBC Mundo.
Y por ese imprevisto de la vida, su permanencia en territorio británico, donde quiere quedarse y del que le gusta hasta el clima, pende hoy de un hilo.
Este cocinero de 43 años, especializado en comida peruano-japonesa, llegó a Londres desde España cuando Reino Unido todavía era miembro de la Unión Europea.
Vivió en Sevilla durante ocho años, hasta que llegó la crisis. Primero le bajaron el sueldo en el restaurante en el que trabajaba, a lo que le siguieron los contratos temporales, conocidos también como «contratos basura».
Harto de la situación, cuando obtuvo el pasaporte español decidió mudarse a la capital británica.
Pero tras la salida del país del bloque comunitario, conocido como Brexit, poder seguir viviendo en Londres no es algo que tenga garantizado.
Y es que en marzo del año pasado, Vidal aceptó una oferta para trabajar por un tiempo en el restaurante japonés de un hotel en la ciudad alemana de Múnich.
Y esa decisión que parecía una oportunidad le costaría cara.
Fecha clave
Debido al covid-19, el local cerró sus puertas, como también lo hizo el país. Y Vidal se quedó sin poder volver a Londres durante 15 meses, viviendo en hoteles, trabajando de manera intermitente y sintiéndose «depresivo». «Me sentía como un pez en la tierra», dijo a BBC Mundo.
Cuando por fin pudo regresar a la capital británica en junio de 2021, tuvo que entrar como turista y ya no como residente.
Y con ello le vendría el quebradero de cabeza: estar en Reino Unido el 31 de diciembre de 2020 era uno de los principales requisitos para poder seguir viviendo legalmente en el país.
Vidal es tan solo uno de los miles de ciudadanos con pasaporte europeo afectados por el Brexit y los plazos establecidos por el gobierno.
«Si lo hubiera sabido, no hubiera aceptado la oferta de ir a Alemania», dice ahora este ciudadano peruano-español.
Los que no pidieron la residencia permanente a tiempo
Para poder permanecer en Reino Unido tras el Brexit, quienes tienen pasaporte de uno de los países de la UE —como Vidal— tuvieron que solicitar la residencia permanente o settled status (o una residencia temporal conocida como pre-settled status) antes del 30 de junio, o arriesgarse a perder sus derechos al empleo, al alquiler de una casa, a beneficios estatales y a la salud pública. Y técnicamente y en última instancia, también a ser deportados.
Así, quienes no solicitaron ese estatus desde el 1 de julio «se convirtieron en ilegales de un día para el otro«, explica la abogada de inmigración Alice Garside.
Comparado con ellos, Vidal es quizá más afortunado.
Lo asesoraron en la Indoamerican Refugee and Migrant Organisation (IRMO, por sus siglas en inglés), una de las ONG que apoyan a individuos y familias latinoamericanos con pasaporte europeo a postular a la residencia en Reino Unido.
Entregó su solicitud antes de la fecha límite del 30 de junio, y a pesar de su estancia en Alemania, es todavía posible que el gobierno británico decida concederle la residencia.
Pero quedará «a discreción» del gobierno, aclaran los expertos consultados.
Muchos no se enteraron
En alianza con The Baytree Centre y High Trees, dos organizaciones sociales en el sur de Londres, IRMO ha ayudado a más de 2.000 personas como Vidal a realizar estas gestiones ante el gobierno británico.
Y como otros organismos que apoyan a migrantes, ha llevado a cabo campañas en español para informar sobre el trámite necesario para permanecer legalmente en el país.
A pesar de ello, estas organizaciones calculan que son muchos los latinoamericanos con pasaporte europeo a los que no les ha llegado el mensaje y no supieron del plazo del 30 de junio.
«Nuestra sospecha es que muchas personas vulnerables no están siendo alcanzadas», le dijo Dolores Modern, coordinadora de Política y Comunicación sobre Derechos Laborales de la Latin American Women’s Rights Service (LAWRS), una organización de apoyo a mujeres latinoamericanas en Londres, que también asistió con las solicitudes a la residencia permanente.
«Seguimos escuchando de mujeres con doble nacionalidad que no sabían [que tenían que registrarse] porque no hablan inglés y se enteraron por casualidad, por el boca a boca».
Impacto en números
Si bien el gobierno británico no lleva un conteo de ciudadanos con pasaporte de la UE en el país, según datos oficiales unos seis millones se registraron en el sistema antes del 30 de junio.
De estos, 5,3 millones de solicitudes llegaron antes del 31 de marzo, 500.000 de los cuales de ciudadanos italianos, 375.000 de portugueses y 320.000 de españoles.
Sin embargo, el gobierno no ha hecho públicos datos sobre cuántos no completaron la solicitud a tiempo y cuando BBC Mundo le pidió un estimado no lo proporcionó, alegando que aún están procesando las solicitudes.
Maike Bohn, cofundadora de The 3 Million, una campaña a favor de los derechos de los ciudadanos con pasaporte europeo que residen en Reino Unido, dice que se estima que son 150.000, aunque cree que pueden ser «muchos más».
La diputada opositora Helen Hayes estima esa cifra en un millón.
Sea cual sea el número exacto, tampoco se sabe cuántos son nacidos en América Latina.
Categoría latinos
Hace años que se reivindica que ls latinoamericana sea considerada una categoría étnica, algo que, tras hacer campaña, un grupo de organizaciones consiguió que se incorporara en los formularios oficiales de cuatro municipios de Londres.
En el resto, no queda más remedio que marcar la casilla «otro» y escribir Latin American con puño y letra.
Un estudio de Cathy McIlwaine y Diego Bunge, de la Universidad Queen Mary de Londres, estima que en 2016 vivían en Reino Unido unos 250.000 latinoamericanos, en su mayoría brasileños y colombianos.
Los llegados en los últimos años lo hicieron de Europa, impulsados en su mayoría por las consecuencias de la crisis de 2008 -como Vidal-; unos 40.000 entre 2012 y 2013, se calcula, 80% de España, 10% de Italia y un número más reducido de Portugal.
Aplicaciones tardías
Para quienes no lo hicieron antes del 30 de junio, la opción ahora es presentar una solicitud de residencia tardía.
Las autoridades aseguran que quienes puedan demostrar que tuvieron «motivos razonables» para no cumplir con el plazo lo pueden hacer aún, sin fecha límite.
La lista de criterios del gobierno incluye no tener acceso a internet, no saber que su hijo/a tenía también que solicitar el estatus, problemas graves de salud, restricciones debido al covid-19.
Y no son pocos los latinoamericanos que se han encontrado con esas dificultades.
Es el caso de Sarah Victoria Cerda Guerrero, una dominicana de 39 años que cuenta con pasaporte español y llegó a Londres de Madrid en 2016.
Ella misma regularizó su situación en 2019. Pero no sabía que tenía que realizar el mismo trámite para su hija, Tana, quien nació en 2020, en plena pandemia.
Se enteró a menos de una semana de la fecha límite, y «por casualidad», a través de un chat «para mamás latinas».
Complicaciones por la pandemia
En el marco de la pandemia, las barreras para inscribirse a tiempo han sido numerosas.
Las oficinas de registro del gobierno cerraron en 2020, por ejemplo, eliminando las citas en persona.
Y eso supuso un problema para Ángel Oliver Ramírez Gareca, quien tuvo dificultades con la tecnología para realizar el trámite por internet.
Este trabajador en talleres de chapa y pintura nacido en Oruro, Bolivia, llegó también con pasaporte español a Reino Unido desde la ciudad de Valladolid en España.
Y cuenta que la primera vez que solicitó el estatus, resultó inválido porque la foto que sacó con su celular no tenía los requisitos establecidos.
Ahora, la permanencia en el país de él, su mujer, Paola Carrasco, de nacionalidad boliviana, y los cuatro hijos de la pareja dependen de que su solicitud sea aceptada.
Consultado por BBC Mundo, un portavoz del Home Office (Ministerio del Interior) dijo que quienes presentaron «una solicitud válida antes del 30 de junio tendrán sus derechos protegidos por ley.
Y ante las aplicaciones tardías, dijo que adoptarán «un enfoque pragmático y flexible».
Mauricio Cruz, asesor de inmigración certificado en IRMO, anima a que todos se registren.
Su oficina seguirá recibiendo solicitudes hasta el 30 de septiembre.
«Aunque haya vencido el plazo, deben aplicar al EU Settlement Scheme. Cuanto más esperen, más difícil será», advierte.
Un futuro incierto y un «ambiente hostil»
Mientras, los abogados calculan que Vidal Chávez Rivera tendrá que esperar al menos hasta finales de agosto para saber si puede quedarse en el país que le dio trabajo «al momento» y donde quiere permanecer.
Y es que las autoridades están tardando entre dos y cuatro meses para responder al trámite.
Pero según Mauricio Cruz, el asesor de inmigración en IRMO, la decisión final en el caso de Vidal quedará «a discreción» del gobierno, debido a su ausencia prolongada en Alemania y su regreso después del plazo a Reino Unido.
Quienes trabajan en defensa de los derechos de los inmigrantes temen que el riesgo de caer en la ilegalidad facilite la explotación laboral, sobre todo para comunidades más vulnerables que trabajan en sectores ya de por sí precarios y menos visibles, como son el de la limpieza o la hostelería.
«Cuando dejas algo ‘a discreción’ suele ir en contra de las personas más vulnerables», señala Elizabeth Jiménez Yáñez, coordinadora de política y comunicación sobre temas de violencia de género de Latin American Women’s Rights Service (LAWRS).
«El empleador te va a decir que (como) no tienes estatus, entonces te vas. O que te puedes quedar, pero en condiciones inhumanas», agrega.
Derechos en peligro
La diputada opositora Helen Hayes concuerda con que los derechos de muchos ciudadanos están en peligro.
«Es muy probable que [los que no hayan solicitado la residencia permanente o cuya solicitud sea rechazada] deban confirmar su derecho a trabajar en Reino Unido, que tengan que demostrar su derecho a estar en Reino Unido a la hora de buscar alojamiento. Y que enfrenten dificultades a la hora de acceder a beneficios y servicios públicos».
Como ella, muchos temen que en Reino Unido se dispare la discriminación.
«El gobierno británico ha puesto el control migratorio en manos del empleador, del arrendador, de instituciones educativas», explica Alice Garside, abogada de inmigración.
«Toda estas personas están legalmente obligadas a verificar el estatus migratorio de la gente. Tienen una obligación de no proveer empleo, casa, o educación a personas sin estatus. Están cometiendo un crimen si lo hacen».
Pero Vidal espera tener suerte. Y que le concedan la residencia antes de que acabe su visado de turista.
Tanta suerte como cuando era adolescente y vivía con los suyos, una familia pobre, en Villa El Salvador, en las afueras de Lima.
Por aquel entonces su sueño era ser jugador de fútbol.
Coleccionando tapitas de botellas de Coca Cola, un día participó en un sorteo y ganó. Y junto a otros jóvenes, pudo entrenar unas semanas con Teófilo Cubillas, estrella de la selección nacional.
«De la suerte me llamaron», recuerda Vidal, hoy casi 30 años después, desde el barrio de Brixton, en el sur de Londres.