A la hora y el segundo exactos se lanzó con éxito la ambiciosa misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) hacía las heladas lunas de Júpiter.
Ante la mirada expectante de científicos y miles de personas, un día después de lo programado, despegó el potente cohete Ariane-5 desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa.
A bordo va el Explorador de Lunas Heladas de Júpiter (Juice, por sus siglas en inglés), un satélite que se espera llegue a la órbita del mayor planeta del Sistema Solar dentro de poco más de ocho años, en julio de 2031, y después de recorrer 6.600 millones de kilómetros.
No será un viaje directo, ya que el cohete no tiene la capacidad de hacerlo pese a que las órbitas de la Tierra y Júpiter «sólo» están separadas por 600 millones de kilómetros.
En cambio tomará una ruta bastante tortuosa por el interior de nuestro Sistema Solar que utilizará la gravedad de Venus y de la Tierra para ser impulsado hacia el gigante gaseoso.
Tras completar con éxito las primeras fases de separación y despliegue del enorme sistema de paneles solares del satélite de unos 90 metros cuadrados, el director de operaciones del control de misión de la agencia europea en Darmstadt (Alemania) no pudo ocultar su entusiasmo.
«Tenemos una misión; volamos a Júpiter; vamos cargados de preguntas. ¡Júpiter, Juice va en camino! Prepárate para ello», anunció Andrea Accomazzo,
A continuación te ofrecemos cuatro datos destacados de este proyecto.
1. En qué consiste
La misión en la que científicos de la Agencia Espacial Europea llevan trabajando unos 15 años tiene como objetivo estudiar las principales lunas de Júpiter: Calisto, Ganímedes y Europa.
Se cree que estos mundos cubiertos de hielo albergan grandes reservas de agua líquida y hay intriga por saber si estas lunas podrían albergar vida.
Puede sonar a fantasía dado que Júpiter se encuentra en el exterior del Sistema Solar, lejos del Sol y recibiendo sólo una 25ª parte de la luz que incide sobre la Tierra.
Pero la presión gravitatoria que el gigante gaseoso ejerce sobre sus lunas significa que potencialmente tienen la energía y el calor necesarios para impulsar ecosistemas simples, muy parecidos a los que existen alrededor de los respiraderos volcánicos en los fondos oceánicos de la Tierra.
Juice no buscará «biomarcadores» específicos ni tratará de detectar peces alienígenas en las profundidades marinas.
Su misión es aprender más sobre las posibilidades de habitabilidad que futuras misiones podrían investigar con más detalle.
Los científicos llevan mucho tiempo considerando la idea de colocar módulos de aterrizaje en una de las lunas heladas de Júpiter para perforar su corteza y llegar al agua que hay debajo.
Esto podría ocurrir algún día, quizá en la segunda mitad de este siglo.
2. Por qué es importante
La profesora Emma Bunce, directora del Instituto del Espacio de la Universidad de Leicester y co-investigadora del instrumento JUICE J-MAG, considera que la misión es crucial para comprender si alguna vez pudo existir vida más allá de la Tierra.
Lo hará observando de cerca las lunas de Júpiter cubiertas de océanos.
«La misión Juice representa el siguiente paso lógico en nuestra exploración de mundos potencialmente habitables en las zonas más lejanas del Sistema Solar», explicó Bunce.
«La nave espacial Juice lo hará a través de múltiples sobrevuelos de [las lunas] Europa, Ganímedes y Calisto, y finalmente desde una órbita específica en Ganímedes hacia el final de la misión», agregó.
Para el profesor Leigh Fletcher, quien participa en la misión Juice desde 2008 y es uno de los tres científicos interdisciplinarios de la misión, estamos frente a una investigación que podría tener profundas implicaciones.
«Juice proporciona un medio para explorar por primera vez el interior de mundos oceánicos potencialmente habitables de nuestro Sistema Solar, hasta los océanos profundos, oscuros y ocultos que podrían ser los lugares más adecuados para la vida en este sistema más allá de la Tierra», explicó.
«Si Juice puede revelar que estos mundos helados distantes proporcionan entornos genuinamente habitables, entonces tiene profundas implicaciones para la búsqueda continua de vida».
3. Cómo es el explorador
Juice es el resultado de un trabajo en equipo de científicos y expertos que han dedicado años a su construcción utilizando componentes especiales elaborados en todo el continente europeo.
Su costo ronda los US$1.700 millones y está provisto de un conjunto de 10 instrumentos cruciales para llevar a cabo la misión.
«En esta sonda tenemos varias cámaras de alta resolución en todas las longitudes de onda posibles: en infrarrojo, en espectro visible y en ultravioleta», le explicó a la BBC el ingeniero Cyril Cavel.
«Todos estos instrumentos se pueden ver bajo cubiertas protectoras transparentes. El telescopio visible de alta resolución, llamado Janus, tomará imágenes fantásticas muy cerca de las lunas, ya que haremos sobrevuelos a sólo 400 kilómetros de altitud. Serán tomas impresionantes», declaró el director del proyecto Juice por parte de Airbus.
Un radar también observará el interior de las lunas; el lidar -un sistema de medición láser- elaborará mapas tridimensionales de sus superficies; los magnetómetros rastrearán sus complejos entornos eléctricos y magnéticos; y los sensores tomarán muestras de las partículas que zumban a su alrededor.
Juice está construido como un tanque climatizado.
Sin protección, sus componentes electrónicos se degradarían rápidamente con la dura radiación que se aglomera alrededor de Júpiter.
Y ese largo viaje hacia Venus y luego hacia el gigante gaseoso hará que las temperaturas en el exterior del satélite oscilen entre los 250 °C y los 230 °C bajo cero.
«Tenemos dos grandes cámaras en el interior de la nave para proteger las computadoras de la radiación y mantenerlas a la misma temperatura mediante una red de tuberías», explica Séverine Deschamps, arquitecta térmica en Airbus.
«Lo mismo ocurre con el sistema de propulsión. Su funcionamiento debe mantenerse en torno a los 20 °C, bastante caliente, para obtener un buen nivel de rendimiento al disparar».
4. Cómo son las lunas que va a explorar
Las lunas Calisto, Ganímedes y Europa, cubiertas de hielo, fueron descubiertas por el astrónomo italiano Galileo Galilei en 1610, utilizando el recién inventado telescopio.
Galilei pudo verlas como pequeños puntos girando alrededor de Júpiter (también pudo ver un cuarto cuerpo que hoy conocemos como Io, un mundo mucho más pequeño cubierto de volcanes).
Sus diámetros oscilan entre 4.800 y 5.300 kilómetros, considerablemente más grande que nuestra luna que tiene unos 3.500 kilómetros de diámetro.
«En el caso de Europa, se cree que hay un océano profundo, de unos 100 kilómetros de profundidad, bajo su corteza helada», explicó la profesora Emma Bunce.
«Esa profundidad es diez veces mayor que la del océano más profundo de la Tierra, y ese océano creemos que está en contacto con un suelo rocoso. Por tanto, se trata de un escenario en el que se producen mezclas y una química interesante», declaró la investigadora a la BBC.
Ganímedes, la mayor luna del Sistema Solar, es el objetivo final de Juice.
Allí terminará su recorrido cuando se ponga en órbita alrededor de esta luna en 2034.