En medio de la peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial y con una rampante pandemia, Joe Biden propuso durante su campaña «salvar» la economía de Estados Unidos.
«No puedes manejar una crisis económica mientras no hayas derrotado la pandemia», dijo durante un discurso en Delaware.
Por eso su programa económico propone medidas de aplicación inmediata para enfrentar la emergencia y un plan centrado en la creación de empleos y la inversión fiscal en manufactura nacional, desarrollo tecnológico y energías renovables.
¿Cómo se paga todo eso? El plan de Biden es hacerlo con una reforma que suba los impuestos a las grandes empresas y las personas de más altos ingresos para aumentar la recaudación fiscal.
Pero mientras no se defina si Biden gobernará con un Senado con mayoría demócrata o republicana, algo que se sabrá tras la segunda vuelta de dos puestos de Georgia el 5 de enero.
Y eso es clave porque del Senado puede llegar a depender la profundidad de sus reformas económicas y si podrán avanzar rápidamente o quedar parcialmente paralizadas.
En una economía sumida en el agujero negro de la pandemia -que puso fin al mayor ciclo expansivo en la historia del país- y un desempleo de 6,9%, el escenario futuro arroja más sombras que certezas.
Desde Wall Street, muchos de los grandes inversores tienen la esperanza puesta en que si los republicanos se quedan finalmente con el control del Senado, no habrá grandes cambios en temas impositivos o un fuerte aumento de las regulaciones que afectan a las grandes corporaciones.
Esa batalla política aún está pendiente, pero lo que sí está claro es que el país está pasando por una profunda recesión y aunque en el tercer trimestre el Producto Interno Bruto, PIB, tuvo una recuperación, aún sigue un 3,5% por debajo del nivel precrisis.
Bajo su slogan «Buy American» (Compra estadounidense), Biden busca proteger la industria nacional para generar nuevos empleos.
Pero sus oponentes creen que sus medidas producirán exactamente el efecto contrario.
«El plan de Biden eliminaría alrededor de cinco millones de puestos de trabajo durante la próxima década», escribió Nikki Haley, la exembajadora del gobierno de Donald Trump ante la ONU.
«Al aumentar los impuestos y las cargas regulatorias para los creadores de empleo, las empresas de todos los tamaños tendrán más dificultades para expandirse o mantenerse en el negocio.», apuntó.
- 5 cosas que quizás no sabías de Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos
- “Creo que los venezolanos extrañaremos al presidente Trump”
En un país profundamente polarizado, donde la construcción de acuerdos requerirá un gran esfuerzo negociador y mucha voluntad política, te presentamos 6 claves del plan económico de Joe Biden:
1. Un nuevo paquete de estímulo
Biden propone conseguir la aprobación de un nuevo paquete de estímulo fiscal que permita entregar ayudas financieras a familias y empresas, además de extender el seguro de desempleo.
Pero el camino no es fácil.
El actual Congreso no ha aprobado nuevas medidas de alivio frente a los efectos de la pandemia desde marzo, cuando destinó US$3 billones a un paquete fiscal que incluía la entrega de un cheque de US$1.200 a los ciudadanos por una sola vez y el pago de US$600 semanales a los desempleados.
El problema actual es que la mayor parte de esa ayuda se ha acabado y los partidos no han logrado ponerse de acuerdo para extender la asistencia.
2. Creación de empleos impulsando la industria nacional
En el plan de Biden ocupa un papel central la creación de cinco millones de empleos impulsando el desarrollo de la industria nacional.
Su propuesta es incentivar la compra de productos fabricados en Estados Unidos. Y para eso, ha promovido el concepto de «Buy American», el cual incluye que todas las compras hechas por el gobierno y sus contratistas sean productos estadounidenses.
Esta idea se enmarca dentro de un plan más amplio bautizado como «Reconstruir mejor», que supone una inversión fiscal de US$400.000 millones en la compra de servicios y bienes nacionales, y una inversión adicional de US$300.000 millones en investigación y desarrollo tecnológico.
Esos recursos serían destinados principalmente al desarrollo de energías limpias, biotecnología, telecomunicaciones e inteligencia artificial.
Como se trata de gigantescas inversiones, algunos economistas han puesto en duda que se puedan financiar solamente con un alza impositiva y proyectan que, para cumplir con la meta, el Estado tendría que aumentar su endeudamiento.
3. Aumento de la seguridad social y del salario mínimo
Un objetivo prioritario de su programa es aumentar el salario mínimo nacional de US$7,25 a US$15 la hora al 2026.
«Hay gente que gana seis, siete, ocho dólares la hora», dijo Biden durante el último debate.
«Ellos merecen un mínimo de US$15. Lo que esté bajo ese nivel, te deja bajo el nivel de pobreza», agregó.
Quienes se oponen a la iniciativa argumentan que con ese aumento salarial, muchos negocios tendrán que cerrar sus puertas porque no podrán asumir ese aumento de sus costos.
Otras medidas apuntan a expandir los beneficios de la Seguridad Social para los mayores de 78 años, las personas de bajos ingresos y aquellos que han quedado viudos.
Adicionalmente propone un incremento de US$200 en el cheque que reciben los beneficiarios en la actualidad.
4. Alza de impuestos
Biden propuso durante su campaña un aumento impositivo a las corporaciones, regresando al 28% que existía antes de que el gobierno de Trump la bajara a 21% en 2017.
Aquel recorte impositivo de Trump «permitió la mayor reducción de impuestos a las multinacionales sin siquiera haberles exigido que invirtieran en EE.UU. o contrataran trabajadores nacionales», señaló Biden.
Su plan propone evitar una mayor carga tributaria para quienes ganen menos de US$400.000 al año, con la idea de «proteger a la clase media» y a quienes tienen bajos ingresos.
Biden también ha propuesto que se graven las ganancias de capital y un alza del impuesto a la renta desde 37% a 39,6%, para aquellos que ganan más de US$1 millón al año.
Estas medidas son parte de una reforma que busca recaudar cerca de US$4 billones.
Sin embargo, algunos economistas calculan que la propuesta de Biden solamente recaudaría alrededor de US$3.400 millones en el transcurso de 10 años, mientras que el costo de sus planes podría superar los US$5.000 millones, un cálculo que se apoya en estudios publicados por investigadores de The Wharton School de la Universidad de Pennsylvania y otras instituciones.
5. Guerra comercial con China
Luego que el gobierno de Donald Trump iniciara una larga disputa comercial con China que implicó el alza de aranceles por parte de ambos países, Biden no ha dicho hasta ahora que quiere darle un giro a esa relación.
Al contrario, el sitio web de su campaña señala que el demócrata «tomará acciones agresivas» para asegurar que se cumplan las medidas establecidas contra China.
La idea es seguir combatiendo lo que EE.UU. considera como competencia desleal y manipulación cambiaria, entre otros «abusos» de la potencia asiática, aunque no se conocen más detalles sobre el plan.
Y aunque en algún momento sugirió que eliminaría los aranceles impuestos por Trump, fuentes de su campaña señalaron que los volverá a evaluar, según el periódico The Washington Post.
Respecto a la estrategia, lo que ha dicho es que se coordinará con países aliados para enfrentar a China, en lugar de hacerlo de manera unilateral.
6. Reducir el costo de la salud
Biden ha dicho que uno de sus objetivos como presidente es garantizar que ningún estadounidense que compre un seguro médico, pague más del 8,5% de sus ingresos anuales en atención médica.
Eso podría ahorrarle a la gente miles de dólares, pero también podría aumentar la parte que pagan los empleadores por ese seguro.
En el caso de los que no pueden pagar un seguro médico privado, propuso reducir la edad de elegibilidad de 60 a 65 años para las personas que ingresan al programa de salud Medicare y agregó que incluirá la cobertura de servicios dentales, visuales y auditivos en el programa.
En la lista de beneficios de salud, Biden también quiere reducir el costo de los medicamentos recetados a los beneficiarios del Medicare, por ejemplo, permitiendo que el gobierno negocie esos precios, algo que actualmente está prohibido por ley.
Y además propone eliminar la norma que establece que la mayoría de los precios de las medicinas suban más rápido que la inflación.
El plan económico de Biden se sustenta en el uso de la política fiscal para estimular el crecimiento, proteger la manufactura nacional y «reconstruir la clase media» con un alza de impuestos que, en teoría, solo afectará a los más ricos.
El gran desafío es que la aplicación de esas medidas no solo dependerán de la composición política del Congreso, sino también, de la evolución de la pandemia, un factor de incertidumbre que pesa sobre la reconstrucción económica global y el destino de la mayor economía del mundo.