Polly, Annie, Elisabeth, Catherine y Mary Jane nunca se conocieron, pero su trágica muerte las haría pasar a la historia como las «víctimas canónicas» de Jack el Destripador.
Murieron en 1888, en la oscuridad de la noche, en las mugrientas calles de Whitechapel del East End londinense.
Era la zona más marginal de la ciudad. El asesino les cortó la garganta y mutiló sus cadáveres con una violencia que escandalizó al mundo entero.
Nunca se conoció su identidad, por eso la leyenda en torno a su figura continúa alimentando todo tipo de teorías.
Una de ellas, dice la historiadora británica Hallie Rubenhold, es el falso mito del «asesino de prostitutas».
En su libro The Five: The Untold Lives of the Women Killed by Jack the Ripper («Las cinco: las vidas jamás contadas de las mujeres asesinadas por Jack el Destripador») Rubenhold expone que solo dos de ellas (Mary Jane Kelly y Elisabeth Stride) eran prostitutas, al contrario de lo que suele contarse.
Es la primera biografía completa de las víctimas canónicas del Destripador.
No hay constancia alguna, explica la académica, de que las otras tres víctimas fueran trabajadoras sexuales.
Pero hasta ahora nadie se había detenido a investigarlo.
«Muchos trataron de averiguar dónde estuvieron las víctimas para obtener datos que les llevaran a saber quién era Jack el Destripador, pero nadie se paró a pensar quiénes eran estas mujeres, cómo era su vida», le dice la historiadora a BBC Mundo.
Los prejuicios de la época hacia las mujeres, sobre todo si dormían en la calle, promovieron una leyenda que, según Rubenhold, a muchos les interesa mantener.
«Tan pronto como sus cuerpos fueron hallados en aquellos callejones, la policía asumió que eran prostitutas y que fueron asesinadas por un demente que les sedujo hacia esos lugares para tener sexo«, explica ella.
Pero la historiadora asegura que «en el curso de las investigaciones forenses se constató que Jack el Destripador nunca tuvo relaciones sexuales con sus víctimas» y que «en al menos tres de los casos dormían en la calle y no tenían dinero para alojamiento».
Ella dice que su intención con este libro es «devolverles la dignidad» a esas mujeres y «cambiar la narrativa sobre sus asesinatos», aunque eso le ha traído algunos enemigos que le acosan semana tras semana por haberlo publicado.
BBC Mundo habló con Hallie Rubenhold antes del Hay Festival de Arequipa, Perú, en el que participa.
Dice que su libro despierta reacciones en contra. ¿A quién ofende y por qué?
La industria montada en torno a Jack el Destripador se basa en que esas mujeres eran prostitutas, es parte de esa leyenda cultural. Y muchos no están contentos con la idea de que no todas lo eran.
Me impacta mucho lo enojada que está mucha gente por el hecho de que yo haya escrito un libro sobre las vidas de estas personas.
Comenzaron a atacarme ocho meses antes de que publicara el libro sin ni siquiera haberlo leído. Me decían cosas como: «¿Cómo te atreves a decir que tres de las cinco víctimas no eran prostitutas?»,»¡tienes que mostrar tus pruebas!»,»no tienes derecho a decir eso».
¿Cómo que no tengo derecho a decir eso? A nadie le pertenece la historia.
Empezaron a decir que era una «zorra malcriada de clase media», que no tenía ni idea. Y después, cuando el libro salió a la venta (en febrero de 2019), grabaron un podcast de dos horas en el que me compararon con el negacionista del Holocausto David Irving.
En lugar de decir que no estaban de acuerdo con mis argumentos, dijeron que me lo había inventado todo. Cada semana recibo mensajes de acoso en las redes sociales.
¿Por qué cree que hay interés en hacer prevalecer los mitos de Jack el Destripador?
Lo vital sobre Jack el Destripador es el misterio, ¿quién fue Jack el Destripador?
En los días posteriores a los asesinatos, se temía que volviera a matar. Encontrarlo era primordial. Pero el asesino y el caso ya están muertos. Eso ya no es un problema porque pasó hace 120 años. Es más importante ahora que sepamos algo sobre esas mujeres.
Pero hay gente que ha invertido mucho en Jack el Destripador, sobre todo los «riperólogos» [quienes estudian a Jack de Ripper], que además son casi todo hombres que han pasado años de su vida tratando de averiguar quién era.
Todos ellos tienen sus propias teorías. El problema es que se basan en pruebas no confiables.
Si alguien como yo les dice que su investigación no se fundamenta en hechos, no les va a gustar. He descubierto cosas que algunos no han logrado en años.
Soy una extraña, no formo parte de su comunidad. Y encima soy mujer.
Cuenta en su libro detalles muy específicos sobre la vida de estas mujeres. El marido de Polly tenía una aventura con la vecina, Annie era gravemente alcohólica, Elisabeth padecía sífilis y escapó de un hospital… ¿Cómo fue ese proceso?
Me tomó bastante tiempo. En total, unos tres años y medio. Investigué las vidas de cada una de esas mujeres. Se ha escrito muy poco sobre ellas y eso me sorprendió mucho. Además, gran parte de ello era totalmente errado y no se basaba en pruebas documentales.
Ese es el problema con buena parte de la «riperología», que se fundamenta en gran medida en lo que dicen personas que no son historiadores y que hacen valoraciones sobre las que otros escriben después.
Así es como se crea toda esta desinformación cultural.
Lo que realmente tuve que hacer era desmontar gran parte de la leyenda y analizar los datos sobre las vidas de estas mujeres, que son fascinantes.
Usé muchos expedientes de archivo: partidas de nacimiento, certificados de matrimonio, registros de los hospicios, de inmigración, de empresas, organizaciones… una lista enorme, junto a algunas actas policiales y documentos de especialistas en genealogía. Está todo en mi libro.
¿Hubo algo que le sorprendió especialmente en el trascurso de esta investigación?
Me sorprendió desde el comienzo que cuando las mujeres fueron asesinadas hicieron una investigación para averiguar la causa de la muerte… y en tres de los cinco casos el informe había desaparecido por completo.
Ya no existe, pese a que en el pasado se usó en recortes de prensa. Y puede haber hasta 10 versiones diferentes en los periódicos sobre lo que dijo un testigo, algunas contradictorias.
Quienes escriben sobre Jack el Destripador pueden citar muy muy pocos datos como «hechos» y «verdades».
Sin embargo, los hechos que sí podemos averiguar son los de las vidas de las mujeres: de dónde veían, dónde nacieron, cómo vivieron, quiénes eran sus padres, con quién se casaron, cómo eran las comunidades en donde vivían.
Yo quería contar sus vidas. Escribí su historia en base a esos registros, pero también revisando las experiencias de otras mujeres que vivieron en la época. Descubrí cinco vidas muy peculiares, cada una con una historia única. Aprendí mucho de ellas.
¿Alguna de las historias le conmovió en particular?
Tengo una especial simpatía hacia Annie Chapman, siento que lo pasó muy mal. Su familia salió de la pobreza y llegó a una clase media-baja y eso era muy difícil entonces.
Pero después ella quedó totalmente destrozada por el alcoholismo. Me pareció desgarrador.
Sus experiencias podrían haber sido muy diferentes de no haber sido por esa terrible enfermedad que afecta a tantas personas todavía hoy día.
Dice que quiere devolverles la dignidad a estas mujeres. ¿Por qué le parecía importante?
Porque pasaron a ser nada más que puros cadáveres, se habló de sus vidas solo cuando murieron, así las conocimos.
Si buscas en internet, encontrarás principalmente fotos de ellas muertas, en la morgue, que son espantosas y no representan para nada quiénes eran.
El mundo las juzgó por el momento de su muerte, por su experiencia más horrible. Y pasaron a la historia como prostitutas; como mujeres sin hogar, sin familia, sin objetivos en la vida, casi como si ni siquiera merecieran estar vivas por ser para muchos la escoria de la sociedad.
En esa época había una sensación de repugnancia.
Todavía hoy seguimos degradando culturalmente a estas mujeres. Se volvió algo culturalmente aceptable y hasta correcto deshonrarlas.
¿Entonces, piensa que todavía hacemos juicios de valor sobre ellas?
Sí, porque nunca se cuestionó la historia. Y eso es algo que yo siempre animo a hacer a la gente: cuestionar siempre quién la cuenta e ir más allá, ¿qué nos cuentan como «verdad»? A menudo hay verdades que no lo son.
Dice en el libro que el destino de estas mujeres ya estaba escrito desde que nacieron. ¿A qué se refiere?
Haber nacido mujer y pobre en la era victoriana eran unas terribles circunstancias porque tus opciones sobre lo que podías ser en el mundo estaban muy limitadas, al ocupar el peor puesto en la jerarquía social.
No tenías acceso a control de la natalidad ni a educación. Solo se esperaba que te casaras para ser una buena esposa, madre y cuidadora. Y el tipo de trabajo al que podías acceder estaba muy mal pagado, nunca podías ser independiente.
Lo máximo a lo que podías aspirar era dedicarte al servicio doméstico.
¿Qué podemos aprender sobre la época victoriana en la que vivieron estas mujeres?
Me parece especialmente interesante que cuando hablamos sobre los valores victorianos existe esta idea de que las personas de esa época eran muy remilgadas y se comportaban todas de cierta manera, pero eso no es verdad.
La pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿qué valores estamos representando cuando hablamos sobre la era victoriana? ¿Los valores de quién? En realidad, la mayoría de la población era pobre y de clase media-baja.
Los «valores victorianos» pertenecían a las clases medias y altas. Pero si miras hacia abajo, si observas cómo otras personas vivían sus vidas -y no solo quienes escribieron la historia- el panorama es muy diferente.
¿Cree que la historia de Jack el Destripador se habría contado de manera muy distinta si ocurriera hoy día?
Tal vez no. Es interesante, por ejemplo, el caso del Estrangulador de Suffolk [Steve Wright mató a cinco mujeres en Ipswich, Inglaterra, en 2006] que fue muy similar hasta en el hecho de que algunas de las asesinadas eran de clase baja y prostitutas.
El juez tuvo que decirle al jurado que no debía juzgar a esas mujeres, que no merecían morir ni ser asesinadas. El hecho de que se tenga que aclarar eso ahora me parece muy significativo.
Tenemos muchos prejuicios, juzgamos mucho a las personas.
Hallie Rubenhold es una historiadora social autora de tres libros de ficción y dos novelas históricas. Una de ellas inspiró el telefilme de la BBC The Scandalous Lady W, sobre la vida de Lady Worsley, cuya fuga llevó a su marido a demandar a su amante, causando uno de los mayores escándalos de la Inglaterra del siglo XVIII. Su libro más reciente, The Five, fue publicado en febrero de 2019 y es superventas del diario británico The Sunday Times.
*Esta entrevista es parte de la versión digital del Hay Festival Arequipa 2019, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad peruana entre el 7 y el 10 de noviembre.